viernes, 23 de marzo de 2012

Comienza la Primavera.

Comienza la primavera, las aves vuelven del sur hacia latitudes altas.  Desde siempre las civilizaciones antiguas han celebrado la primavera porque marca el renacimiento de la naturaleza, el fin de las grandes tormentas de nieve y el derretimiento de la misma, el frío comienza a menguar, las plantas nuevamente retoñan y poco a poco la temperatura va subiendo hasta llegar al verano.  Entre los antiguos griegos y romanos el cambio de las estaciones del año, lo desierto del invierno y el reverdecer de la naturaleza se alegorizaba en el mito de Proserpina (Perséfone), esposa del dios Dis Pater (Plutón o Hades), Proserpina debía pasar 3 meses del año en la mansión del Hades, hecho que entristecía a su madre Ceres (Démeter) quien se rehusaba a volver al Monte Olimpo y vagaba por la tierra rasgándose las vestiduras y arañándose la cara en señal de luto (de ésa manera guardaban los antiguos griegos y romanos el luto), deteniendo a la vez el crecimiento de todas las plantas; al final del invierno Proserpina dejaba el Hades y volvía junto a su madre Ceres, quien se alegraba y hacía reverdecer las plantas; el mito es similar al de Orfeo y Eurídice, una de cuyas versiones es magistralmente narrada por Virgilio en la segunda parte del cuarto libro de las Geórgicas, aunque el mito de Proserpina raptada por Plutón simboliza el paso de las estaciones, y el mito de Orfeo y Eurídice es una alegoría de que nadie puede regresar del otro mundo.

Originalmente el equinoccio de primavera y el comienza de ésa estación era el 25 de marzo, cuando Julio César estableció el calendario juliano el año 45 antes de Cristo (después de una año irregular de 445 días), fijó el equinoccio de primavera el día 25 de marzo, el evento astronómico fue progresivamente adelantándose por la pequeña inexactitud del calendario juliano y por otros efectos, el Papa Gregoria XVI reformó el calendario en 1582 preocupado porque el equinoccio caía 11 días antes de la fecha tradicional, lo que implicaba no celebrar la Pascua de Resurrección en la fecha correcta, tras consultar a un sacerdote y astrónomo jesuita, reformó el calendario volviendo a fijar los días y haciendo una sencilla corrección a los años bisiestos, y de paso fijó el equinoccio de primavera el día 21 de marzo, actualmente debido a la precesión de los equinoccios y de la nutación el equinoccio de primavera cae el día 20 de marzo.  Interesantemente, en la época romana el equinoccio era el día 25 de marzo, y se celebraba con festivales (significando el adiós al frío y al invierno y el renacimiento de la naturaleza), los cristianos primitivos en una muestra de sincretismo lo asimilaron a la fiesta de la Anunciación, el mismo 25 de marzo, cosas similares sucedieron con la fiesta del solsticio de verano, el día más largo, originalmente celebrado el día 24 de junio (asimilado a la fiesta de San Juan Bautista), también sucedió lo mismo con el solsticio de invierno, el días más corto con la noche más larga y comienzo del invierno, caía el 25 de diciembre y los romanos celebraban al “Sol Invictus”, vencedor de la larga noche (asimilado a la fiesta de la Natividad de Cristo), al parecer la única fiesta que no fue asimilada fue el equinoccio de otoño, tradicionalmente el 27 de septiembre, fiesta de la cosecha.

El nombre equinoccio proviene del latín equinox, de æquus, igual y nox, noctis, noche, ya que tradicionalmente se considera que el día y la noche tienen la misma duración, aunque en realidad no es así, hay una diferencia de unos cuantos minutos, durante el equiluccio se igualan el día y la noche.

La primavera comienza con el equinoccio de primavera, que es cuando la eclíptica intersecta el plano del ecuador, lo que antiguamente se llamaba “primer punto de Aries”, término ya caduco por la precesión de los equinoccios.  Por la inclinación de la órbita terrestre el sol tiene un movimiento aparente en los cielos:  visto desde el hemisferio norte se mueve hacia el sur durante el invierno y alcanza su punto más austral durante el solsticio de invierno, después se mueve hacia el norte y alcanza su punto más boreal durante el solsticio de verano, el sol siempre se mueve en la zona tropical, el punto más septentrional es marcado por el trópico de Cáncer, el punto más meridional es marcado por el trópico de Capricornio; cuando el sol pasa por el ecuador se producen los equinoccios, cuando se mueve el astro rey hacia el norte se produce el equinoccio de primavera en el hemisferio norte, cuando intersecta el ecuador moviéndose hacia el sur se produce el equinoccio de otoño en el hemisferio norte, en el hemisferio sur las estaciones son inversas al hemisferio norte.  Interesantemente, el sol intersecta al ecuador dos veces al año, y llega a su cenit durante el solsticio de verano al alcanzar el trópico de Cáncer, así como llega a su nadir durante el solsticio de invierno al alcanzar el trópico de Capricornio.  Entonces, durante el año se producen dos equinoccios y dos solsticios.

Ya que el equinoccio se produce cuando el sol intersecta el ecuador la declinación del astro rey es cero en ése momento, y de hecho el sol pasa de tener una declinación negativa a una positiva.  Alguien situado en el ecuador verá al sol directamente sobre su cabeza a mediodía (ojo, es mediodía del tiempo solar verdadero, no mediodía civil o del tiempo solar medio), a esa hora la sombra tendrá un ángulo de cero grados respecto a la vertical del objeto que lo proyecto, o en otras palabras, los objetos totalmente rectos y con una inclinación de 90 grados respecto al suelo no producirán sombra; los objetos situados fuera del ecuador producirán durante el mediodía una sombre perfectamente alineada con una línea que una los polos norte y sur, es decir, con el meridiano local.  En las latitudes de México sucede que la penumbra dura una hora, mientras más se aleja uno del ecuador más dura la penumbra, a los 50 grados de latitud norte la penumbra dura dos horas, en el polo norte el sol no se acuesta y permanece en el horizonte todo el día, es decir, todo el día hay luz, por efectos de la refracción atmosférica el sol se ve un poco más alto.

La razón por la cual hay estaciones es por la inclinación de la tierra, algo muy relacionado con la oblicuidad de la órbita terrestre.  La inclinación es de 23.5°, lo que provoca que la radiación solar no sea recibida uniformemente todo el año, durante el verano el día es más largo y durante el invierno, más corto.  Como consecuencia, el sol ilumina la superficie terrestre más tiempo durante el verano y menos tiempo en el invierno, lo que provoca una diferencia de temperaturas, durante el verano la superficie recibe más calor del sol, durante el invierno menos calor, y ésto hace fluctuar la temperatura.  El efecto de la oblicuidad de la órbita se aprecia más cuanto más lejos se está del ecuador, en el ecuador la diferencia entre las estaciones es casi nula, porque se recibe la luz solar casi directamente y con pocos cambios en su ángulo.  Si la órbita terrestre no estuviera inclinada, no habría estaciones y la temperatura terrestre sería uniforme durante todo el año, sólo variaría con la latitud.

Ahora que ha terminado el invierno ya no habrá más nevadas y se ha ido el frío, la naturaleza retoñará y se llenará de verde.  Así que a disfrutar la primavera, que ahora las temperaturas serán más agradables.

domingo, 18 de marzo de 2012

Astronomía vs Horóscopos.

Los horóscopos se basan en la astrología, y mucha gente aún tiene confianza en ésa creencia antigua.  Sin embargo, la astrología moderna deriva directamente de la astrología clásica, que a su vez se deriva de la astronomía en los tiempos antiguos, y según la astología clásica el cielo es estático, uno de los postulados originales, que ahora se evita a toda costa, es que la tierra es el centro del universo.

En realidad, el cielo dista mucho de ser estático.  Los cuerpos celestes se mueven, asteroides, planetas, satélites, estrellas, galaxias, grupos de galaxias, etc., el movimiento es constante en el universo, así que no puede hablarse de un universo estático, y como mencionaré más abajo, esto trae consecuencias devastadoras para los que hacen horóscopos.  A veces los astrólogos denotan algo de movimiento al decir que un cuerpo celeste pasa por algún signo, pues bien, cada mes el sol cambia de signo, es algo normal y no tiene mayor influencia sobre nosotros.  Si Júpiter o Mercurio están en alguna constelación respecto a la tierra, no tiene ninguna consecuencia sobre los seres vivos, ni aún siendo Júpiter el cuerpo con mayor masa celeste ejerce influencia sobre nosotros, y eso que por la teoría de la mecánica celeste su atracción gravitatoria es formidable.  Los únicos cuerpos celestes que pueden ejercer alguna influencia son la Luna y el Sol, tanto por la distancia a la Tierra como por la tremenda masa solar.  La Luna ejerce influencia sobre las mareas, pero sobre el ser humano tiene poca afluencia, sólo en la gente que padece de sus facultades mentales o de voluntad débil tiene ascendencia:  en luna llena hay más crímenes que en las demás fases de la Luna, además de que la gente que padece alguna enfermedad psicológica sufre ataques.  El sol ejerce gran influencia, algunos sostiene que durante el máximo solar la gente está más activa, y también hay que recordar que el sol influye enormemente en el clima de la tierra.  Fuera de ambos cuerpos celestes, ningún otro planeta ejerce influencia sobre la humanidad.

El modelo en el que se basa la astrología es arcaico:  la Tierra es el centro del universo y no se mueve, los que se mueven son los demás cuerpos celestes, el sol incluído, lo cual ha sido desmentido hace mucho por la astronomía moderna.  Peor aún, el modelo celeste de la astrología seguro incluye epiciclos, inventados para explicar el aparente movimiento retrógrada de los planetas en el cielo, modelo desacreditado por las leyes de Kepler y el modelo heliocéntrico de Copérnico.

Para hacer sus horóscopos los astrólogos se basan en las constelaciones zodiacales, que son las constelaciones ubicadas en la zona de la Eclíptica, la línea recorrida por el sol durante el transcurso de un año.  Tradicionalmente son 12, en parte porque la astrología clásica se origina en Mesopotamia, región donde el 6 y sus múltiplos son de capital importancia, existe una decimotercera constelación en el Zodíaco, Ofiuco (el Serpentario), aunque su ubicación respecto al Zodíaco no es tan obvia como las que lo rodean, Sagitario y Capricornio.

Las estrellas tienen su movimiento propio, y eso es un problema grave (y casi siempre desconocido) para los astrólogos, ya que causa que las constelaciones cambien su forma. La Osa Mayor es un claro ejemplo, las siete estrellas más visibles forman una figura conocida como el "carro" o la "cacerola", las dos estrellas de la cacerola opuestas al mango forman una línea que apunta a la estrella polar.  Se sabe que la forma de la cacerola ha ido cambiando y cambiará más, antes tenía la forma de una flecha, ahora tiene la forma actual y en el futuro las estrellas se moverán para y formarán algo parecido a una M. 

Otra razón por la que los horóscopos no son válidos es la ya mencionada razón de que el Universo no es estático, y esto trae una consecuencia grave para los horóscopos.  La tierra no está perfectamente alineada, el ángulo norte a sur es de 23.5° respecto al teórico (exactamente 23°27'), debido a la gravedad el ángulo cambia cada cierto tiempo ya que la tierra se mueve como un trompo.  Los griegos antiguos ya tenían una idea de éste fenómeno, llamado precesión de los equinoccios.  El efecto es que el sol no pasa por los signos zodiacales de la manera como lo hacía antes, sino que ahora está desfasado respecto a hace 2,000 años, que es cuando se estableció la astrología.  Ya que el cambio es de un grado cada 72 años, el movimiento de precesión de los equinoccios dura 25,920 años (72x360), a esto también se le conoce como Gran Año.  Esto significa que el sol pasará por los signos zodiacales en 25,920 años de la misma manera que lo hace ahora, y que las estrellas del firmamento nocturno se verán igual que ahora en ese lapso de tiempo, dentro de 23,920 años las estrellas se verán como hace 2,000 años.  Por los efectos del Gran Año los signos zodiacales están desfasados, en realidad comienzan una o dos semanas antes de los días tradicionales.  Otra consecuencia del gran año es que el cielo nocturno es diferente a como lo veían los antiguos.  Por la precesión de los equinoccios las estrellas ocupan un lugar diferente en el espacio respecto a tiempos pasados, y el cielo en varios años se verá diferente a como lo vemos hoy.  Por ejemplo, hoy en día y desde hace varios años la estrella polar es Polaris, alfa Ursae Minoris, con el tiempo se ha ido moviendo y su declinación es un grado apartado del norte real, en los tiempos romanos el polo celeste estaba entre Polaris y Kochab, beta Ursae Minoris, ésta última estrella fue la estrella polar entre los años 1,500 AC y 500 AC (Homero usaba Kochab para situar el polo norte celeste); hacia el año 3,000 AC Thubán, alfa Draconis, era la estrella polar, los egipcios antiguos al construir las pirámides hicieron galerías que apuntaban a la estrella polar de ése entonces, Thubán, hoy en día las galerías están obstruídas, pero si no lo estuvieran apuntarían a Polaris, los astrónomos chinos de la época la inscribieron como estrella polar en los anales astronómicos de la época del emperador Huangdi; hacia el año 12,000 AC (más o menos a finales de la última glaciación) la estrella polar era Vega, alfa Lyrae, una de las estrellas más refulgentes del firmamento (la quinta estrella más brillante), con una magnitud aparente de 0.03.  Actualmente en el polo sur no hay estrella polar, pero en el año 2,800 AC era Achernar, alfa Eridani, una estrella muy brillante (la novena estrella más brillante).  Con el tiempo y por la precesión de los equinoccios Polaris se apartará del polo norte celeste, y se acercarán Alrai, gamma Cephei, e iota Cephei; para el año 7,400 la estrella polar será Sadr, gamma Cygni, una estrella de magnitud media; hacia el año 10,000 después de Cristo (DC) Deneb, alfa Cygni, será la estrella polar, y servirá bien como referencia, porque es una estrella muy brillante (ya lo fue aproximadamente por el año 16,000 AC) y aproximadamente el año 14,000 DC la estrella polar será nuevamente la rutilante Vega, alfa Lyrae, tal y como lo fue hacia el año 12,000 AC; Polaris será nuevamente estrella polar hacia el año 27,800 DC, tal y como lo es hoy y tal y como lo fue hacia el año 24,000 AC.  En el polo sur sucederá algo similar, pero con estrellas poco visibles:  gamma Chamaleontis (4,200 DC), I Carinae  y omega Carinae (5,800 DC), hasta que estrellas de magnitud mediana ocupen el puesto de estrella polar, serán ípsilon Carinae y luego Aspidiske, iota Carinae (5,800 DC), hasta que la más brillante delta Velorum ocupe en el 9,200 DC el puesto de estrella polar.  Todo esto remarca que el cielo está en constante movimiento y las estrellas no son estáticas, como supone la astrología clásica, por lo que toda la astrología y los horóscopos no son mas que pérdida de valioso tiempo, como lo muestra claramente la astronomía moderna.