En los últimos días se ha dado la noticia de que el Papa Benedicto XVI va a venir a México. Casi simultáneamente han surgido críticas en contra de la persona del Papa y señalamientos de que era nazi. En realidad los señalamientos son falsos, lo único verdadero es que debido a las circunstancias el Papa debió servir en las fuerzas armadas durante la segunda guerra mundial.
Hagamos un poco de historia. El Papa Benedicto XVI, cuyo nombre es Joseph Ratzinger, nació en el pueblo bávaro de Marktl am Inn el 16 de abril de 1927, Sábado de Gloria, ése mismo día fue bautizado. Su padre fue Joseph Ratzinger Sr. (padre) y su madre Maria Ratzinger (Rentner), Joseph Ratzinger Sr. era sobrino del sacerdote católico Georg Ratzinger, un sacerdote católico y prominente político bávaro. La familia del Papa era humilde, tanto el padre como la madre eran muy devotos del catolicismo. Joseph Ratzinger Sr. era policía y se jubiló en 1937, antes de la guerra. Siempre se opuso al régimen nazi, aún durante la guerra y se negó a formar parte de las camisas pardas (Sturmabteilung, SA). Se sabe que Ratzinger Sr. se negó a que sus hijos fueran parte de las juventudes Hitlerianas (Hitler Jugend), hasta que tuvo que ceder por amenazas de los jefes de la policía local.
El Papa nació en 1927, por lo que tenía 6 años cuando Hitler llegó al poder en 1933; 8 cuando comenzó el rearme alemán en 1935; 9 cuando Alemania reocupó el Sarre y la parte occidental de Renania en 1936; 11 cuando el Anschluss con Austria y la ocupación de los Sudetes y Checoeslovaquia en 1938; 12 cuando comenzó la segunda guerra mundial en 1939 y 18 cuando terminó la segunda guerra mundial en 1945. Obviamente que fue menor de edad durante todo el periodo del Tercer Reich y durante la segunda guerra mundial.
Una de las primeras acusaciones es que el joven Joseph Ratzinger era nazi. La acusación es falsa porque Ratzinger nunca fue miembro del partido Nazi, ni siquiera cumplía con los requisitos: ser mayor de 21 años (o de 18 en casos especiales)… (Organisationsbuch der NSDAP); tampoco aparece en la lista de miembros del partido Nazi.
Otra acusación de sus detractores es que formó parte de la infame Geheimes Staatspolizei (GESTAPO), la policía secreta del estado. Nuevamente es falso, Joseph Ratzinger ni siquiera era mayor de edad para poder ser de la GESTAPO. Una acusación similar es que era miembro del Schutzstaffel (SS), la organización paramilitar que aparte custodiaba los campos de concentración. Los SS-männer eran temidos y a la vez admirados por los aliados, eran famosos por su habilidad en el combate y por su extraordinaria determinación como combatientes (peleaban hasta la muerte), en parte debido a su ideología y a que llevaban tatuadas en el brazo las iniciales SS, por lo que eran muy fáciles de detectar, aún sin uniforme. No es claro a qué brazo de la SS arguyen pertenecía el joven Ratzinger, pero suponemos que se refieren al Waffen-SS (grupo combatiente) o al SS-Totenkopfverbände (los que custodiaban los campos de concentración); cosa que es imposible, porque los requisitos eran “…probar ascendencia germánica pura por al menos 200 años (aunque según Wikipedia desde 1750), y ser mayor de 18 años…”, nuevamente, el Papa era menor de edad durante el nazismo. De todos modos, si el joven Ratzinger era miembro de la GESTAPO o de la SS habría sido enjuiciado por los aliados en Nuremberg, ya que ambas organizaciones fueron declaradas criminales y sus miembros eran buscados; se sabe que el Papa fue capturado por los aliados al fin de la guerra y liberado sin cargos.
El cargo por el que ha sido más difamado es por su servicio en las juventudes hitlerianas, (Hitler Jugend, HJ). Las HJ fueron instituidas por Hitler, su objetivo era adoctrinar a los jóvenes alemanes en el nazismo, la pertenencia a las HJ era obligatoria para todo alemán desde los 10 años, tanto para varones como para mujeres, pero gracias a su padre Ratzinger entró hasta los 14 años. La pertenencia a las HJ era obligatoria e indispensable, no había manera de salvarse, incluso los miembros de la Weisse Rose eran miembros de la HJ, aun cuando se opusieron a Hitler y son considerados mártires contra el nazismo. El que el joven Ratzinger haya sido miembro de las HJ no es sorprendente, la participación era forzosa e inevitable, todos los jóvenes alemanes de la época participaron en las HJ y no eran nazis; algunas veces los HJ eran enviados a combate, aún siendo niños, en el caso de la 12ª compañía SS “Hitler Jugend” a varios miembros se les daba dulces en lugar de alcohol y tabaco por ser demasiado jóvenes. En el caso del joven Ratzinger él desde los 12 años entró al seminario menor, y al entrar al Gymnasium (preparatoria) tuvo qué asistir a las sesiones de las HJ, pero un maestro de matemáticas miembro del partido nazi le dijo que sólo bastaba con asistir a una sesión, que no se preocupara.
Otro punto que se presta a confusión es que durante la segunda guerra mundial el Papa fue llamado a filas, y parte de su servicio fue en el Reichsarbeitsdienst (RAD). El RAD era una agencia del estado nazi para abatir el desempleo, durante la guerra fue usada como apoyo para la Wehrmacht, sus miembros hacían labores de zapadores: levantaban barricadas, construían cuarteles, sembraban minas anti-tanque, etc. El joven Ratzinger estuvo del 10 de septiembre de 1944 al 20 de noviembre del mismo año en el RAD, fue enviado a Hungría a colocar minas anti-tanque para detener el avance del ejército rojo, que se estaba aproximando.
Lo más controversial de las acusaciones es su servicio en sí. En realidad aparte de las HJ y del tiempo en el RAD el Papa sirvió como ayudante de las baterías antiaéreas de la Luftwaffe, lo que se llama Luftwaffenhelfer, o más coloquialmente, Flakhelfer (de FlaK, Flugzeugabwehrkanone, cañón antiaéreo). Desde el 22 de enero de 1943 todos los jóvenes nacidos en 1926 y 1927 debían servir como Flakhelfer, supervisados por personal del HJ y de la Luftwaffe. Ése mismo año el Papa comenzó su servicio como Flakhelfer, a la corta edad de 16 años. Hay que remarcar que no tenía otra opción, Alemania estaba en guerra (y una muy sangrienta, tan sólo en la batalla de Stalingrado hubo unos 2 millones de bajas, con más de un millón de muertos) y todo varón fue llamado a servicio, en la batalla de Berlín niños desde 12 años combatieron contra los soviéticos, incluso hay imágenes de Hitler condecorando niños con la Cruz de Hierro, también en el bando aliado hubo niños combatientes. El faltar al llamado a las armas significaba ser enviado a los campos de concentración o ser ejecutado sumariamente por las SS o los Volksturm, incluso al final de la guerra, cuando la deserción en las filas alemanas era mayor, se dieron casos de desertores ejecutados sin juicio; por lo que en verdad el Papa no tenía otra opción, o su vida corría peligro. Y desgraciadamente, el Papa fué asignado al servicio militar obligatoria durante la guerra, los alemanes necesitaban soldados desesperadamente al final de la guerra; dicen que las comparaciones son malas, pero un símil es el servicio militar en México, que antes era obligatorio para los varones, la cartilla liberada era requisito indispensable para entrar a la universidad, para titularse de una carrera, entrar a cualquier trabajo, contraer matrimonio civil, etc., no había forma de zafarse y era obligatorio, y eso que México estaba en paz.
Toda la generación del Papa es conocida como Flakhelfer–Generation (generación de los flakhelfer), fueron los nacidos entre 1926 y 1929. Se puede entender como niños enviados a la guerra, aún durante la minoría de edad y en contra de los derechos de los niños. Para los alemanes la frase Flakhelfer–Generation se asocia con la experiencia colectiva e incisiva de ser arrancado de la típica vida adolescente (en las circunstancias de la guerra total) y ser enviado a un muy estricto servicio militar y a un peligro extremo, cuando, en la fase final de la guerra, las baterías antiaéreas se convirtieron en blancos preferidos de los artilleros de los aviones aliados; es decir, arrancados de su adolescencia, separados de sus familias y de sus casas para ser enviados a una cruenta guerra. Mucha gente aduce que por qué el Papa no se abstuvo por sus convicciones, ya se explicó arriba que era obligatorio y que su propia vida corría peligro, en la teología católica a veces es válido seguir el instinto de supervivencia a pesar de situaciones extremas, y en defensa del Papa se debe señalar que estaba defendiendo su madre patria (Vaterland, en alemán), contra el enemigo, los bombarderos hacían horribles matanzas de civiles, niños, mujeres, hombres y ancianos en las ciudades, sin distinción de si eran combatientes o no, visto de ése modo, el Papa defendía a su propia familia; y presentando el punto de vista del otro lado, las tripulaciones de los bombarderos aliados muchas veces decían que no les importaba bombardear civiles, ya que para ellos también era su enemigo la esposa que hacía un sándwich para su esposo que trabajaba en una fábrica. Era la guerra, y una de a deveras (no como la “guerra” en México, que tantas quejas causa, y también violaciones a las garantías individuales) y ambos bandos cometieron atrocidades. Junto al Papa muchos jóvenes presentaron servicio en como Flakhelfer: Günter Grass (ganador del premio Nóbel de literatura, y de tendencias izquierdistas), Helmut Kohl (el antiguo canciller federal), etc., y ninguno de ellos ha sido señalado como nazi.
Finalmente el Papa fue asignado a una unidad de infantería, pero la dejó y volvió a casa, en el camino pasó junto a un puesto de revisión, pero los soldados lo dejaron pasar (…”estaban hartos de la guerra también y no querían ser asesinos”… escribiría después el Cardenal Ratzinger), el hacer esto no estaba exento de riesgo, ya que podía haber sido ejecutado como desertor. Estando en casa dos miembros del SS se refugiaron con los Ratzinger, e hicieorn preguntas por el joven de edad de servicio militar; el papá de Joseph expresó su ira contra Adolfo Hitler, pero los dos hombres del SS desaparecieron el día siguiente sin tomar acciones contra los Ratzinger, el Cardenal Joseph Ratzinger escribiría en sus memorias: “parecía que un ángel especial nos resguardaba”. Finalmente cuando los americanos llegaron a su pueblo el joven Joseph Ratzinger se rindió ante ellos, vistiendo nuevamente su uniforme, años después escribiría: “…tuve que levantar mis manos y unirme a la creciente línea de prisioneros de guerra que se estaban alineando en nuestro prado. Esto especialmente acongojó el corazón de mi madre, el ver a su muchacho y al resto del ejército derrotado parado ahí, expuestos a un destino incierto…”. El joven Joseph Ratzinger estuvo internado brevemente en un campo de prisioneros de guerra cerca de Ulm, Baviera, y fue liberado el 19 de junio de 1945. Él y otro joven comenzaron a caminar los 120 kilómetros de regreso a casa, pero obtuvieron un aventón a Traunstein, donde vivía, en un camión de un lechero. La familia se reunió con su hermano, Georg (quien también estudiaría para sacerdote), quien había sido liberado de un campo de prisioneros de guerra en Italia.
Los señalamientos son para difamar a la Iglesia Católica, hacerlos es sensacionalista y vende. Pero dañan la reputación de un hombre. El Cardenal Ratzinger fue un figura importante en los últimos años de la Iglesia Católica. En su país es un intelectual reconocido, fue profesor de teología en las universidades de Bonn, Münster, Tübingen y Regensburg. Durante el Concilio Vaticano II fue asesor teológico del muy querido Arzobispo de Colonia, el Cardenal Frings. Después fue Arzobispo de Munich–Freising, Cardenal, director de la Congregación de la Fé, y una personalidad en la Iglesia, con mucha influencia en ella. Él es la persona de edad más avanzada en ser electo Papa desde Clemente XII. El ahora Papa Benedicto XVI ha servido como Cardenal por más tiempo desde cualquier Papa desde Benedicto XIII. És el noveno Papa alemán, y el primero desde el germano-holandés Adrián VI (1522–1523). En Munich es un héroe, yo lo sé porque yo lo vía la vez que fui allí estando en Alemania: hay postales con la imagen del Papa a la venta, muchas imágenes del Papa, recuerdos con el Papa Benedicto XVI y en la Catedral de Nuestra Señora, en Munich, hay una gran pancarta con la imagen del Papa Benedicto XVI y una breve semblanza de él, junto al altar hay una construcción que lo bordea con todos los escudos de armas de los obispos y arzobispos de Munich, la del Papa tiene su escudo de armas como Arzobispo y el escudo como Papa. La razón de que sea un héroe es obvia: el Papa nación en el poblado bávaro de Marktl am Inn, pueblo de Baviera, vivió parte de su vida en Traunstein, otro pueblo de Baviera, fue profesor de teología en la universidad de Regensburg, en Baviera y fue Arzobispo de Munich–Freisling, en Baviera, en donde fue creado Cardenal, después de ser Arzobispo de ésa sede fue llamado a la Curia Romana, por lo que casi toda su carrera se desarrolló en Baviera, ésa es la razón por la cual los muniqueses y todos los bávaros le tengan tanto afecto. Como Papa ha demostrado una gran lucidez, juicio y tino, así como energía, arregló muchos asuntos que su antecesor había dejado pasar (los escándalos con niños, el asunto de Marcial Maciel, etc.), por lo que el despectivo mote que le habían puesto de “Der Panzerkardinal” (literalmente: el cardenal blindado) en realidad se convierte en una exacta descripción de su férrea voluntad, que tanto bien le ha hecho a la Iglesia Católica.
Mucha gente incluso cree que la Iglesia Católica o el Papa Pío XII eran simpatizantes del nazismo y que no hicieron nada contra el holocausto judío. Pero la verdad es otra, en realidad tanto la Iglesia como el Papa ayudaron a los judíos y tuvieron serios roces con el nazismo, ésta versión está sustentada por opiniones de historiadores serios. Poco después de que el nazismo llegó al poder la Iglesia entró en desacuerdo por sus políticas racistas y discriminatorias. En 1937 el entonces Papa Pío XI lanzó la famosa encíclica "Mit Brennender Sorge", en la cual el entonces Cardenal Secretario de Estado Eugenio Pacelli comparó a Hitler con el diablo (ésta referencia puede encontrarse fácilmente) y advirtió proféticamente su temor de que los nazis lanzaran una "guerra de exterminio"; el mismo Cardenal Pacelli fué el que le dió forma final a la Encíclica. Ya siendo Papa el Cardenal Pacelli tuvo roces con Hitler. Los nazis enviaron desde el principio a varios sacerdotes católicos a los campos de concentración, y no cito ninguna fuente católica, sino el libro "El Tercer Reich" ("Das Drittes Reich") del historiador alemán Kurt Zentner; también es famoso el martirio del sacerdote polaco San Maximiliano Kolbe. Desde el Vaticano ayudó a los judíos a salvarse del exterminio y a huir de los territorios ocupados, al terminar la guerra su labor fue reconocida por todos, incluidas personalidades como Albert Einstein, Golda Meir y Dwight D. Eisenhower, pero en los últimos años se han propagado injustificados rumores que dañan la reputación de alguien que aparte de caritativo, fue prudente (siempre evitó un enfrentamiento frontal para proteger a los católicos, pero usó eficientemente la diplomacia) y sabio, en su época fue muy querido por la gente. Hay anécdotas que cuentan el enfrentamiento de Pío XII con Hitler, las escuché en una clase de un padre jesuita de edad cuando yo estudiaba en una secundaria jesuita:
Una vez Hitler quiso visitar el Museo Vaticano para admirar los tesoros artísticos que ahí se encuentran, a lo que el Papa le respondió que el Museo estaba cerrado por reparaciones. Una contestación fuerte pero sutil, ya que le negaba el acceso al Museo a quien era en ése entonces amo y señor de Europa, y que aparte tenía una fama de ser violento.
Otra vez, cuando los aliados se aproximaban a Roma, y los alemanes ocupaban aún la Ciudad Eterna, la gente temía que bombardearan Roma y que se combatiera dentro de la ciudad dejándola en ruinas, dañando a su gente y destruyendo sus tesoros, por lo que el Papa Pío XII dijo "el que dispare un sólo tiro en Roma será responsable ante los ojos de Dios de la destrucción de la Ciudad Eterna"; fué escuchado por ambos bandos, los aliados no bombardearon Roma y los alemanes se retiraron de la ciudad, así Roma fue tomada por los aliados sin un sólo tiro.
Mucha gente incluso cree que la Iglesia Católica o el Papa Pío XII eran simpatizantes del nazismo y que no hicieron nada contra el holocausto judío. Pero la verdad es otra, en realidad tanto la Iglesia como el Papa ayudaron a los judíos y tuvieron serios roces con el nazismo, ésta versión está sustentada por opiniones de historiadores serios. Poco después de que el nazismo llegó al poder la Iglesia entró en desacuerdo por sus políticas racistas y discriminatorias. En 1937 el entonces Papa Pío XI lanzó la famosa encíclica "Mit Brennender Sorge", en la cual el entonces Cardenal Secretario de Estado Eugenio Pacelli comparó a Hitler con el diablo (ésta referencia puede encontrarse fácilmente) y advirtió proféticamente su temor de que los nazis lanzaran una "guerra de exterminio"; el mismo Cardenal Pacelli fué el que le dió forma final a la Encíclica. Ya siendo Papa el Cardenal Pacelli tuvo roces con Hitler. Los nazis enviaron desde el principio a varios sacerdotes católicos a los campos de concentración, y no cito ninguna fuente católica, sino el libro "El Tercer Reich" ("Das Drittes Reich") del historiador alemán Kurt Zentner; también es famoso el martirio del sacerdote polaco San Maximiliano Kolbe. Desde el Vaticano ayudó a los judíos a salvarse del exterminio y a huir de los territorios ocupados, al terminar la guerra su labor fue reconocida por todos, incluidas personalidades como Albert Einstein, Golda Meir y Dwight D. Eisenhower, pero en los últimos años se han propagado injustificados rumores que dañan la reputación de alguien que aparte de caritativo, fue prudente (siempre evitó un enfrentamiento frontal para proteger a los católicos, pero usó eficientemente la diplomacia) y sabio, en su época fue muy querido por la gente. Hay anécdotas que cuentan el enfrentamiento de Pío XII con Hitler, las escuché en una clase de un padre jesuita de edad cuando yo estudiaba en una secundaria jesuita:
Una vez Hitler quiso visitar el Museo Vaticano para admirar los tesoros artísticos que ahí se encuentran, a lo que el Papa le respondió que el Museo estaba cerrado por reparaciones. Una contestación fuerte pero sutil, ya que le negaba el acceso al Museo a quien era en ése entonces amo y señor de Europa, y que aparte tenía una fama de ser violento.
Otra vez, cuando los aliados se aproximaban a Roma, y los alemanes ocupaban aún la Ciudad Eterna, la gente temía que bombardearan Roma y que se combatiera dentro de la ciudad dejándola en ruinas, dañando a su gente y destruyendo sus tesoros, por lo que el Papa Pío XII dijo "el que dispare un sólo tiro en Roma será responsable ante los ojos de Dios de la destrucción de la Ciudad Eterna"; fué escuchado por ambos bandos, los aliados no bombardearon Roma y los alemanes se retiraron de la ciudad, así Roma fue tomada por los aliados sin un sólo tiro.
El que llamen al Papa Benedicto XVI nazi es una difamación injusta, porque no lo fue. Para los alemanes es una injuria ser llamados así, ellos se avergüenzan de ésa negra mancha de su pasado, y el nazismo les trae a la mente el muy mal recuerdo de la guerra y los momentos posteriores a ella. Hoy en día nosotros podemos ir al super a conseguir comida, pero para los alemanes no lo fue así, durante la guerra se racionaba todo, y al finalizar la guerra todo escaseaba y el país quedó en ruinas. Cuando estudiaba en Alemania conocí al esposo de una amiga de la familia, el señor es alemán de nacimiento, y en una plática el dijo que se como todo porque cuando era niño, en los años posteriores a la guerra, le tocaron tiempos muy duros, sobre todo poco después de terminada la guerra, su madre le decía: “cómete todo, porque no sabemos si mañana va a haber algo para comer”. Además, Alemania no es un país de nazis, ni es tan sólo un país de guerreros: es un país de científicos, músicos, matemáticos, poetas, escritores, químicos, físicos, etc., en el país teutón han nacido personalidades como Beethoven, Goethe, Schiller, Gauss, Kekulé, Wöhler, Bach, Hegel, Schopenhauer, Carl Zeiss, Schrödinger, Planck, Einstein, Haeckel, etc., y ahora Joseph Ratzinger.
Tanto el Papa Benedicto XVI como el Papa Juan Pablo II son personas dignas de admirarse. Ambos vienen de orígenes muy humildes, soportaron la dureza y crueldad de la sanguinaria segunda guerra mundial y lograron estudiar en el seminario católico a pesar de las restricciones de los nazis; en el caso del Papa Benedicto XVI la difícil situación lo obligó a presar servicio en defensa de su patria. En todo el mundo es muy popular, en varios países lo reciben multitudes entusiastas, incluso de gente joven. Y en México, somos muchos los que esperamos con alegría la visita del Papa Benedicto XVI.
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