jueves, 27 de septiembre de 2012

La Independencia: II




En la Nueva España la situación política era cada vez más inestable.  En Querétaro comenzó una conspiración para deponer el gobierno virreinal y crear una junta de gobierno que gobernara en nombre de Don Fernando VII, la conspiración la encabezaba el corregidor de la ciudad Don José Miguel Domínguez, quien tenía como esposa a Doña Josefa Ortiz de Domínguez.

Entre los conspiradores figuraban el cura de Dolores, Don Miguel Hidalgo y Costilla, y el capitán de Dragones de la Reina Don Ignacio Allende.  El cura Hidalgo era un personaje notable, ávido lector de autores clásicos y de textos de la Ilustración, se sabe que tenía en su biblioteca personal varios volúmenes, aún cuando estaban prohibidos en la Nueva España.  De joven había estudiado en una escuela jesuita donde se interesó por la vida sacerdotal, aparte del castellano hablaba con fluidez francés, italiano, latín, náhuatl, purépecha y otomí, ¡era un hombre muy cultivado!  Fue rector de la escuela donde estudió, el Colegio de San Nicolás Obispo (hoy Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, data del siglo XVI).  Tiempo después se le ofreció el productivo curato de Dolores, del cual se desempeñó como párroco.  Según algunos autores organizó su comunidad para hacerla productiva y enseñaba oficios.  También se sabe que a pesar de ser sacerdote era muy mujeriego y se rumora que tuvo hijos.

Originalmente el levantamiento sería el día 2 de octubre de 1810, aunque según otras fuentes habrían de levantarse en armas el día 1 de diciembre de 1810.  Sin embargo, el 9 de septiembre un empleado de correos, José Mariano Galván, se asustaría por las dimensiones de la conjura y delató las conspiraciones al administrador de correos de Querétaro; también el capitán Joaquín Arias habría de delatar la conspiración, aunque él lo hizo al alcalde de Querétaro, Juan Ochoa.  La confesión más grave fue la hecha por el canónigo de Valladolid, Dr. Manuel Mariano Iturriaga in articulo mortis al cura Rafael Gil de León.  Más denuncias se hicieron y el comandante Ignacio García Rebolledo presionó al corregidor para detener a los conspiradores, el mismo corregidor era un conspirador y había sido alertado de las delaciones por el cura Gil de León, simpatizante de los conspiradores según algunas fuentes, aunque el mismo cura Gil de León previno a las autoridades virreinales sobre las conspiraciones.

Al ejecutarse las aprehensiones el corregidor avisó a su esposa, quien según las malas lenguas era amante del capitán Ignacio Allende, quien según los testimonios de su época era muy apuesto.  El corregidor partió a catear unas casas y dejó a su esposa encerrada en su cuarto, según algunas fuentes para protegerla, según otras, para que no avisara a Allende.  Algunas versiones dicen que la corregidora podía leer, pero no escribir (una práctica común en la época, supuestamente para evitar que las mujeres escribieran cartas de amor), pero aún así se las ingenió para escribir un mensaje para Allende con recortes de letras hechos a cartas, revistas y libros.  Encerrada, la corregidora golpeó sus zapatos contra el suelo, llamado al que acudió el alcalde, Ignacio Pérez, quien cabalgó toda la noche del sábado 15 hacia San Miguel el Grande para encontrarse con el capitán Juan Aldama, quien al enterarse cabalgó hacia Dolores para avisar a Don Miguel Hidalgo y al capitán Ignacio Allende.

Temprano llegó Aldama a Dolores Hidalgo y se tomó la decisión de adelantar el levantamiento para ese mismo día.  Temprano Hidalgo lanzó el grito de Independencia.  No se sabe a ciencia cierta si comenzó a las 5 de la madrugada, o a las 7 u 8 de la mañana del domingo 16, lo que sí es cierto es que como todos los domingos tocó las campanas para llamar a Misa Dominical.  Tampoco se sabe lo que dijo Hidalgo al dar el grito, es falsa la versión extendida por algunos historiadores despistados de que gritó:  “Viva México”, en ésa época a la Nueva España no se le llamaba México, ésta versión es la que inspiró el grito que se cada 15 de septiembre.  Según algunos testimonios Hidalgo llamó al pueblo al tañer la campana de su Iglesia, el pueblo acudió como todos los domingos a la Misa Dominical, ya estando en el atrio les dio un discurso conmovedor diciéndoles:  “mírense ustedes en la pobreza que están” y los llamó a desconocer el gobierno y lanzarse en armas mientras retomaba el trono el Rey Don Fernando VII.  Según la versión más creíble Don Miguel Hidalgo en su Grito de Dolores dijo:

“Viva el Rey Don Fernando VII”
“Viva la Virgen de Guadalupe”
“Viva América”
“Mueran los gachupines”
“Muera el mal gobierno”

Y se lanzó a la lucha armada.  La campana de la iglesia de Dolores en realidad es un esquilón y se llama “Campana de San José”, o de “San Joseph”, por el nombre en latín, fue fundida el 2 de julio de 1768.  Originalmente estaba en la iglesia de Dolores y años después de la Independencia fue removida en 1896 durante la presidencia de Don Porfirio y llevada a Palacio Nacional, es la que se usa hoy en día en la Ceremonia del Grito de Independencia que da el presidente de la República.  En la iglesia de Dolores se puso una réplica de la original.  Cada 15 de septiembre en la noche el presidente en turno rememora el grito para conmemorar el inicio de la Independencia.  Una de las razones por las que se da el grito es porque Don Porfirio Díaz cuando era presidente fijó la ceremonia el día 15 porque era el día de su cumpleaños (día de San Porfirio), es costumbre en la actualidad que en el 5° año de gobierno del presidente en turno se de el grito en la Iglesia de Dolores, esa costumbre la inició el Emperador Maximiliano de Habsburgo en 1864, y según algunas fuentes, Don Maximiliano, Nuestro Emperador, fue el primer gobernante mexicano en dar en forma oficial el Grito de Dolores, la primera vez en Dolores Hidalgo y la segunda ya en Palacio Nacional; para el grito de 1864, primero en la historia de México, Don Maximiliano vestía de charro y la Emperatriz, Doña Carlota, de china poblana, el motivo de Don Maximiliano era incitar a los mexicanos a tener identidad propia, algo de lo que carecía por ése entonces el país; la historia oficial omite éste hecho, pero existe en Dolores Hidalgo una placa alusiva a ese hecho, de las pocas en México que recuerdan al Emperador.  Fue el mismo Maximiliano quien le dio a México uno de sus primeros héroes, pues fue quien ordenó recrear la imagen de Miguel Hidalgo (la más conocida) en una pintura realizada por Joaquín Ramírez, quien supuestamente utilizó como modelo a un cura belga.  Fue Maximiliano de Habsburgo el creador del Grito de Dolores moderno, ya que en 1865 lo celebró con toda pompa y con una verbena popular, que fue muy concurrida según las crónicas de la época, es pues Maximiliano el creador de la actual ceremonia del Grito de Independencia.

Una vez iniciado el movimiento de independencia Hidalgo se puso en marcha y hacia las 11 de la mañana llegó a Atotonilco, en donde realizó un acto de suma importancia y muy simbólico:  tomó del Santuario de Jesús Nazareno un estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe para usarlo como bandera del movimiento.  Haya existido o no, lo cierto es que la Virgen de Guadalupe lleva casi 500 años realizando su mayor milagro, el haber unido al pueblo novohispano primero y luego al mexicano.  La Virgen de Guadalupe era una imagen querida y venerada por todos los sectores novohispanos, fueran campesinos, banqueros, ricos, pobres, criollos, indígenas, mulatos, etc., el tener a la Virgen de Guadalupe en su estandarte hizo que el pueblo se uniera en masa al movimiento de Hidalgo.  

Hidalgo recorrió sin ninguna resistencia Celaya, Salamanca y Acámbaro, cada vez su ejército crecía más, pues se le unía el pueblo, aunque mal armados, llevaban trinches, palos, machetes, y algunos armas de fuego (los indígenas estaban desarmados durante el Virreinato).  La razón de la popularidad del movimiento de Hidalgo es el descontento social producido por el alto pago de impuestos, el severo régimen de castas (que dividía a la población según la casta a la que nacía y determinaba su futuro laboral, así como su importancia en los juzgados), y el hecho de que fueran considerados ciudadanos de segunda frente a los peninsulares a pesar de haber nacido en la Nueva España.  

El 28 de septiembre arribaron a Guanajuato (los insurgentes sumaban cerca de 50,000 personas), los españoles y gente de dinero (en total unos 2,500) procedieron a refugiarse en la Alhóndiga de Granaditas, la bodega más grande de la provincia, Hidalgo conminó a rendirse al intendente de Guanajuato, Juan Antonio Riaño, su viejo amigo, quien se negó y se inició un fiero combate, Riaño murió y el funcionario que se quedó a cargo de la defensa intentó parlamentar con Hidalgo, pero fue asesinado por el coronel realista García de la Corona.  Según la historia oficial un minero insurgente muy corpulento llamado Juan José de los Reyes Amaro, apodado “El Pípila” se puso una gruesa losa de piedra en las espaldas y gateó hasta la entrada con una loza y brea para incendiar la puerta, pero éste acontecimiento es muy debatido y según muchas fuentes el minero no existió.  Tras varias horas de combate los insurgentes entraron a la Alhóndiga de Granaditas y masacraron a todos los defensores, incluyendo mujeres y niños, después se dedicaron a saquear Guanajuato.  La masacre y el saqueo inquietaron profundamente a Hidalgo, quien reprobaba esos hechos y en lo futuro decidiría evitar entrar con su ejército a las grandes ciudades.  Lucas Alamán presenció de manera cercana los hechos, debido a los excesos de los insurgentes quedaría impactada y nacería en él un repudio generalizado hacia Hidalgo y su movimiento, años después Alamán sería un destacado escritor, empresario, historiador, funcionario y político conservador.

Hidalgo tendría resultados mixtos y vencería a los realistas en la batalla del Monte de las Cruces, el 30 de octubre de 1810.  Unos 60,000 insurgentes enfrentarían a 2,500 realistas, los insurgentes atacarían y serían recibidos a fuego por la infantería y cañones realistas, pero avanzan los insurgentes y se traba un combate a bayoneta, mientras tanto, el general insurgente Mariano Jiménez logra flanquear a los realistas con 3,000 hombres,  el comandante español, Torcuato Trujillo, intentó componer la situación y mandó un contraataque a la cabeza del teniente Agustín de Iturbide, pero los insurgentes resistieron y lanzaron otro ataque esta vez con charros atacando a los dragones españoles, a los que rebasaron y los charros insurgentes lograron tomar un cañón realista, el teniente Iturbide intentó retomar el cañón, pero no pudo, finalmente, los españoles fueron completamente derrotados.

En éste momento la vía a Ciudad de México estaba abierta, Allende, militar de carrera, urgía a Hidalgo avanzar sobre la capital, pero Hidalgo no quiso por temor a los desmanes que podría desatar la chusma, como sucedió en Guanajuato donde masacraron a los civiles españoles, con ésta decisión la causa insurgente perdió ímpetu, Hidalgo envió a Abasolo y a Allende a dialogar con el virrey Venegas, quien se negó y por poco fusila a los emisarios, de no ser por la oportuna intervención del Sr. Arzobispo de México.  Cundió el descontento entre los insurgentes; de Hidalgo se decía que tenía ideas poco eficaces, y para contentar a la gente creó nuevos rangos para poder dar mas ascenso, entre ellos se cuentan el grado de “capitán de capitanes” y “coronel de coroneles”.  Según una fuente Hidalgo no lucía como lo vemos en los cuadros, austero y de sotana negra (ésta imagen data de un cuadro pintado por Joaquín Ramírez a pedido del emperador Don Maximiliano de Habsburgo, quien fue un gran patriota, el pintor Ramírez usaría de modelo para pintar a Hidalgo a un sacerdote belga que vino a México acompañando al Emperador), sino que vestía con traje talar y un turbante de colores adornado con una pluma púrpura.  Pronto surgieron los roces entre Hidalgo y Allende por desavenencias en cómo llevar la campaña, y Allende tomó como prisionero a Hidalgo, sin embargo, dejó que se diera la idea de que Hidalgo era el jefe de los Insurgentes, ya que era muy carismático entre el pueblo, pero el mando real lo tenía Don Ignacio Allende, de quien se dice consideró envenenar al cura Hidalgo.

Los insurgentes se retiraron hacia el Bajío, y lograron algunas victorias hasta que se enfrentaron a los realistas en Aculco el 7 de noviembre de 1810.  Al frente de los realistas iba Don Felix María Calleja del Rey, un militar español muy capaz… héroe realista de la Independencia de México; de Calleja se sabe que aparte de ser un militar destacado era partidario de rápidos movimientos contra el enemigo, era amante del teatro (y de una bella actriz de teatro), y sufría de gastritis o de enfermedad del reflujo, ya que seguido la comida se le regresaba a la boca con todo y ácidos gástricos, lo que le provocó una dentadura sensible.  En Aculco Calleja tenía a dos mil infantes del ejército regular, 7 mil caballos y doce piezas de artillería contra unos 40,000 insurgentes desmoralizados por no haber avanzado contra la capital; de los soldados insurgentes cuatro mil eran regulares de regimientos insurrectos y el resto eran milicianos y civiles muy mal armados o desarmados.  Calleja cañoneó a los insurgentes y luego los atacó, lo que provocó su retirada del campo de batalla. 

Mientras, José Antonio Torres tomaba Guadalajara y el 22 de noviembre Hidalgo se estableció en la perla tapatía, donde estableció su gobierno.  El día 6 de diciembre Hidalgo aboliría la esclavitud en el virreinato, hecho sin precedentes en América.  Los insurgentes tenían éxito en acciones menores, pero Calleja los derrotaba sistemáticamente, incluso derrotó a Allende.

Calleja resolvió terminar con los insurrectos de una vez por todas.  Avanzó sobre Guadalajara y se encontró el17 de enero de 1811 con los insurgentes en el Puente de Calderón en Jalisco, los insurgentes contaban con unos 90 mil a cien mil hombres, de los cuales sólo 3,400 eran entrenados y la mayoría no tenían armas de fuego, contaban con 95 cañones y construyeron cohetes (armas sin precisión, ya existían en ésa época y en Estados Unidos un ataque con cohetes en la guerra de 1812 inspiró el himno americano).  Los realistas contaban con 5 mil a 6 mil hombres y diez cañones, Hidalgo creía que al ver la superioridad numérica insurgente Calleja se les uniría, inclusive antes de la batalla expresó:  “Hoy desayunaré en Puente de Calderón, comeré en Querétaro y cenaré en México”, pero Calleja resolvió enfrentarlos.  Al iniciar la batalla, los insurgentes atacaron y por poco derrotaron a los realistas, sin embargo, los realistas aguantaron los embates, pesó a su favor el entrenamiento militar, ya que eran profesionales, a las seis horas de combate una granada española hizo explotar las municiones mexicanas y destruyó su pólvora, situación que provocó pavor entre las tropas mexicanas, que no eran profesionales, los insurgentes huyeron y fueron perseguidos por los realistas.

Los insurgentes huyeron hacia el norte, invitados por Ignacio Elizondo, quien en realidad les tendía una trampa ocultada bajo la oferta de huir a San Antonio de Béjar, en la provincia de Tejas, y luego ir a comprar armamento a los Estados Unidos.  Al llegar la comitiva insurgente a Acatita de Baján, en Coahuila, fueron apresados, en un lugar en el que hoy se erige un monumento en medio del desierto.  Como el terreno estaba cubierto con lomas no se veía bien a lo lejos, una a una las carretas se detuvieron al ver a Elizondo, quien le daba la bienvenida personalmente a los insurgentes para luego detenerlos, la última carreta en llegar a la celada fue la de Hidalgo, quien al igual que los demás fue recibido personalmente por Elizondo y luego apresado por él.  Ignacio Elizondo fue felicitado por Calleja y el Rey Don Fernando VII lo promovió en el ejército realista, pero su traición hizo que se ganara el odio de los insurgentes y fue asesinado por el teniente Miguel Serrano mientras dormía en su campamento junto al río Brazos.

Los insurgentes fueron llevados a Chihuahua donde fueron sometidos a juicios sumarios.  Allende y Aldama fueron fusilados el día 26 de junio junto a Mariano Jiménez, Abasolo fue desterrado a España donde murió en prisión en 1816.  Hidalgo fue sometido a proceso, degradado eclesiásticamente, se le rasparon las manos y las yemas de la mano derecha, con la que había bendecido gente, se le expulsó de la Iglesia (ojo:  por acuerdos internacionales el Rey de España podía nombrar a los clérigos y prácticamente el jefe de la Iglesia en España y sus colonias era el Rey y no el Papa), al ser cuestionado por la autoridad civil sobre las ejecuciones de prisioneros realistas, respondió que no era necesario juzgarlos, sabía que eran inocentes.  Por petición de Hidalgo no se le fusiló de espaldas al pelotón como se hacía con los traidores al régimen, se le fusiló al amanecer sentado con los ojos vendados, su mano derecha sobre el corazón, se necesitaron dos descargas de fusilería para terminar con su vida.  Su cuerpo fue decapitado y su cabeza se exhibió en la Alhóndiga de Granaditas junto a las de Allende, Aldama y Jiménez, cada cabeza ocupaba una esquina.  En 1821 fue exhumado su cuerpo de Chihuahua y junto con su cabeza se le enterró en el Altar de los Reyes, de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Finalmente, desde 1925 reposa en el Ángel de la Independencia.

El movimiento insurgente siguió con Morelos, antiguo discípulo de Hidalgo, quien además participó en el movimiento de Hidalgo.  Morelos también era sacerdote, nació en Valladolid, hoy Morelia en su honor.  Morelos realizaría varias campañas militares, sus misiones tuvieron gran éxito, gracias al genio militar de Morelos.  Entre las batallas de Morelos descuellan el sitio de Cuautla, en el hoy estado de Morelos.  El ejército insurgente había sido sitiado por 72 días por el ejército realista mandado por Calleja.  Los insurgentes resolvieron abandonar la ciudad y romper el sitio, algo complicado por el estado de ser sitiados.  La madrugada del 2 de mayo de 1812 el ejército insurgente abandonó Cuautla, tras 4 horas fueron avistados por los realistas a las 4 y media de la mañana, surgió un combate del que los insurgentes pudieron escapar, aunque dispersos.  Éste hecho provocó disputas entre el virrey Venegas y Calleja, Venegas fue destituido y Calleja nombrado Virrey.

Poco después el insurgente Leonardo Bravo fue apresado por Calleja y condenado a muerte, Morelos propuso canjear 300 prisioneros a cambio de Leonardo Bravo, pero Calleja se negó y Bravo fue ejecutado por el método del garrote vil en el Paseo de Bucareli el día 13 de septiembre.  En represalia, Morelos ordenó al hijo de Bravo, Don Nicolás Bravo, ejecutar a los prisioneros realistas.  La noche anterior a la ejecución Nicolás Bravo hizo poner en capilla a los 300 prisioneros, a la mañana siguiente subió a una tarima y les dijo a los prisioneros:

“Mi padre ha muerto víctima de la saña de vuestros compatriotas; id vosotros libres sin condición; así honro mejor su memoria y á mi patria, cuya independencia veo segura, precisamente por la crueldad que han mostrado los españoles contra los mejicanos”.

En un principio los prisioneros tardaron en darse cuenta de que eran libres, muchos, impresionados por la magnanimidad de Bravo hijo, se unieron a la causa insurgente, a éste hecho se le conoce como “Magnanimidad de un patriota”, o “Magnanimidad de Don Nicolás Bravo”.  Morelos no castigó a Nicolás Bravo por desobedecerlo, posiblemente impresionado por la nobleza de Bravo hijo.

En 1813 Morelos convocó a representantes insurgentes de toda la Nueva España a un congreso en Chilpancingo, donde por primera vez se habló de la independencia de la América Septentrional, antigua Nueva España, hecho decretado el seis de noviembre de 1813.  El Congreso restauró la Compañía de Jesús en la América Septentrional, y redactó los “Sentimientos de la Nación”, que proclamaban como religión oficial la religión católica, decretaba la independencia, afirmaba que la soberanía venía del pueblo (y eliminaba del texto al Rey de España, como afirmaba el borrador), reservaba los empleos a los nacidos en el país, se prohibían la esclavitud y la distinción de castas, y se desaparecían las alcabalas, estancos y tributos de los indígenas.  Los Sentimientos de la Nación fueron un texto avanzado para la época, que proclamaba la independencia y sentaba las bases políticas de la Nación.  Durante el Congreso se le ofreció a Morelos el título de “Su Alteza Serenísima”, como se llamaba a Hidalgo según algunas fuentes, pero él lo rechazó y replicó que no lo llamaran así, sino “Siervo de la Nación”.  El Congreso también decretó la Constitución de Apatzingán, la primera Constitución del país, que disponía lo mismo que los “Sentimientos de la Nación”, y consagraba la separación de poderes, una novedad en la América Septentrional, además estipulaba que la ley sería igual para todos y que todo ciudadano sería inocente hasta que se demuestre lo contrario.

Por ese entonces iba en ascenso Agustín de Iturbide, quien llegaría a convertirse en el más serio rival de Morelos y tras la desaparición del Caudillo Insurgente sería una seria amenaza para la causa insurgente, una de esas acciones fue la Batalla de las Lomas de Marías el 23 de diciembre de 1813.  Días después Don Mariano Matamoros sería capturado y llevado a Ciudad de México, donde fue condenado a muerte; Morelos ofreció canjear a Matamoros por doscientos prisioneros realistas, a lo que se negó Calleja.  Matamoros fue degradado de su condición sacerdotal y fusilado, en represalia Morelos mandó fusilar a los prisioneros realistas.   En España había terminado la Guerra de Independencia, Fernando VII fue restaurado y muchos militares fueron enviados a combatir a los Insurgentes, cosa que agravó sobremanera la causa patriótica.  

El 5 de noviembre de 1815 Morelos fue apresado cerca de Atenango del Río en Guerrero, el Congreso insurgente logró ser salvado gracias a Don Nicolás Bravo, Morelos fue aprehendido cuando trataba de salvar un soldado, quien apresó a Morelos fue un antiguo insurgente, Matías Carranco, a quien Morelos dio un reloj.  Morelos fue enjuiciado y degradado de su condición religiosa, su condena fue confirmada por Calleja, durante todo el juicio eclesiástico Morelos rebatió los cargos de herejía.  La mañana del día 21 de diciembre de 1815 fue condenado, ese mismo día había sido ordenado sacerdote 18 años antes, la condena la escuchó de rodillas.  Temprano el día 22 de diciembre de 1815 Morelos fue despertado, desayunó café con pan y fue llevado a San Cristóbal Ecatepec, hoy Ecatepec de Morelos, por órdenes de Calleja, quien temía un motín.  Morelos platicó brevemente con su confesor, se puso la venda, rezó el Salmo 51 y antes de morir rezó:  Señor, si he obrado bien, tú lo sabes, pero si he obrado mal, yo me acojo a tu infinita misericordia”.  Morelos fue fusilado de espaldas al pelotón y de rodillas por su condición de sacerdote, el pelotón disparó dos salvas a las cuatro de la tarde.  Sus restos descansan en el Ángel de la Independencia en Ciudad de México.  Morelos tuvo hijos, entre los que se cuentan Ignacio Sosa y Juan Nepomuceno Almonte, un destacado militar y político conservador, veterano de la guerra de independencia de Tejas (participó en la batalla del Álamo y fue de los militares que abogaron ante Santa Anna por el perdón de los 7 rebeldes capturados vivos, entre ellos David Crocket) y de la Guerra entre México y Estados Unidos, posteriormente sería de los representantes del partido conservador que ofrecería la Corona Imperial Mexicana al Archiduque Maximiliano de Habsburgo en el Castillo de Miramar en 1864, Juan Nepomuceno Almonte moriría en París en 1869, su memoria es olvidada por el gobierno mexicano por haber sido de la comitiva que invitó a Maximiliano, aunque lo hizo convencido de que era lo mejor para México, es una pena que su memoria no sea tributada a pesar de que peleó por defender nuestro país contra los norteamericanos en dos ocasiones.

La pelea en el norte, situación en Tejas.

A menudo los grupos localistas dicen que la guerra de independencia hidalguista era algo localizado en el centro y que en el norte no hubo levantamientos, incluso una vez leí en internet un grupo de gente del norte que se dice descendiente de criollos, el grupo era separatista y argüía que entre las diferencias es que la lucha independentista de Hidalgo y Morelos sólo se limitó al centro de la República y que en el norte no tuvieron ninguna importancia.  En realidad, aunque la Guerra de Independencia se concentró en el centro y en lo que hoy es Guerrero, hubo algunas peleas en el Norte.  Hidalgo intentó huír hacia San Antonio de Béjar (hoy San Antonio, Texas) y fue capturado en Acatita de Baján, Coahuila.  

Francisco Javier Mina llegó a México desde España vía Tamaulipas para luchar al lado de los independentistas y desembarcó el día 15 de abril de 1817 en la desembocadura del río Soto la Marina, cerca de la ciudad de Soto La Marina después de hacer escalas en Galveston (entonces parte de México) y en Matamoros.  Tras unos dos meses Mina se dirigió a la Hacienda del Cojo (hoy San Melchor del Cojo, en el municipio de González, Tamaulipas), para después enfilar hacia Horcasitas (hoy Ciudad González, Tamaulipas), luego marchó hacia El Abra, Baltazar (hoy Antiguo Morelos, Tamaulipas) y posteriormente se dirigió hacia San Luis Potosí.  Mina había dejado algunos soldados en Soto La Marina en un fuerte improvisado, los soldados fueron derrotados y apresados por los realistas, entre los insurgentes apresados figuraba Fray Servando Teresa de Mier.  Mina se unió a la causa insurgente y peleó en el estado de Guanajuato, tras varios meses de pelear en México fue apresado y fusilado en Pénjamo, Guanajuato, sus restos descansan en la Columna de la Independencia en la Ciudad de México.  En honor a Mina el aeropuerto de Tampico fue bautizado “Aeropuerto Internacional Francisco Javier Mina”.

El 8 de febrero de 1811 los realistas derrotaron en la batalla de San Ignacio de Piaxtla a los insurgentes de Sinaloa, obligándolos a retirarse a la sierra y terminando con eso el alzamiento.

Tejas (que así se escribía en ésa época) fue la provincia del norte donde fue mas notable la lucha independentista.  Tejas formaba parte de las Provincias Internas de Oriente, donde había poca población y la mayoría era criolla, su interés era enfrentar a las tribus comanches y apaches, por lo que la lucha independentista tuvo poco apoyo en esas provincias, las provincias del Nuevo Santander (hoy Tamaulipas), Coahuila y Tejas se declararon del bando realista, mientras que el Nuevo Reyno de León se unió al bando insurgente, algunos pueblos de la Provincias Internas de Oriente se unieron al bando independentista poco después.  Sin embargo, la provincia del norte donde la lucha a favor de la independencia fue más notable fue en Tejas.

La lucha en Tejas está bien documentada porque los texanos mantienen una identidad propia a pesar de pertenecer a los Estados Unidos de América, los texanos están orgullosos de su estado, su pasado y su herencia.

Una figura tejana fue Juan Bautista de las Casas, un antiguo capitán de las milicias del Nuevo Santander.  El 21 de enero de 1811 De las Casas lideró un grupo de sargentos en el Presidio de San Antonio (un edificio macizo que era un fuerte, estuvo ubicado en el centro de San Antonio cerca de donde hoy se ubica el Palacio del Gobernador Español y cerca de la Catedral de San Fernando, del Riverwalk y de la Plaza Principal), al día siguiente arrestaron al gobernador de Tejas, Manuel María de Salcedo, el gobernador había sofocado algunos intentos de levantamiento, revisaba la correspondencia local y cerró las fronteras de la provincia.  Junto con Salcedo arrestaron al gobernador del Nuevo Santander, Simón Herrera, quien vivía en San Antonio, y otros 12 oficiales españoles, los prisioneros fueron humillados públicamente y enviados a Monclova, Coahuila; la noticia se propagó por Tejas y provocó rebeliones a favor de la Insurgencia, hubo poca resistencia en la provincia, entre ellos, el comandante de la guarnición de Nacogdoches.  De las Casas envió a prisión a los realistas de la provincia.  Algunos insurgentes estuvieron en descontento con De las Casas y se unieron a los realistas, el 2 de marzo Juan Manuel Zambrano, funcionario de San Antonio, inició la lucha contra De las Casas y lo arrestó junto a Ignacio Aldama, con esto se acabó la hoy llamada “Rebelión de De las Casas”.  Al saber del fin de la rebelión algunos insurgentes se pasaron del bando realista, entre ellos Ignacio Elizondo, quien tenía cautivo al gobernador.  De las Casas fue enviado a Monclova, donde fue ejecutado de un balazo en la cabeza, su cabeza fue cercenada y enviada a San Antonio de Béjar, donde fue exhibida en un mástil en la plaza militar.  Los partidarios de De las Casas fueron juzgados y fusilados, los realistas capturaron a Pedro de Aranda, quien tenía documentos con los movimientos del ejército insurgente; poco después Ignacio Elizondo y Salcedo capturaron a Hidalgo.

Tras la derrota del padre Hidalgo algunos insurgentes huyeron hacia Estados Unidos, entre ellos Bernardo Gutiérrez de Lara, oriundo de Revilla (hoy Ciudad Guerreo), Nuevo Santander (Gutiérrez de Lara sería posteriormente gobernador de Tamaulipas tras la independencia, también sería general y comandante militar de Tamaulipas, fue un destacado político tamaulipeco de la primera mitad del siglo XIX).  Gutiérrez de Lara huyó a Washington a buscar apoyo norteamericano, pero no obtuvo nada concreto y reclutó algunos filibusteros de Luisiana, con lo que se inició la expedición Gutiérrez–Magee.

Junto con el filibustero Augustus Magee, Gutiérrez regresó con 130 hombres a Tejas y capturaron Nacogdoches, pronto su ejército creció a 300 hombres y siguieron hacia el sur.  El gobernador Salcedo salió tras los insurgentes con 800 hombres y los sitió en la fortaleza de Presidio, cerca de Goliad, que había sido tomada por Magee; el sitio duró 4 meses, Magee murió y fue sucedido por Samuel Kemper, quien logró runir más gente.  Kemper atacó las espaldas del ejército de Salcedo y lo derrotó, forzándolo a retirarse a San Antonio, en la persecución se le unieron algunos voluntarios y se creó el Ejército Republicano del Norte.

El 29 de marzo de 1813 los insurgentes y realistas se enfrentaron en la batalla de Rosalis, también conocida como del arroyo Rosillo, a 16 kilómetros al sureste de San Antonio de Béxar.  Salcedo tenía 1,500 hombres y planeaba emboscar a Gutiérrez y sus 900 hombres desde un risco en una curva del arroyo Rosillo, los republicanos detectaron a los realistas y el plan se echó a perder, en menos de una hora los insurgentes derrotaron a los realistas y les causaron 100 muertos contra sólo 6 de los insurgentes, que además capturaron seis cañones y 1,500 caballos.  Los realistas se retiraron a San Antonio y el 1 de abril Salcedo se rindió a los insurgentes tras tratar de rendirse a los americanos que apoyaban a los insurgentes, dos días después Salcedo y otros 13 hombres fueron ejecutados a pesar de las protestas de los americanos.  El 6 de abril los insurgentes redactaron el Acta de Independencia de la Provincia de Tejas, Gutiérrez se proclamó presidente y creó la primera República de Tejas, con una bandera verde como enseña; esto y la ejecución de los prisioneros fué mucho para Kemper, quien regresó a Luisiana junto con 100 norteamericanos.

En respuesta la Corona Española nombró al General José Joaquín de Arredondo comandante de las divisiones Oriental y Occidental de las Provincias Internas.  Arredondo era un militar español conocido por sus tácticas antiguerrilla, había sido comandante militar de la Huasteca y gobernador de Nuevo Santander, Arredondo había sido muy estricto con guerrilleros y partisanos, e incluso participó en el plan para capturar a Hidalgo.  Ignacio Elizondo sitió San Antonio con 1000 hombres, pero fue atacado al amanecer del 20 de junio de 1813 en el arroyo Alazán (al oeste del centro de San Antonio, hoy se levante una placa en el lugar del combate) por los republicanos, que habían tomado posiciones alrededor del campamento durante la oscuridad, los artilleros republicanos dispararon metralla sobre los realistas quienes desayunaban y sembraron la confusión, los realistas trataron de ir hacia sus cañones, pero fueron detenidos por los insurgentes y su caballería, Gutiérrez atacó sin piedad el centro realistas, los españoles lograron reagruparse y sucedió un furioso combate, pero tras hora y media los realistas se retiraron y fueron perseguidos por la caballería republicana y sus aliados, muchos realistas fueron ejecutados, algunos realistas lograron escapar, entre ellos Elizondo, y huyeron hacia el sur, pasando el Río Bravo.  Los insurgentes se apoderaron del parque, víveres y mulas de los realistas, sin embargo, Gutiérrez fue reemplazado por el General José Álvarez de Toledo, quien nunca tuvo la confianza de los mestizos, Gutiérrez se retiró a Natchitoches el 6 de agosto.
En un principio Álvarez de Toledo quería enfrentar a los realistas en San Antonio, pero fue persuadido de no hacerlo y marchó a enfrentarlos, la marcha fue ralentizada por algunas discusiones entre los insurgentes.  

El 18 de agosto de 1813 realistas e insurgentes se enfrentaron en la batalla de Medina, a unos 30 kilómetros al sur de San Antonio.  La batalla duró cuatro horas, el plan de Toledo era emboscar a los realistas durante su marcha en un desfiladero en el camindo entre San Antonio y Laredo, los insurgentes sumaban 1,400 y los realistas 1,830; Arredondo envió a la caballería a explorar y encontró a Toledo, la caballería cayó en la emboscada y se retiró después de un breve tiroteo.  Los republicanos creyeron que se trataba de todo el ejército de Arredondo, los caballos realistas levantaban grandes nubes de polvo, que ofuscaban la visión insurgente, Toledo trató en vano de detener su ejército.  Durante la persecución fueron ralentizados por el terreno arenoso, los cañones que arrastraban se quedaron atascados momentáneamente, para cuando alcanzaron las filas realistas, los insurgentes estaban cansados y sedientos (en agosto en San Antonio el clima es muy seco y muy cálido, con un calor sofocante a mediodía, mucha gente evita salir al aire libre durante las horas de más calor).  Sin embargo, lograron derrotar y ahuyentar algunas unidades realistas de artillería e intentaban ejecutar una maniobra de flanqueo cuando fueron rechazados por la caballería realista.  Arredondo no tenía una clara situación de la batalla y estuvo a punto de ordenar la retirada, pero fue informado por un desertor que los republicanos también consideraban retirarse por estar extenuados, Arredondo entonces ordenó el avance.  Los republicanos huyeron en desorden, Toledo y algunos seguidores huyeron a Luisiana, algunos bejareños recogieron a sus familias en San Antonio y huyeron.  El ejército realista continuó persiguiendo a los republicanos, matando a muchos que huían, la mayor parte de los sobrevivientes fueron capturados y ejecutados sumariamente (algo que se repetiría 20 años después en la guerra de independencia de Tejas).  Del lado republicano sobrevivieron menos de 100 soldados, mientras que los realistas sólo perdieron 55 hombres, los restos de los republicanos fueron dejados en el lugar sin inhumar hasta 1822 cuando México obtuvo su independencia y el primer gobernador de Coahuila y Tejas ordenó la inhumación de los restos óseos, que fueron enterrados con honores bajo un roble en el campo de batalla.

La batalla de Medina terminó con la rebelión, los realistas recuperaron San Antonio y ejercieron una brutal venganza, ejecutando más de 300 personas, la situación era la misma en Nacogdoches, hubo otros intentos de rebelión, pero fueron sofocados.  Arredondo asumió la gubernatura de Tejas e impuso medidas draconianas:  ejecución de rebeldes, interrogatorio a oficiales y posterior ejecución, ejecución en la plaza de San Antonio de las familias de los rebeldes, cierre de fronteras, prohibición de entrar o abandonar el estado, etc.  Según algunos las medidas contrainsurgencia de Arredondo disminuyeron la población tejana (las bajas en la campaña de Arredondo fueron mucho mayores que la guerra de independencia de Tejas en 1836).  Se cuenta que también cometía excesos:  una vez ordenó a su ejército marchar vestidos de gala en la noche para impresionar a una muchacha local.  En ese entonces Antonio López de Santa Anna era un joven oficial del ejército realista, Arredondo lo tomó como edecán militar para que viera y aprendiera cómo comandar un ejército, según algunos Arredondo vió en el joven Santa Anna dotes de liderazgo y se encargó de irlo entrenando para cuando hubiera que reemplazarlo; Arredondo marchó al sur y derrotó a las fuerzas de Mina en Soto la Marina.  Se dice que Arredondo ejecutó o expulsó de Tejas a 15,000 personas, devastándola, por lo que cuando años después el mismo Arredondo aprobaría que colonos americanos se asentaran en Tejas para repoblar el territorio, con las consecuencias de la separación de Tejas del resto de México.  Santa Anna estuvo presente en la batalla de Medina, y 20 años después aplicaría las mismas tácticas y políticas brutales que Arredondo, seguro recordando la facilidad con la que el general español había pacificado la provincia de Tejas, y no lo había estado haciendo mal:  tomó el Álamo sin contratiempos, la campaña de Goliad fue un éxito, hasta que cometió el error de dividir su ejército y escogió un lugar muy malo para acampar junto a un bosque, por donde atacaron los rebeldes texianos, en una batalla similar a la del arroyo Alazón, sólo que la de San Jacinto se desarrolló a media tarde a la hora de la siesta.  Algunos participantes del bando rebelde en la independencia de Tejas participaron en la rebelión de Gutiérrez–Magee.

Situación en el centro y desenlace
En el centro de México la situación no era buena.  Los insurgentes habían sido derrotados, Agustín de Iturbide derrotaba en varias batallas a los insurgentes.  El único que quedaba activo era Vicente Guerrero, quien comenzó una serie de guerra de guerrillas en lo que hoy es la Sierra Madre del Sur, mientras que Guadalupe Victoria peleaba en la Sierra de Veracruz.  Varios jefes insurgentes seguían en pie de lucha, otros habían aceptado las amnistías del gobierno virreinal.

La situación que terminó con la guerra de independencia e hizo México un país libre no se desarrolló en nuestro país, ni en el continente americano, sino en España.  En 1812 por la crisis política en España representantes de todo el imperio español se habían reunido en Cádiz y promulgaron la Constitución de Cádiz, de corte liberal, entre los constituyentes se cuenta el novohispano Miguel Ramos Arizpe.  Tras la derrota de Napoleón en España en 1813 Fernando VII regresó a gobernar a España y juró la Constitución de Cádiz, pero el 12 de abril de 1814 sesenta y nueve diputados españoles publicaron el “Manifiesto de los Persas” pidiendo repudiar la Constitución de Cádiz y regresar al absolutismo, entre las consecuencias de esto fue encarcelado el general Juan O’Donojú; sin embargo, el 1 de enero de 1820 se sublevaron las tropas españolas al mando del coronel Riego que se iban a embarcar a América para terminar con los alzamientos, una de las consecuencias del levantamiento fue adoptar la Constitución de Cádiz.

En la Nueva España esto disgustó a los ricos y conservadores, quienes temían que sus privilegios fueran amenazados, al igual que el ejército.  Los conservadores empezaron a conspirar y se reunieron en el templo jesuita de La Profesa bajo el pretexto de reunirse para orar.  Escogieron como líder militar a Agustín de Iturbide.  El plan era independizarse de España y dar el trono de México a un miembro de la realeza española.

Agustín de Iturbide fue enviado a combatir a Vicente Guerrero, pero el gran conocimiento de la sierra por parte del insurgente hizo difícil la tarea.  La situación en la Nueva España era complicada, los diez años de guerra tenían a la colonia en la bancarrota, las minas producían la tercera parte de los niveles anteriores a 1810, las haciendas producción menos, con el efecto de reducir la recaudación fiscal y el diezmo eclesiástico, la población en la colonia se redujo, ya que en los diez años de guerra se estima que murieron un millón de personas, aproximadamente la cuarta parte de la población.  Viendo en cuenta la situación de la colonia y que era muy difícil derrotar a Guerrero en su medio, Iturbide resolvió entrevistarse con él y proponerle una alianza, ambos resolvieron reconciliarse, y según las fuetnes oficialistas se dio el Abrazo de Acantempan el día 10 de febrero de 1821.  Iturbide lanzó el Plan de Iguala el 24 de febrero, que establecía la Independencia de España, la religión católica como la oficial del país y la igualdad de clases sociales; ese mismo día se creó el Ejército Trigarante, ya que defendía tres garantías:  la Religión Católica, Independencia y Unión, horas después se le entregaría a Iturbide el pendón del Ejército Trigarante confeccionado por el sastre José Magdaleno Ocampo, cada color simbolizaba una garantía.  Las tropas virreinales estaban divididas entre realistas y trigarantes, en Tampico y la Huasteca el comandante era Carlos María Llorente; Santa Anna fue convencido de unirse al Plan de Iguala por José Joaquín de Herrera, Santa Anna y Joaquín Leña atacaron por sorpresa Xalapa, obligando a su capitán a capitular.  Santa Anna atacó la Fortaleza de San Carlos de Perote, pero la guarnición rompió el sitio, luego atacó Veracruz y tomó varios baluartes, pero fue obligado a retroceder.

Las continuas derrotas de los realistas ante el Ejército Trigarante sembró el descontento que encontró el chivo expiatorio en el Virrey Juan Ruiz de Apodaca, quien hubo de renunciar.  En las Provincias Internas de Oriente el comandante José Joaquín de Arredondo intentó sofocar las rebeliones, pero desistió al ver que varios de sus subordinados se unían al Plan.  Finalmente, se dirigió a Tampico y de ahí huyó a La Habana.

El día 3 de agosto llegó a la Nueva España el nuevo virrey, Juan O’Donojú, quien fue recibido por las tropas realistas e informado que toda la Nueva España estaba libre del dominio español, a excepción de Ciudad de México y algunas ciudades, viendo la situación, y que los aristócratas estaban a favor de la Independencia, O’Donojú resolvió reconocer la Independencia de la Colonia.

Todavía hubo una última batalla entre los realistas y los trigarantes en Azcapotzalco, entonces un pueblo, el día 19 de agosto de 1821.  Los realistas se hicieron fuerte en la Parroquia de Azcapotzalco y el templo de los dominicos, colocaron un cañón en el cementerio y hubo un fuerte tiroteo, hacia las 11 de la mañana el parque insurgente se agotaba y Carlos Bustamante envió un cañón a la entrada del poblado, horas después al ver que el combate era infructuosos Bustamante ordenó la retirada y que los cañones fueran llevados consigo, envió por un cañón a un soldado Encarnación Ortiz, quien murió por una bala realista, esto hizo enojar a las tropas trigarantes, que asaltaron con bríos el convento y se trabó un feroz combate cuerpo a cuerpo en el atrio del templo, derrotando a los realistas. 

El 24 de agosto de 1821 Juan O’Donojú firmó los Tratados de Córdoba reconociendo la Independencia de México.  Finalmente, el día jueves 27 de 1821 el Ejército Trigarante entró en la Ciudad de México con Agustín de Iturbide a la cabeza, el desfile comenzó a las 10 de la mañana; el desfile arrancó en Tacuba pasando por Paseo Nuevo (hoy Paseo de Bucareli), hasta la avenida Corpus Christi, donde se detuvo en la esquina del convento de San Francisco bajo un arco triunfal, lugar en el que Iturbide recibió las llaves de la ciudad de manos del alcalde José Ignacio Ormachea.  A partir de ese momento había nacido una Nueva Nación, en el país había un gran sentimiento de optimismo.  Terminado el desfile (entre otros participó Santa Anna), se celebró un Te Deum en la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, y al día siguiente se firmó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano en el recién nombrado Palacio Imperial, antes Palacio Virreinal y hoy Palacio Nacional.

Junto a la Nueva España se unieron al Imperio Mexicano las antiguas Capitanía General de Yucatán y la Capitanía General de Guatemala, así los límites del Imperio iban desde la frontera con el territorio de Oregon en el paralelo 42 norte hasta la frontera entre la república de Costa Rica (Costa Rica pertenecía al Imperio Mexicano) y la República de la Gran Colombia (Panamá pertenecía a la Gran Colombia), la Capitanía General de Guatemala se unió al Imperio por petición de Agustín de Iturbide.  El Rey de España Fernando VII se negó a encabezar el Imperio Mexicano y prohibió a los miembros de la realiza española ser reyes en México, por lo que a falta de gobernante el mismo Agustín de Iturbide fue proclamado emperador por sus tropas la noche del 18 de mayo de 1822 y al día siguiente el Congreso Mexicano nombró a Iturbide Emperador de México.  Tras la caída de Iturbide la antigua Capitanía General de Guatemala se separó de México (Chiapas incluida ya que pertenecía a Guatemala) y se convirtió en las Provincias Unidas del Centro de América, Yucatán se separó brevemente pero entró a la nueva República como república federada.  

Pronto las potencias europeas a excepción de España y los Estados Vaticanos (por su alianza con España) reconocieron al Imperio Mexicano y le otorgaron crédito, influenciados por la gran obra del alemán Alexander von Humboldt, en la que hablaba de manera muy positiva de México y lo describía como un país con grandes riquezas, sobre todo plata y oro.  Von Humboldt visitó la Nueva España en 1803 y estuvo por un año en la colonia.

Quedaron en México algunos focos de resistencia realista, uno de ellos era el fuerte San Juan de Ulúa en Veracruz, finalmente el fuerte capitularía ante el asedio mexicano, el capitán Pedro Sáinz de Baranda derrotó a una flota española que venía trayendo víveres y refuerzos desde La Habana, finalmente, el 23 de noviembre de 1825 la guarnición realista del fuerte se rindió.  El 3 de abril de 1822 Carlos Bustamente derrotó a algunos simpatizantes de los realistas a pesar de no tener infantería y de estar en desventaja numérica.  El último intento español y el más serio sería en 1829 en Tampico.  Una fuerza española al mando del Brigadier Isidro Barradas desembarcó en Cabo Rojo con mar picado y de ahí se dirigió a Tampico, supuestamente Barradas no tenía cañones, a la amenaza militar acudieron el gobernador de Tamaulipas, Felipe de la Garza y el gobernador de Veracruz, Antonio López de Santa Anna, quien llevó al Batallón Fijo de Veracruz al combate, también acudieorn algunas milicias.  Las tropas de Santa Anna lograron cruzar el río Pánuco y sorprendieron a los españoles, quienes recibieron refuerzos de una columna española que había partido a Altamira.  El día 9 de septiembre entró en Tampico un huracán y llovío hasta el día 10, el nivel del río Pánuco subió inundando ambos cuarteles.  Finalmente, ante el furioso ataque de Santa Anna y las bajas por el dengue y fiebre amarilla Barradas capituló el día 11 de septiembre, la rendición se firmó en el centro de Tampico, en un edificio donde hoy alberga el hotel “La Troya” y su anexo el restaurante “La Tasca” frente a donde se hoy se ubica la Plaza de la Libertad.  A consecuencia de ésta victoria mexicana los españoles no intentarían reconquistar México, Santa Anna cobró gran popularidad y fue nombrado “El Benemérito de Tampico”, en Ciudad de México el pueblo festejó fuertemente la victoria mexicana en la Batalla de Tampico, ya que para ellos el ejército mexicano había derrotado al ejército español, que a su vez había derrotado al ejército francés (en México se cría en ese entonces que era el mejor del mundo) comandado por Napoleón.  Hoy en día la Batalla de Tampico es poco conocida fuera del puerto por estar relacionada con Santa Anna.

Corolario
México logró su Independencia gracias a un conspiración de los conservadores tras una larga guerra.  En nuestra independencia hay muchos mitos, uno de ellos es que Hidalgo quería la independencia, y que gritó “Viva México”, cosas que no fueron ciertas, Hidalgo no buscaba la independencia y gritó “Viva el Rey Don Fernando VII”, junto con “Viva la Virgen de Guadalupe”; el primero en hablar de Independencia fue Morelos; otro mito es el niño artillero, al parecer es falso y se trata de la versión Agustina de Aragón versión 4, Doña Agustina de Aragón era una mujer española que durante el sitio de Zaragoza en la Guerra de Independencia española llevaba un cesto con manzanas a los artilleros españoles, pero un día encontró que todos los españoles estaban muertos o heridos y se aproximaban los franceses, por lo que procedió a cargar ella sola un cañón y dispararlo, los franceses huyeron creyendo que era una emboscada, y los españoles al ver que una mujer disparaba el cañón acudieron a defender el sitio, en reconocimiento fue nombrada artillera.  El movimiento de Hidalgo y Morelos fue derrotado, nosotros perdimos nuestra guerra de Independencia, a diferencia de Estados Unidos y de Sudamérica, en Suramérica los Libertadores ganaron la Independencia tras una lucha épica en donde se veía a Don Simón Bolívar comandando a las tropas en la Gran Colombia; a San Martín convertido en un nuevo Aníbal al cruzar los Andes para atacar por sorpresa a los españoles en Argentina; a Sucre derrotando a los españoles en Ayacucho a pesar de estar en inferioridad numérica, con menos cañones y de atacar a unos españoles formados en la parte superior del Condorcunca; etc.  El primer gobernante en dar el grito fue Maximiliano de Habsburgo, también fue el primero en dar el grito en Dolores Hidalgo y creó el protocolo de la ceremonia del Grito de Dolores, que se da el día 15 por costumbre que viene del porfiriato.  La independencia realmente se logró el 27 de septiembre de 1821 con la entrada de Iturbide a Ciudad de México, no antes, nadie festeja como cumpleaños el día de su concepción, sino el de su nacimiento, ésta fecha fue olvidada por estar relacionada a Don Agustín de Iturbide, el verdadero Libertador mexicano y primer gobernante de la nación en forma de emperador, forma de gobierno que jamás debió de haber sido abandonada (pesó mucho la presión norteamericana y de su enviado Poinsett, el vecino del norte quería ver a México como república), la memoria de Iturbide ha sido olvidada injustamente por motivos políticos, incluso fue fusilado por sus rivales, dicen que el que no conoce la historia está condenada a repetirla, y el que no sabe de donde viene jamás va a saber a dónde va, es hora de que el gobierno mexicano le de el lugar que se merece a Iturbide, junto a Hidalgo, no menos que eso.