viernes, 13 de abril de 2012

¡Feliz cumpleaños, Thor!


Un perro es más que una mascota.  Es parte de la familia, el refrán “el perro es el mejor amigo del hombre” tiene mucha validez.  Los humanos traicionan y decepcionan, pero los perros son siempre fieles, al amo le guardan siempre respeto y cariño, aunque sean maltratados.  Hoy, 13 de abril, hace siete años que naciste, y antes de que llegaras te estábamos esperando.  Tu aspecto es de gran porte, elegancia y fuerza, combinado con simpatía, además de una gran inteligencia natural.  El entrenarte es muy fácil, y muy divertido.  

Cuando era estudiante siempre me gustaba que en las tardes me esperabas pacientemente, y con gran alegría me recibías e ibas tras de mí para el infaltable paseo, donde me relajaba y encontraba la manera de resolver los detalles de los experimentos y de la teoría.  La mayoría de las ideas de las entradas del blog, e incluso su arreglo y forma definitiva, surgen de los largos paseos que damos.  A pesar de la edad siempre quieres el paseo y nunca te cansas.

Posees una gran fuerza y bravura, que ha servido para proteger fielmente la casa, pero las combinas con una gran nobleza de carácter, difícilmente encontrada en otros perros.  A los que son riesgo para la casa los alejas con tu bravura y tu gran energía de perro guardián, pero a los que son familiares y amigos los recibes con una gran alegría, como si los conocieras de toda la vida.  Posees lo que todo pastor alemán debe tener:  la capacidad de distinguir por sí solo entre la guerra y la paz, como en la popular historia del Sieger Herold aus der Niederlausitz.

Te he visto crecer, desde un tierno e inocente cachorrito a un espléndido e imponente adulto, pasando por tu etapa de adolescente canino.  En ése tiempo ha habido historias muy graciosas, como buen perro eres capaz de levantar el ánimo de sus dueños, a veces con tu sola presencia.

Por eso, ¡feliz cumpleaños Thor!  ¡Y que sigas cumpliendo muchos años más!

domingo, 8 de abril de 2012

Cristo, Vencedor de la Muerte.

Jesús ha muerto, cruelmente azotado, horriblemente castigado es crucificado y expira.  Lo bajaron de la Cruz y lo sepultaron en una tumba prestada por el San José de Arimetea, un hombre rico miembro del Sanhedrín, quien le pidió a Pilato autorización para sepultar a Jesús, Pilato consulta a un centurión y se asegura de que Jesús esté muerto.  La Madre de Jesús está desolada; sus seguidores están desperdigados y escondidos por miedo, al parecer, es el fin de su movimiento.

Por petición de los sacerdotes Pilato manda poner una guardia de soldados romanos y un sello en la tumba, para evitar que los seguidores de Jesús roben el cuerpo y digan que revivió. 

En un acto de piedad las mujeres, seguidoras de Jesús y consistentemente presentadas por San Marcos con más fé y valor que los seguidores de Jesús, van a uncir con aceites su Cuerpo, antes de llegar a la tumba se preguntan cómo van a mover la gran roca que sella la entrada, pero al llegar ven que la roca está movida, el Cuerpo ausente, el Sudario doblado y a la entrada un Hombre (el Evangelio da a entender que es un Ángel) vestido con una larga túnica blanca y que le dice a las mujeres:  “¿Por qué buscáis entre los muertos al que Vive?  Él no está aquí, ha resucitado”.  Éstas últimas palabras constituyen la base de la fé, la piedra angular, de toda la religión cristiana en sus múltiples denominaciones.  Según una antigua tradición cristiana Jesús estuvo 40 horas en el Sepulcro, por lo que resucitó a las 7 de la mañana del Domingo después de la Crucifixión.



La ciencia nunca podrá comprobar o desmentir la Resurrección de Jesús, es algo que sólo compete a la fé, y como decía el Papa Juan Pablo II, ciencia y religión son dos alas diferentes.  El aceptar la Resurrección de Jesús es algo personal, que depende de las creencias de cada quien, y debe de respetarse tanto como los que creen en otra cosa o no creen en nada.  La Resurrección de Jesús es el fundamento del cristianismo, como escribió San Pablo:  “si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana es nuestra fé”.  ¿Quién adoraría como Dios a un ejecutado con el método más infamante de la época y que se sabe está muerto?  Nadie.  Con su Resurrección Jesús vence al pecado, a la muerte y nos da la esperanza de resucitar nosotros también.  En las creencias grecorromanas la muerte es algo aborrecible, temida como el fin, tras la muerte las almas bajaban al Hades y pocas iban a los Campos Elíseos, los judíos tenían una visión muy negativa de la muerte también; en la religón grecorromana la muerte es irreversible e invencible, ningún héroe la vence, Orfeo no pudo revivir a su amada Eurídice, Hércules entra y sale del Hades por Cerbero y al final muere, hasta los dioses se someten a la muerte, ya que Asclepio y Pan mueren y no reviven, Homero en la Ilíada y la Odisea describe la muerte de los héroes diciendo: "negra muerte se abatió sobre los miembros de...", pero Jesús la vence con su Resurrección y nos da la esperanza a todos de poder hacerlo en el Día Final.

En sus Apóstoles podemos ver las emociones humanas, todos temen y se esconden, cuando antes habían sido fervorosos siguientes.  Pedro jura que nunca lo va a abandonar, pero tras ser acusado Jesús lo niega y llora al acordarse de las palabras de su Maestro, pero se arrepiente y Jesús lo perdona, según los Evangelios es Pedro el primer hombre en ver la tumba vacía, y al verlo de nuevo en el mar de Galilea se arroja de la barca y nada hasta donde está Jesús; Juan, joven y noble de espíritu, se compadece y permanece junto a la Madre de Jesús, después describe un Evangelio con excelentes frases; Judas Iscariote se decepciona al ver que Jesús no pretende un movimiento armado, y como está más preocupado de las cosas materiales y de las finanzas, lo vende por 30 míseras monedas de plata; Tomás, incrédulo, como mucha gente, al enterarse de la Resurrección de Jesús no cree a los Apóstoles y les dice que no lo creerá hasta no verlo y hasta no introducir el dedo en las llagas de las manos y la mano en la herida del costado, Jesús se aparece y le dice que introduzca sus dedo en las llagas de la mano y que introduzca su mano en el costado, se hinca y exclama:  “Señor mío y Dios mío” y Jesús dice:  “tú crees porque has visto, bienaventurados los que creen sin haber visto”.

Al enterarse de la noticia los sacerdotes sobornan a los guardias romanos para que digan que los seguidores de Jesús robaron el cuerpo mientras ellos dormían: “mientras dormíamos los discípulos vinieron y vimos cómo robaban el Cuerpo” o “sus discípulos vinieron de noche y lo robaron mientras dormíamos”.  Cuando se escribió el Evangelio esa versión aún la contaban.  Pero no pudo haber sido cierta, para empezar hubieran sido severamente castigados por Pilato.  También sabemos por fuentes clásicas que los vigías romanos tomaban turnos de guardia en las noches, cada vigía despertaba al siguiente al terminar su turno y el quedarse dormido en la guardia era castigado con la muerte, ya que ponía en peligro a todos sus compañeros, es de esperarse que fuera ejecutado a golpes por sus mismos compañeros, se sabe que durante la insurrección de Espartaco el general Craso mandó diezmar a sus tropas en represalia por haber sido derrotados, cada décimo soldado era muerto a golpes por sus 9 compañeros, en el siglo V antes de Cristo (AC) Livio documenta la práctica.  Los romanos tienen malas experiencias con guardias dormidos.  En el año 390 AC los galos invaden Roma, derrotan a los ejércitos romanos que pelean con tácticas de hoplitas y obligan a los defensores de la ciudad a atrincherarse en el monte Capitolino.  Una oscura noche, mientras los guardias dormían los galos asaltan los muros y los escalan, cuando los galos se acercaban los gansos sagrados de Juno empezaron a hacer un gran escándalo, que despertó al joven ex cónsul Marco Manlio Capitolino, quien se acercó corriendo a los muros al escuchar los gansos sagrados y al asomarse se topó cara a cara con un galo, ambos se quedaron sorprendidos y M. Manlio Capitolino lo agarró de los brazos y lo precipitó al vacío, mientras combatía el ruido despertó a los demás guardias y los galos fueron rechazados.  El episodio terminó con una delegación romana que se logró escapar en busca del desterrado general Marco Furio Camilo, quien llega cuando los galos y los romanos negocían para levantar el sitio, el jefe galo Brennio exige una gran cantidad de oro, en ese momento irrumpe M. Furio Camilo y exclama:  “«Non aurum, sed ferro, recuperanda est patriae» (No con oro, sino con hierro se recupera la patria) y arroja su espada a la balanza, las negociaciones se rompieron y en el combate que le siguió los galos fueron decisivamente derrotados en un feroz combate callejero y Roma fue liberada.

Ya lo he escrito antes, Jesús es el único personaje histórico que me gustaría conocer, si hubiera una máquina del tiempo la usaría para conocerlo personalmente.  Jesús cambió la historia, es el único personaje que la divide, los años se cuentan antes de Él y después de Él.  Entre los historiadores clásicos se maneja la tesis de que la adopción del cristianismo cimbró al Imperio Romano en sus cimientos.  Es tal la significación de Jesús que la escena más recordada de la excelente película “Ben Hur”, con Charlton Heston, no es la épica y excelente escena de la carrera de aurigas en el circo, ni la muy bien hecha escena de la batalla naval, la escena más recordada de la película es una en la que no hay acción, sino todo lo contrario, cuando un exhausto y sediento Ben Hur clama por agua, que le es negada por el centurión romano que conduce a los esclavos, entonces se acerca un Hombre que da de beber a Judá Ben Hur, del pocillo surge más agua de la que puede contener, jamás se ve de frente quien le da el agua, pero se entiende que es Jesús, cuando el centurión se acerca furioso a reprender al que desobedeció la orden se queda paralizado el ver a Jesús, entre sorprendido, admirado y estupefacto; años después cuando Ben Hur intenta dar de beber a Jesús durante la crucifixión los soldados romanos patean el vaso de Ben Hur, puesto que él es mortal puede ser castigado por los romanos en la película.



Jesús destaca por su Doctrina, radicalmente diferente a las de antes:  “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y más importante. Pero hay otro semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley se fundamenta en estos dos Mandamiento”, responde cuando los fariseos pretenden entramparlo preguntándole cuál es el mandamiento más grande; en otra ocasión cuando una multitud pretende lapidar a una mujer adúltera le preguntan su opinión a Jesús y responde:  “El que esté sin pecado que arroje la primera piedra”, lo que salva a la mujer de una muerte segura.  También hace un cambio radical frente a los dogmas antiguos, ya que no sólo se debe amar al prójimo:  “Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo (Lv 19,18) y odia a tu enemigo. Pero yo les digo: amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Así serán dignos hijos de su Padre del cielo, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos”.  ¡Si el día de hoy algunos en México escucharan estas palabras de Jesús no habría violencia!

Entre los romanos y en la época de Jesús la cruz era signo de infamia, era odiada y repudiada.  Pero tras el Sacrificio de Cristo se convirtió en el símbolo de la Fé cristiana  y pasó a ser algo venerado.  Hoy todas las denominaciones cristianas tienen a la Cruz como símbolo.

Jesús vino a éste mundo y convivió con la gente más sencilla y humilde, e incluso con los rechazados en la época, reflejo de eso es la frase:  “Los últimos serán los primeros”.  Él mismo era de oficio carpintero, sus Apóstoles son carpinteros, pescadores, recolectores de impuestos (uno de los oficios más impopulares en la época), etc.  Sus parábolas son dirigidas a la gente sencilla.  Jesús cura a toda la gente, incluídos los que son repudiados en la época, como los leprosos, y da mucho valor a las contribuciones de la gente sencilla, como en la historia del diezmo de la viuda pobre.

Jesús viene y predica el amor, el perdón y la paz, el mejor reflejo es la famosa frase del Evangelio de Juan, 3:16:  “Porque tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito para que todo aquel que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.  Es sin duda el Evangelio la mejor parte de toda la Biblia, y el Evangelio de San Juan es el que tiene la forma más sublima y elegante.  Incluso los no cristianos comentan el valor del Evangelio, Mahatma Gandhi (un gran personaje del siglo XX) refiere que cuando estudió Derecho en Inglaterra leyó la Biblia, y el Antiguo Testamento le pareció aburrido, pero el Evangelio le gustó mucho, hay que recordar que Gandhi era hindú.  Jesús es sin duda el mejor poeta y el mayor filósofo de todos los tiempos, el Sermón de la Montaña es de los mejores pasajes jamás escritos, junto a lo que le sigue de “vosotros sois la sal...”, comparaciones cargadas de dramatismo:

Bienaventurados los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los afligidos, porque serán consolados.
Bienaventurados los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Bienaventurados los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Bienaventurados ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

Jesús con su Sacrifico demuestra que es el Amigo Fiel, el Pastor preocupado por su rebaño, y abole para siempre los sacrificios de animales, es por eso que no andan tan errados los que clasifican a Jesús como el primer activista de los derechos de los animales.

Y para terminar, pongo el epitafio de San Dámaso, santo conmemorado el día 11 de diciembre, cuyo epitafio pone de relieve la Esperanza en la Resurrección:

QVI GRADIENS PELAGI FLVCTVS COMPRESSIT AM ARCS,
VIVERE QVI PRAESTAT MORIENTIA SEMINA TERRAE,
SOLVERE QVI POTVIT LAZARO SVA VINCVLA MORTIS,
POST TENEBRAS FRATREM, POST TERTIA LVMINA SOLIS
AD SVPEROS ITERVM MARTHAE DON ARE SORORI,
POST CINERKS DAMASVM FACIET QVIA SVRGERE CREDO.

Él, que caminando sobre las olas pudo apaciguar la tormenta y calmar el mar embravecido, Él, que da vida a las semillas moribundas de la tierra, Él, que pudo romper las mortales cadenas de la muerte, y que después de tres días de oscuridad pudo traer de nuevo al mundo al hermano de su hermana Martha, Lázaro, Él, creo, hará que Dámaso se levante de nuevo del polvo.

¡Felices Pascuas!

viernes, 6 de abril de 2012

Agnus Dei.

Jesús, el cordero de Dios, ha sido condenado a muerte.  Vapuleado, coronado de espinas en son de burla, maltratado por los soldados romanos, es obligado a cargar su cruz en un estado muy maltrecho.  Junto a él van a ser crucificados dos ladrones comunes, Getas y Dimas, los tres marchan al suplicio en lo que se llama Via Crucis (camino de la cruz en latín), hasta llegar al monte Calvario (Gólgota en griego, de una palabra en arameo que significa calavera).


Durante el trayecto algunos seguidores lo apoyan, como Santa Verónica, de quien se dice que obtuvo una impresión del Santo Rostro al enjugar la cara ensangrentada de Cristo con un paño.  Otros van a burlarse y maltratarlo, de ahí surge la leyenda del judío errante.  Otros sólo ven con morbo la ejecución de Jesús.  Jesús cae, y no puede más por tanta tortura y el calor de Jerusalén, por lo que los oficiales romanos designan a Simón Cireneo para que ayude a Jesús a cargar la Cruz.  Llegados a la cima del Calvario Jesús es clavado a la cruz, tradicionalmente se cree que se usaron tres clavos, en parte para significar la Santísima Trinidad.  Su cruz es izada aproximadamente a la hora sexta (12 del mediodía) y es dejado ahí para morir.  Muchos de sus seguidores se esconden por miedo, son pocos los que van a verlo, entre ellos su Madre, María, y Juan, su Discípulo Preferido; entre los espectadores hay muchos enemigos de él y se mofan de Jesús.  Si vieron la película “La Pasión de Cristo” de Mel Gibson, tendrán una idea muy aproximada del suplicio del Salvador, aunque Mel Gibson exagera un poco en la violencia y sanguinario del evento.

Aún estando en la Cruz, después de haber sido cruelmente torturado y con gente burlándose de él, con los dolores de la Pasión sigue su doctrina del perdón y del amor y exclama:

“Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”.  Los ejecutores no saben que están matando y han torturado al hijo de Dios, cualquier otra persona hubiera clamado venganza, así mismo en la mitología grecorromano el dios o el padre del dios habría se habría vengado, pero Jesús le pide a su Padre Celestial que los perdone, porque no saben que están cometiendo Deicidio.  ¡Si en México la gente siguiera el ejemplo Divino, no habría el actual baño de sangre!

Jesús está crucificado entre dos ladrones.  Gestas, en su desesperación por escapar, le dice:  “si en verdad eres el Hijo de Dios, sálvate, y sálvanos!”, a lo que Dimas contesta:  “¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?  Y nosotros, con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho”.  Y dijo:  “Jesús, acuérdate de mí cuando vayas a tu Reino”.

Jesús responde:  “En verdad, en verdad os digo que hoy mismo conmigo estarás en el Paraíso”.  Jesús predica el arrepentimiento y el perdón, Dimas, en el momento de su muerte, reconoce que Jesús es Dios y se arrepiente de sus pecados, y también le suplica misericordia, a lo que Jesús le promete la Salvación.

Jesús dijo después:  “Tengo sed”.  Jesús fue capturado la noche anterior, antes no había derechos humanos, por lo que es muy improbable que le hayan dado de comer y de beber, a esa hora ha de haber tenido mucha sed.  Esto pone de relieve su gran fortaleza y determinación, así como lo cruel del castigo, Jesús en casi un día no come ni bebe, lo último es muy peligroso para la salud, ya que el cuerpo se deshidrata y pierde electrolitos.

Jesús voltea a ver a su afligida Madre, quien está con San Juan Evangelista al pie de la Cruz, y exclama:  “Madre, he ahí a tu hijo, hijo, he ahí a tu Madre”.  Jesús, como buen Hijo, se preocupa de su Madre, y le encarga a San Juan que cuide de ella.  Asimismo, los intérpretes bíblicos ven éste pasaje como un simbolismo de que María es Madre de todos los cristianos.

Tras horas de estar en la Cruz, con el dolor, el suplicio y las burlas, Jesús empieza a sentirse solo y abandonado, y exclama:  “Eli, eli, lama sabachtini”, que se traduce como: “Dios mío, Dios mío, ¿por qúe me has abandonado?”.  Los presentes se asustaron creyendo que hablaba al profeta Elías, pero es porque Jesús se siente solo, Jesús se encarnó y se hizo hombre, y también sufre y siente dolor, pero aún así acepta voluntariamente con su Pasión y termina el Acto de la Redención.  Con éste pasaje se reflejan en Jesús las profecías de Isaías sobre el Mesías.

Mientras Jesús está en la Cruz los soldados se juegan a las suertes la túnica de Jesús, túnica sin costuras, con lo que se cumplió la profecía:  “Se han repartido mis vestidos, han echado a las suertes a ver a quién le toca”.

Al acercarse la hora novena (las tres de la tarde), Jesús sufre los estragos de la tortura, la falta de alimentos y agua y de la crucifixión, y exclama:  “Consummatum est!”, “¡Todo está consumado!”.  Está consumada la tortura, Jesús no puede más y está a punto de fallecer, pero también está consumado el Supremo Sacrificio, con su muerte los pecados están lavados y el hombre nuevamente puede acercarse a Dios.  Cada vez que el sacerdote consagra la Hostia se rememora el Supremo Sacrificio, como decía un sacerdote de la escuela jesuita donde hice la secundaria:  Cada vez que se consagra la Hostia Jesús se planta frente al Padre y dice, mírame Padre, aquí estoy haciendo nuevamente el Acto de Redención.  También, ya no se necesitan más sacrificios, más que la Consagración del pan y del vino, Jesús suprime para siempre los sacrificios de animales, ya no son necesarios ni pueden compararse a la Consagración.

Finalmente, a la tres de la tarde Jesús exclama:  “Padre, ¡en tus manos encomiendo mi espíritu!”, da un grito y muere.  Jesús no puede más con la crucifixión y fallece, por lo que le encomienda su espíritu a su Padre Celestial, queda consumado el Acto de la Redención del hombre.

El Evangelio luego nos cuenta que debido a la proximidad de la Pascua los ejecutados fueron descolgados, pero antes los soldados romanos se aseguraron de que estuvieron muertos, puesto que la consigna era ejecutarlos y cumplir la orden, de no hacerlo habrían estado en problemas.  A los ladrones les rompen las piernas con un mazo, al ver a Jesús se dicen entre ellos que ya está muerto, y seguro que sí, puesto que eran especialistas en ejecuciones y tenían mucha experiencia, pero se cercioran clavándole una lanza en el costado.  Con esto se cumple la orden Divina de no quebrar los huesos del Cordero Pascual.  Seguro la Virgen María sintió una gran pesadumbre al ver a su Hijo querido muerto.




Hace muchos años había una teoría de que Jesús no murió y sólo quedó inconsciente, y que despertó la mañana del Domingo de Pascua.  Es imposible, Jesús no recibió comida ni bebida en muchas horas, fue duramente azotado por los romanos por órdenes de Pilato en un intento de apaciguar a los sacerdotes y quedó muy maltrecho, fue coronado de espinas por los soldados romanos, quienes se burlaron de Él y le pusieron un manto color púrpura.  Fue obligado a cargar por varios metros una cruz hasta que ya no pudo más y tuvieron que ayudarle a cargarla.  Jesús fue clavado a la Cruz durante tres horas, y le clavaron una lanza en el costado, leyendo el Evangelio se concluye que la lanza atravesó el pulmón (“…de su costado brotaron agua y sangre…”), con el golpe de lanza y la herida habría sido suficiente para matarlo.

La crucifixión era un método común de ejecución en tiempos de los romanos.  No se sabe a ciencia cierta quienes empezaron a ejecutar por crucifixión, pero los persas de Ciro el Grande ya lo usaban como por el siglo VI antes de Cristo.  Los cartagineses lo debieron aprender de los persas y seguro los romanos lo aprendieron de los cartagineses.  La crucifixión era un método muy cruel y vergonzoso de ejecutar a un reo, por lo que el Derecho romano prohibía que los ciudadanos romanos fueran crucificados, por lo que los extranjeros (principalmente los reos de sedición), los prisioneros de guerra y los esclavos eran crucificados.  Cuando los romanos derrotaron la rebelión de los esclavos de Espartaco ejecutaron a todos los prisioneros crucificándolos junto a la Vía Ápia, se dice que más  de 6,000 esclavos fueron ejecutados.  Las formas de crucificar eran atando al reo con sogas o clavándolo en la Cruz, la última de éstas formas debió de haber sido más dolorosa y más rápida forma de ejecutar a alguien.  La víctima de crucifixión no tenía apoyo para el cuerpo, por lo que respirar era difícil y eventualmente moría por asfixia, aunque la muerte no era rápida, podía tomar días, se sabe por la tradición que el apóstol San Andrés fue crucificado en una cruz con forma de X (cruz de San Andrés) y duró dos días predicando desde la cruz antes de morir.  Los romanos nombraban equipos especiales para crucificar, eso lo sabemos por referencias antiguas, como los ejecutores debían quedarse hasta que la víctima muriera, aceleraban la crucifixión rompiendo las piernas del reo, como hicieron con Gestas y Dimas.  Para mayor humillación, los romanos dejaban a las víctimas tras la muerte en la cruz, para que se pudrieran y sus restos fueran devorados por los depredadores y las aves de rapiña, esto era un escarmiento contra quien pensara atentar contra el estado romano, en el caso de Jesús por acercarse la Pascua los sacerdotes no permitieron que sus restos quedaran al aire libre.  Eventualmente, el emperador Constantino el Grande suprimió la crucifixión en el año 337 por respeto a Jesús.

Y cabe la duda, ¿existió Jesús?  Es algo difícil de responder, lo más seguro sería ver las Actas romanas de la Crucifixión, los romanos era un pueblo muy apegado a Derecho y elaboraban actas oficiales, aún hoy se conservan las Actas del Martirio de San Policarpo (totalmente genuinas, a diferencia de otras actas de martirio, en ellas San Policarpo es tratado de impío y el juez romano de excelentísimo), pero Jerusalén está en una zona muy disputada que ha cambiado de manos durante varios siglos, por lo que es casi seguro de que las actas fueron destruídas.  Flavio Josefo habla de Jesús en “Antigüedades de los Judíos” libro XVIII, capítulo 3 habla de Jesús, pero es probable que se trate de un párrafo añadido en la Edad Media.   Plinio el Joven habla de Cristo y los cristianos en el año 112 (Plinio el Joven escribe sobre Cristo, partes 96 y 97 del texto), no se habla de forma tan favorable por lo que es probable que el pasaje sea cierto.  Tácito en el año 116 (Tácito escribe sobre Cristo) habla de Cristo, de su crucifixión por Poncio Pilato y de que fue durante el reino de Tiberio, tampoco habla muy favorablemente de Cristo y los cristianos, por lo que puede que el pasaje sea verdadero.  Entonces, tenemos referencias muy tempranas sobre Cristo, por lo que es probable que haya existido, es también seguro que Poncio Pilato sí existió.

Datación de la crucifixión.

El Evangelio da algunos datos sobre la crucifixión, muy escuetos, pero sirven para datar la fecha exacta.  Sabemos que fue en Viernes, sabemos que fue durante la Pascua judía y conocemos bien las costumbres judías.  La Pascua se celebra el 14 de Nisán, el calendario judío es lunar y cada 19 años se le añade un mes extra para cubrir la diferencia con el calendario solar.  El 14 de Nisán corresponde a luna llena, no es claro, sin embargo, si el viernes santo cayó en 14 de Nisán o en 15 de Nisán.  Teniendo estos datos, y estimando el año, se puede saber la fecha exacta de la crucifixión en calendario juliano (el programa Stellarium permite simular cómo se veía el cielo en una fecha dada).  El gran Sir Isaac Newton calculó la fecha como el día Viernes 23 de Abril del año 34 después de Cristo (DC).  En 1990 el astrónomo Bradley Schaefer calculó la fecha el Viernes 3 de Abril del 33 DC.  John Fotheringham hizo un excelente trabajo calculando la fecha.  Concluyó que la crucifixión debó de haber sido entre los años 27 y 34 DC, según los nombres de los personajes históricos manejados en el Nuevo Testamento.  Si la crucifixión fue el 15 de Nissan, entonces la única fecha que coincide fue el Viernes 11 de Abril de 27 DC.  En cambio, si la crucifixión fue el 14 de Nissan, como la mayoría de la gente lo toma, entonces los años en que el 14 de Nissan cayó en viernes, según sus cálculos, fueron el 30 DC y el 33 DC, por lo que las fechas alternativas serían el Viernes 27 de Marzo del 30 DC y el Viernes 3 de Abril de 33 DC.  Por último, el Evangelio menciona durante la crucifixión una gran oscuridad, no pudo haber sido un eclipse solar, porque la Pascua judía se celebra en 14 de Nisán, como el calendario era lunar ése día corresponde a luna llena, por lo que es imposible un eclipse solar, ya que éstos solo ocurren en luna nueva (en luna llena la tierra está entre el sol y la luna, por eso nos llega la luz reflejada por la luna, en luna nueva la luna está entre la tierra y el sol, por eso no vemos la luna, porque el sol ilumina el lado oculto).  La única explicación posible es que se haya nublado el día sobre Jerusalén con una gruesa capa de nubes o que haya caída una gran tormenta sobre Jerusalén.

¿Quién Mató a Jesús?

Jesús era popular entre la gente sencilla, a la que predicaba y confortaba con sus enseñanzas.  Él no discriminaba por sus orígenes, a todos predicaba, curaba y escuchaba, desde los ricos y cercanos al Sanhedrín, hasta a los más pobres:  pescadores, carpinteros, agricultores, prostitutas, recaudadores de impuestos (repudiados por todos por servir al gobierno romano), etc.  Sin embargo, había gente recelosa de Él y sus enseñanzas, por lo que pretendían eliminarlo.

En todo el Evangelio se remarca la dura y difícil relación entre Jesús y los fariseos.  Los fariseos ponían énfasis en el cumplimiento cabal de ritos y en seguir escrupulosamente la ley mosaica, Jesús enfatizaba el amar a Dios y al prójimo.  Algunas enseñanzas de Jesús entraban en conflicto con los fariseos.  Según la ley mosaica el sábado era sagrado y no podía hacerse nada, Jesús sana a un enfermo en shabbat; Jesús cuenta la historia del Buen Samaritano, en donde un natural de Samaria se detiene a socorrer a un hombre malherido, mientras que un sacerdote israelita se pasa de largo porque según la ley mosaica no puede contaminarse tocando sangre, en ese entonces había fuertes tensiones entre los samaritanos y los habitantes de Judá, ya que ambos se consideraban herejes y los samaritanos eran vistos por la gente de Judá como apartados de la religión judaica, por lo que la parábola del Buen Samaritano fue difícil de digerir por los fariseos.

En el Evangelio claramente se da a entender que Jesús fue condenado por los fariseos.  Lo apresan el Jueves Santo en el huerto de Getsemaní, tras la Última Cena con sus discípulos a traición de Judas Iscariote.  El juicio tuvo varias irregularidades, según San Mateo se llevó a cabo en casa de Caifás, el Sumo Sacerdote, cuando regularmente se llevan a cabo en lugares públicos, como en el Templo de Jerusalén; otra irregularidad es que la asamblea no estaba completa, faltaban los partidarios de Jesús. 

Lo que condena a Jesús es su aceptación de que era el hijo de Dios:  “Eres tú el Mesías, el Hijo del Altísimo”, le pregunta Caifás, y Jesús le responde:  “Tú lo has dicho”, ante lo cual Caifás rasga sus vestiduras y grita:  “Ha blasfemado”, “Blasphematur”, dice la Vulgata.  Hoy en día hay separación entre Iglesia y Estado, pero antes no era así, no había separación, por lo tanto, quien atentaba contra el estado era condenado por la religión, y quien atentaba contra la religión era perseguido por el Estado, en la mayoría de los códigos penales de la Antigüedad la blasfemia y la herejía eran castigadas, por eso los primeros cristianos eran ejecutados por los judíos, y después eran perseguidos por los romanos, y es la misma razón por la que la Santa Inquisición perseguía herejes, brujas y blasfemos.  En las creencias antiguas Estado y religión era lo mismo, y Dios, o los dioses, protegían al estado mientras se le ofrecieran sacrificios y el pueblo se portara bien, pero los herejes ofendían a la divinidad o no ofrecían los sacrificios necesarios, por lo que era de esperarse que la divinidad castigara al pueblo y al gobierno, por eso debía perseguirse la herejía, esto es claramente explicado en el libro “La Ciudad Antigua” de Numa Denis Fustel de Coulanges, el libro es un tratado sociológico sobre las instituciones en la Antigüedad Clásica, sobre todo de los pueblos indoeuropeos conocidos (aún no se descubrían los restos del Imperio Hitita), un ejemplo clarísimo era el culto de divinidad debido al emperador romano, culto que algunos cristianos se negaban a hacer y por lo tanto eran martirizados.  El hereje atentaba contra el estado y la religión, Jesús fue acusado de herejía, crimen castigado con la muerte según la Ley Mosaica, pero debido a que Judea era provincia romana el gobierno israelita no puede ejercer la pena de muerte sin notificar y pedir autorización al prefecto romano, quien era el único autorizado para condenar a muerte.  Josefo menciona en sus escritos a Caifás, y se han descubierto osarios de familiares de Caifás, su suegro, Anás fue Sumo Sacerdote antes que él, nombrado por el legado romano Quirino después de poner Judea bajo tutela romana, hasta que fue depuesto por el procurador Graco por sentenciar prisioneros a la pena capital sin pedir autorización a los romanos, normalmente el cargo de Sumo Sacerdote duraba era vitalicio, Anás fue de los pocos que fueron depuestos.  Tanto Caifás como Anás figuran en las listas de Sumos Sacerdotes.

En ese entonces el procurador romano en Jerusalén era Poncio Pilato, otro personaje al que algunos culpan.  Pilato sí existió, se han encontrado monedas acuñadas por él con inscripciones en griego, Pilato es mencionado por el historiador romano Tácito, y en 1961 se encontró una piedra con las inscripciones  …ECTVS IVDA… (PRÆFECTVS IVDÆA, prefecto de Judá), y …TIVS PILATVS… (PONTIVS PILATVS, Poncio Pilato).  Según lo escrito por historiadores de la antigüedad, Pilato tenía una relación tensa con los judíos, y simpatizaba con todo el que se opusiera a los sacerdotes.  Cuando tomó posesión del cargo permitió que los soldados llevaran en la noche sus efigies e imágenes en sus estandartes, algo prohibido por la Ley Mosaica, hecho que por poco termina en rebelión.  Otro roce con los judíos fue cuando introdujo en el templo de Jerusalén escudos dorados en honor al  emperador Tiberio, aunque no tenían imágenes los sacerdotes se indignaron y protestaron primero con Pilato y luego con Tiberio, por lo que el prefecto mandó quitar los escudos y enviarlos a Cesarea, según algunos historiadores Tiberio escribió reprendiendo severamente a Pilato.  Otro incidente fue cuando usó dinero del Templo para construir un acueducto, al protestar el pueblo judío Pilato ordenó asesinar a algunos rebeldes.  Finalmente, Pilato fue depuesto por el gobernador romano Vitelio tras masacrar a algunos samaritanos.

A la mañana siguiente del juicio del Sanhedrín Jesús fue llevado a Pilato, quien lo interroga y no encuentra culpa en Él, por lo que al saber que era galileo lo manda llevar con Herodes Antipas, quien en ese entonces estaba en Jerusalén.  Herodes en un principio se regocija y le pide un milagro, cosa a la que se niega Jesús, por lo que lo devuelve a Pilato.  El prefecto romano lo ve nuevamente, aún cuando no quiere enjuiciarlo los sacerdotes lo presionan diciendo que se opone al pago de impuestos y que es culpable de sedición, por lo que lo enjuicia y le pregunta si es el rey de los judíos, a lo que Jesús le responde: “Tú lo has dicho”, cuando Jesús le dice que Él es testigo de la verdad, Pilato responde “Quid est veritas?” (¿qué es la verdad?). Al ver que Jesús no responde, o lo hace muy escuetamente Pilato le pregunta:  “¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y autoridad para soltarte?”, a lo que Jesús le responde:  “Ninguna autoridad tendrías contra mí, sino te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene”.  Pilato intentó liberarlo, lo mandó a azotar, y quedó cruelmente vapuleado (y literalmente, ya que en latín vapulear significa azotar), de regreso lo presenta y dice la famosa frase:  “Ecce Homo”, (“he aquí al Hombre)”.  Pilato no encuentra aún culpa en él y lo comunica a la multitud, que le responde “crucifícalo”.  Esto es un claro ejemplo de psicología de masas, tan usada por los líderes políticos, los fariseos lograron manipular a la masa para que condenaran a Jesús.  Por ser Pascua judía se puede liberar a un reo a cambio de otro, y Pilato presenta a Barrabás, un asesino, pregunta a quien quiere que libere y le responde el pueblo, siguiendo a los sacerdotes:  “¡A Barrabás!”  Presionado, pregunta qué ha de hacer con Jesús, y le siguen respondiendo “crucifícalo”, Pilato quería soltarlo, pero el pueblo lo presiona diciendo:  “Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone”.  La Pascua judía conmemora el paso del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto a la liberación, por lo cual era una fiesta incómoda por el significado político para los romanos que ocupaban Judea.  Pilato replica:  “¿He de crucificar a vuestro Rey, el Rey de los judíos?”, a lo que le responden: “No tenemos otro rey que al César”.  Pilato hizo esfuerzos para liberarlo, pero temiendo una rebelión accede, manda traer agua, se lava las manos y dice:  “Yo soy inocente de la sangre de éste justo, ¡allá vosotros!”, y le responden:  “La sangre de Él sobre nosotros y nuestros hijos”.  Tras esto Jesús es llevado para ser crucificado, pero como última revancha manda poner el Título en la Cruz de Jesús:  INRI, IESVS NAZARENVS REX IVDÆORUM (Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos), enojados los sacerdotes reclaman y Pilato responde:  “Quod scripsi, scripsi” (lo que escribí, escrito está).

Es obvio que quienes enjuician y condenan a Jesús son los sacerdotes, porque ellos creen que es peligroso para ellos y su doctrina.  Poncio Pilato cobardemente accede a las peticiones del pueblo y deja que lo crucifiquen, pero en descargo de Pilato debemos decir que según el Evangelio hizo mucho por liberarlo, pero finalmente lo entregó.  El Evangelio dice que la esposa de Pilato abogó por Jesús porque tuvo un sueño en el que decía que no debía condenarlo.  También, hay que ver que las respuestas que le da Jesús no ayudan mucho, ya que no son enfáticas.  Pilato es alguien con estudios, en nuestros días sería un juez penal, y seguro creyó que Jesús era un personaje muy religioso, o un loco, pero falló en su cometido de impartir justicia; Pilato temía una rebelión, lo que hubiera significado protestas al César y el ser depuesto por Tiberio, lo que era una invitación a beber la cicuta, seguramente Pilato simpatizó con Jesús, ya que estaba opuesto a los sacerdotes, pero aun así debió haberlo liberado.  Finalmente, Herodes es alguien que sólo se preocupó por su persona, alguien frívolo, que trató a Jesús como un mago y furioso se lo regresa a Pilato para deshacerse de Él.

jueves, 5 de abril de 2012

¿Cómo hablaba Jesucristo?


En el Nuevo Testamento y en las películas sobre Jesús siempre vemos hablar al Salvador de una manera peculiar, ya que siempre dice: “en verdad os digo…”, o usa el pronombre “vosotros” con el verbo conjugado para ese pronombre:  “vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando” (Juan, 15, 14).  Al ver las películas más joven, mi madre siempre decía que no creía que Jesús hablara de esa manera, en el sentido de que Jesús hablaba con gente sencilla y era poco creíble que hablara en forma rebuscada.  La verdad, creo que tiene razón, y desde hace años que escuché eso tengo curiosidad.  Hoy, que hablo latín y conozco raíces básicas de griego puedo encontrar la respuesta al enigma.

Para poder emitir un juicio veraz sobre el tema es necesario leer los textos originales en griego koiné o usar una traducción exactísima en cuerpo y en espíritu, aún así nos encontramos con la dificultad de que Jesús (si es que existió) probablemente habló arameo y todas sus enseñanzas las dictó en ése idioma, por lo que no es muy confiable que digamos fiarnos del texto en griego. 

Algo a tomar en cuenta, los evangelios fueron escritos decenios después de la existencia de Cristo y son muy escuetos, y los evangelios del Nuevo Testamento sólo usan dos fuentes, según recuerdo son Juan y Marcos, Mateo y Lucas son versiones alternas de Marcos, por lo que sólo tenemos dos fuentes muy parcas de las enseñanzas de Jesús, y los detalles sobre la vida de Jesús (y de misterios como la Santísima Trinidad) son muy pocos. Existen otros evangelios que ofrecen información, pero no son canónicos, aún así se ha usado su información, por ejemplo, los detalles tradicionales de la Navidad son tomados del Evangelio según Santiago.  Los Evangelios no fueron escritos con el fin de ofrecer una biografía de Jesús, sino con el fin de recordar, perpetuar y difundir su mensaje.

Al parecer, como se afirmó arriba, Jesús habló en arameo.  El arameo es una lengua semítica, emparentado con el hebreo, originalmente el arameo se habló en la región siria de Aram, de ahí su nombre.  Para la época de Jesús estaba muy difundido en Judea y los nativos de esa región hablaban principalmente arameo.  Algunos tenían como lengua nativa el hebreo, ya en declive, aunque seguía siendo la lengua litúrgica, por lo que muchos la aprendían como segunda lengua.  En esa época la “lingua franca” era el griego koiné (Ελληνιστική Κοινή, “lengua griega común” o griego helenístico), expandido en todo el mundo Mediterráneo por las conquistas de Alejandro Magno y por la influencia de la Grecia antigua, era un idioma diferente del griego clásico (el griego ático), algo más similar al griego moderno, en la época de Jesús era la lengua usada en el comercio, en la administración romana y para comunicarse entre gente que hablara idiomas diferentes, algo similar al inglés hoy en día; en griego koiné están escritos la Biblia Septuaginta y el Nuevo Testamento.  El otro idioma hablado en Judea era el latín, llevado a todo el mundo Mediterráneo, y más allá, por los conquistadores romanos, el latín era usado principalmente por los soldados romanos, también era usado por algunos funcionarios romanos, con el tiempo el latín remplazaría al griego como lengua internacional.  Es muy probable que Jesús haya hablado arameo, que hubiera aprendido hebreo y tal vez llegó a aprender griego e incluso latín.

Como arameo y hebreo están emparentados se parecen y algunas palabras son muy similares.  Pero el Evangelio nos da pistas de qué idioma habló el Jesús histórico, en el texto aparecen algunas frases que corresponden al arameo y que fueron transliteradas por los escribas.  La más completa es la que usa al revivir a la hija de Jairo: “Talitha kum!” (niña, ¡levántate!), otras usadas son:  Hosanna (¡oh! señor, ¡sálvanos!), Abba (Padre, hablando a su Padre Celestial), Maranatha (Nuestro Señor ha venido, Maranatha es un saludo usado entre los cristianos y era común como saludo en la Iglesia Católica durante el Medioevo), estando en la Cruz dice “Eli, eli, lama sabachtini” (Mi Dios, mi Dios, ¿por qué me has abandonado?), en el texto a veces se dirigen a Él como Rabbuni (Maestro), forma diferente del hebreo Rabbí, también Jesús dice que no ha venido a cambiar ni una yodh de la Ley.  Es claro pues, que Jesús hablaba arameo (la película “La Pasión de Cristo” de Mel Gibson está toda hablada en el arameo usado en la época de Jesús, mas algunas frases que no se sabía cómo se decían fueron tomadas del arameo más antiguo, la traducción se debe al erudito jesuita William Fulco), pero nuevamente la dificultad es que el texto no es una biografía y está en griego koiné, no en arameo.  El griego es un idioma parecido al latín, pero con diferencias, sobre todo por los aoristos, y no hablo mas que raíces grecolatinas, pero al menos los estudiosos pueden leer los textos escritos por los autores originales.  Lo que procede es tomar una buena traducción, que sea fidedigna del griego, no es tan difícil de encontrar ya que por cuestiones religiosas los traductores buscan la traducción más exacta posible. 

Hay un texto que es una buena traducción, y ha influido en lo que se sabe de Cristo y a otras traducciones, en su tiempo fue el oficial de la Iglesia Católica, es la Vulgata.  La Vulgata es la traducción al latín de toda la Biblia, fue realizada por el monje y erudito San Jerónimo en el siglo IV de nuestra era por encargo del Papa San Dámaso.  San Jerónimo hizo un excelente trabajo, y por instrucciones del Papa fue conservador en su traducción, algo notado por los eruditos bíblicos.  A veces comete errores, según San Cirilo de Alejandría la famosa frase “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos”, el texto en griego se refería a kamilos (kamilos) un cable muy grueso que se usa para atracar embarcaciones.  En otros pasajes la Vulgata es muy exacta, tanto en contenido como en forma, como por ejemplo cuando Pilato se lava las manos el texto griego dice: “ το αιμα αυτου εφ ημας και επι τα τεκνα ημων “, el texto en latín de la Vulgata dice: “ Sanguis eius super nos et super filios nostros ” (su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos), muy parecido al texto en griego. 

El objetivo de San Jerónimo era hacer una traducción en latín vulgar, no en latín clásico, para que el pueblo en ése entonces pudiera entenderla, en aquella época el latín era hablado en todo el mundo Mediterráneo; para alguien que haya estudiado latín clásico se le hará fácil entender el texto en latín vulgar de la Vulgata.  La verdad, San Jerónimo cumplió su cometido, en el texto latino del Evangelio según san Mateo el texto usa sólo dos veces la palabra “edere” (comer), y su derivado “comedere” (de donde deriva nuestra palabra “comer”), la palabra del latín clásico para comer; en cambio, usa 11 veces la palabra “manducare” (comer), tanto en el verbo en infinitivo como conjugado, manducare era la palabra del latín vulgar para comer, de ahí deriva el francés “manger” (comer), en los demás Evangelios San Jerónimo fue constante en el uso de la palabra manducare.  Lo mismo para varias palabras mas.  En todo el texto de la Vulgata Jesús habla de “tu” (tú), y el tu declinado, como en “tibi”, y “te”, por lo que se observa que Jesús hablaba de tú, por ejemplo en Mateo, 16:18:  et ego dico tibi quia tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam et portae inferi non praevalebunt adversum eam”, (“y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”, textualmente), cuando es plural, Jesús habla de “vos” (ustedes o vosotros, según se prefiera), Jesús hablaba como las personas sencillas; de hecho, su público era gente sin estudios, por lo que usaba las parábolas para dar a entender su doctrina.  Hay que recalcar que la Vulgata está en latín y es una traducción conservadora del texto en griego, pero nos da una indicación de cómo era el texto en griego, e indirectamente de cómo hablaba cotidianamente Jesús en arameo.

Entonces, cabe la pregunta, ¿por qué en las películas y en las Biblias modernas vemos a Jesús hablar de vos, de usted y de manera anticuada?  Haciendo un poquito de historia gramatical, vemos que la diferencia entre tú y vos no existía en tiempos de Jesús.  Al estudiar latín clásico una de las notas cuando se estudian los pronombres es que el latín clásico no diferenciaba entre “tú” y “usted”, se usaba siempre el pronombre “tu”, y se declinaba el “tu” cuando era pertinente, junto con el verbo en singular:  “tu es”, “tu habes”, “tu audis”, etc., en todos los libros de gramática latina se usa sólo el “tu” ( la nota es más enfática en el libro “Gramática Latina” de Agustín Mateos Muñoz, vendido por cierto, por la Editorial Porrúa a un módico precio), esto era sin distinción honorífica o familiar.  Sin embargo, la Iglesia usa latín vulgar, recuerdo una nota algo chusca que salió en el periódico de mi localidad hace unos 10 o 15 años, sobre un congreso de exorcistas que pretendían reformar el rito y no se ponían de acuerdo si de hablar de “tu” o “lei” a los espíritus exorcizados, es decir, si hablar de tú o de usted.  A partir del siglo IV comenzó a usarse la forma respetuosa de la segunda persona, usando el “vos”, en algo que se llama “plural mayestático”, para denotar respeto o poder, es la razón por la cual los reyes y los Papas al hablar dicen “nosotros”, en lugar de “yo”; ésta diferencia pasó a las lenguas romances:  tú y usted en español, tu y vous en francés, tu y lei/voi en italiano, etc.; para el inglés y el alemán es lo mismo.  También sucede que las Biblias usan un lenguaje anticuado, por eso leemos a Jesús decir “en verdad os digo…”, aunque lo mismo sucede en otros idiomas, en inglés Jesús habla con los arcaicos “thou” y “ye”, a veces los verbos conservan formas ya perdidas al conjugar como en “thou shallst not” (la terminación –st del verbo ha sido dejada de lado en inglés moderno, curiosamente muestra cómo el inglés es una lengua germánica, ya que esa terminación ocurre en alemán para la segunda persona del singular: du liebst), por ejemplo, en Lucas 9:55 Jesús dice:  Ye know not what manner of spirit ye are of” (“Vosotros no sabéis de qué espíritus sois”, o “Ustedes no saben de qué espíritus son”, según se prefiera).  En mi opinión los traductores deberían hacer textos con castellano moderno y según la región en que se vaya a publicar, para no hacerlos ininteligibles a la gente.