domingo, 16 de septiembre de 2012

La Guerra entre México y Estados Unidos.



Es la guerra que proporcionalmente le ha causado más bajas a Estados Unidos.  Según fuentes americanas (The Navy Department Library) las muertes en combate de Estados Unidos en la guerra México–Americana fueron apenas 1,733 entre ejército, armada e infatnería de marina, pero el total de muertes por causas no relacionadas con la guerra (enfermedades, lesiones provocadas a largo plazo por la guerra) fueron 13,283, el total de combatientes americanos fue de 32,000, lo que hace una tasa de 41.5%, mayor aún que la primera guerra mundial, la segunda guerra mundial o la guerra civil (ésta última el conflicto armado en el que han muerto más norteamericanos, debido a que ambos bandos eran estadounidenses).  Esto sin contar los lesionados de gravedad (mutilados, por ejemplo), que según la misma fuente es de 4,152, ¡lo que elevaría la tasa total de bajas a 54.5%!  No se toman en cuenta las deserciones, hubo combatientes norteamericanos que se pasaron al bando gringo, como los irlandeses y europeos que conformaron el batallón de San Patricio, y otros desertaron para prestarse como guardaespaldas en los tortuosos y peligrosos caminos de ésa época, servicio concedido a ambos bandos, tampoco se toman los datos de las milicias estadounidenses que apoyaron a los regulares norteamericanos, no hay datos de sus bajas.
Existen muchos mitos en torno a éste conflicto por parte de ambos bandos, ambos combatientes exageraron sus relatos de la guerra, y para desgracia nuestra, la historia de nuestro país y de ésta guerra sólo toma las derrotas gloriosas, pero derrotas al fin, casi nadie menciona nuestras victorias y los hechos de armas gloriosos de parte de México, en parte debido a que el comandante en jefe era Antonio López de Santa Anna, sin duda el personaje más controvertido de nuestra historia.  Es cierto que hizo muchas cosas malas, pero también cosas buenas, y por algo lo llamaban cuando para gobernar el país para ser presidente, en total lo fue 11 veces, pero ojo, si se suma el tiempo corrido sólo fue presidente sólo juntó 45.5 meses, es decir, 3 años, 9 meses y medio, por el contrario, Porfirio Díaz fue presidente 3 veces para un total de 30 años, y el ídolo de la izquierda, Benito Juárez, fue presidente una sola vez por un total de 14 años, sólo la muerte lo pudo sacar de la presidencia.
Contrario a la creencia popular, alimentada por el gobierno, y muy difundida en internet en tiempos actuales, Santa Anna no vendió ni Tejas (así se escribía en ése entonces) ni los territorios de la Alta California y Nuevo México (más de la mitad de nuestro territorio en ése entonces), Tejas se separó antes de la guerra con Estados Unidos y obtuvo su independencia al derrotar al ejército mexicano en San Jacinto por errores tácticos de Santa Anna, quien había ganado todas las batallas anteriores y tenía al ejército texiano en graves problemas, al ser capturado se le ofrece perdonarle la vida a cambio de firmar el armisticio y aceptar la independencia de Tejas, cosa que acepta Santa Anna en los tratados de Velasco, no reconocidos por el gobierno del centro de México.  Los territorios de Alta California y Nuevo México nos fueron arrebatados tras la guerra con Estados Unidos, el tratado, llamado de Guadalupe–Hidalgo, fue firmado por el entonces presidente D. Manuel de la Peña y Peña.  A cambio, Estados Unidos daría una indemnización de 15 millones de dólares de ésa época, una cantidad astronómica si se traslada a la época actual (aproximadamente 400 millones de dólares), ¡y es la única guerra de la que sé que el vencedor paga al vencido!

México antes de la guerra contra Estados Unidos.
 
Los antecedentes de la guerra se pueden encontrar en factores como la autorización de colonos anglosajones en Tejas y la Alta California para poblar esos territorios.  Hasta antes de la independencia de Texas los territorios del norte estaban escasamente poblados, el gobierno mexicano ofrecía tierras gratis, y proveía de granos, semillas y apeos de labranza a los que quisieran irse a habitarlas, ya que se veía el peligro potencial del expansionismo estadounidense, sin embargo, la gente del centro no quería irse a esos territorios, en parte por el centralismo.  Cuando Vicente Guerrero y Santa Anna abolieron por enésima vez la esclavitud los colonos anglosajones en Texas se independizaron ya que les resultaba perjudicial el no tener esclavos.  Otro antecedente es la famosa Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, el primero decía:  “América para los americanos”, sólo que por americanos se entendía los estadounidenses, y era un intento de mantener alejadas a las potencias europeas de América, sobre todo los ingleses.  Una consecuencia del Destino Manifiesto es que los norteamericanos del siglo XIX se veían como una especie de pueblo elegido por Dios, que debía dominar todo el continente americano, y que debía extenderse de costa a costa (de ahí la expresión norteamericana, “from coast to coast”), y la manera más fácil era anexarse los territorios mexicanos del norte, Estados Unidos hizo ofertas de compra al gobierno mexicano, pero ningún político de nuestro país aceptó.  Un factor poco mencionado en México es la política estadounidense, en ése entonces la división no era entre republicanos y demócratas, sino entre esclavistas y abolicionistas, había un acuerdo para hacer que el norte fuera abolicionista y el sur esclavista, por lo que los políticos esclavistas se fueron por la salida fácil de aumentar el territorio sureño para tener más votos en el Congreso, para lo cual había que quitar a México sus territorios.
Poco después de la independencia de Texas la república texana se unió a Estados Unidos, lo que provocó fricciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.  En 1845 James Knox Polk asume la presidencia de Estados Unidos, siendo él un político esclavista, y no duda en anexar los territorios mexicanos.  El casus belli fue un enfrentamiento junto al Río Bravo:  desde la época colonial la frontera entre Tejas y Tamaulipas era el Río Nueces, junto a la ciudad de Corpus Christi, pero los texanos reclamaban como frontera el Río Bravo, por lo que construyeron un fuerte frente a Matamoros, el fuerte Texas, un día dragones americanos estaban explorando cuando fueron atacados por soldados mexicanos, hubo 11 muertos y el incidente le dio excusa a Polk para declarar la guerra, ya que “sangre americana había sido derramada en suelo americano”, aunque en realidad era suelo mexicano.  Abraham Lincoln, un orador destacado ya en ése entonces se opuso férreamente a la guerra por considerarla injusta y por ser abolicionista, y criticaba duramente a Polk, otro oponente era el senador Henry Clay, quien tenía un hijo llamado igual que él en el ejército amerciano graduado de West Point, el joven oficial moriría en la guerra.  En el congreso americano la guerra fue aprobada por 67 votos contra 14.  
Uno de los primeros enfrentamientos fue el sitio del fuerte Texas, que al final fue levantado y los Estados Unidos conservaron la posición, durante el sitio el comandante del fuerte, Jacob Brown murió por un cañonazo en una pierna, en su honor el fuerte fue renombrado a fuerte Brown, que después se convertiría en Brownsville.
La primera batalla en serio fue en Palo Alto, cerca de Brownsville, ganada por los americanos, el factor decisivo fue la artillería voladora, creada por el mayor Samuel Ringgold, era artillería ligera que se movía rápidamente por el campo de batalla, el mayor Ringgold murió cuando una bala de cañón le atravesó ambas piernas mientras montaba a caballo.  Por el lado mexicano no hubo mucha suerte, se acordó que la banda de guerra tocara una melodía para elevar la moral, pero una bala de cañón acabó con la banda completa. 
El siguiente enfrentamiento sería en Resaca de la Palma, en lo que hoy es Brownsville.  Mariano Ampudia tenía la ventaja numérica, pero creyó que era una distracción y puso poca atención a la batalla, sin embargo, los soldados mexicanos ofrecieron una férrea resistencia a pesar de tener un armamento inferior y estuvieron a punto de ganar; un ataque de dragones estadounidenses logró romper la línea, el ejército mexicano hizo dos contraataques, que fueron rechazados por la artillería americana, por lo que se tuvieron qué retirar.  En la batalla fue capturada la bandera del laureado batallón de Tampico.  Tras dos derrotas Ampudia quedó como inepto, sobre todo después de haber estado tan cerca de la victoria, fue destituido de su cargo y salió huyendo de Texas, Santa Anna estaría aliviado de perder un rival.
Sin embargo, a pesar de lo que afirma la historia oficial, no todo fueron derrotas.  En la Alta California los californios y las milicias ofrecieron una feroz resistencia que hizo que vencieran en varias ocasiones a los invasores, a pesar de que el comandante de las fuerzas federales en California había ordenado al ejército retirarse al sur.  En la batalla de Olompali la infantería california derrotó a los colonos estadounidenses que apoyaban a los americanos; en la batalla de Chino las milicias californias derrotaron a las milicias de colonos americanos.
Una de las victorias más gloriosas del bando mexicano fue en la batalla del Rancho Domínguez, en la que 50 lanceros californios comandados por el capitán José Antonio Carrillo derrotaron a 200 infantes de marina americanos (marines), y con eso lograron detener su avance a Los Ángeles.  Aprovechando unos cerros en el rancho Domínguez, Carrillo movió entre los cerros a su caballería con su único cañón ligero, haciéndoles creer que enfrentaban a un ejército mayor, los lanceros californios hicieron uso de su destreza montando y atacaron varias veces a sorpresa, sin disparar un solo tiro causaron 14 bajas sin ellos sufrir ni una sola.
En la batalla de Natividad 15 milicianos californios enfrentaron a 50 soldados americanos causándoles 4 muertos y 7 heridos, mientras que los californios sólo sufrieron 5 heridos y detuvieron a los norteamericanos.
En la batalla de San Pascual 160 californios derrotaron a 200 americanos.  Los estadounidenses habían tratado de tomarlos por sorpresa, pero fueron descubiertos y los californios contraatacaron al grito de “Viva California”.  Después los americanos intentaron cargar, montados en mulas, pero el día anterior había llovido y había lodo, junto a una niebla que dificultaba la visibilidad, la pólvora americana estaba húmeda, y los caballos californios eran más veloces, por lo que no pudieron alcanzarlos los americanos.  Un factor importante en ésta batalla fue que los californios conocían bien el terreno, y usaron lo que tenían:  sables, mosquetes, lanzas, ¡e incluso la reata que usaban para arrear ganado!  Los americanos volvieron a atacar, pero los californios mantuvieron distancia y contraatacaron con sus armas de fuego, sus lanzas (mataron al comandante americano), y sus reatas:  las lanzaban y atrapaban a los jinetes americanos, para después matarlos con sus lanzas.  Las fuerzas californias, mandadas por el general Pico, mataron a 19 americanos e hirieron a 15, sufriendo sólo 2 muertos y 12 heridos.  Finalmente, California tuvo que capitular al llegar refuerzos del ejército y armada americanos, y al no recibir ayuda del centro del país.

Batalla de San Pascual, lanceros mexicanos sorprenden a un oficial americano.


Nuevo México fue capturado fácilmente, pero los mexicanos y los nativos se sublevaron, esto se conoce como la revuelta de los Taos, movimiento que le tomó tiempo a los americanos suprimir.  En la primera batalla de Mora los americanos atacaron, pero fueron exitosamente rechazados por el bando mexicano, primero en una trinchera, luego en las casas del poblado.  Finalmente la revuelta fué sofocada.

El batallón de San Patricio
El batallón de San Patricio es un batallón de soldados americanos que se pasaron al bando mexicano, todos los soldados eran inmigrantes europeos, la mayoría eran irlandeses, de ahí la denominación “Batallón de San Patricio”, o “patricios”.  La gran mayoría eran católicos, y simpatizaron con México por tener la misma religión que los mexicanos, otro factor es que los irlandeses sintieron empatía por México, un país débil siendo atacado por uno fuerte, esa situación les recordó la de su nativa Irlanda, país que fue invadido y anexado por Inglaterra.  La gran mayoría eran irlandeses, con una fuerte presencia de alemanes católicos, y algunos canadienses, ingleses, franceses, italianos, polacos, españoles, escoceses, suizos, algunos esclavos americanos (de raza negra) y mexicanos sirviendo en Estados Unidos.  El batallón no se pasó entero al bando mexicano, sino que fue reclutado furtivamente de manera individual por agentes mexicanos, o atraídos por la publicidad mexicana, un factor crucial en su decisión es que siendo la mayoría católicos o inmigrantes, eran muy maltratados (según fuentes americanas el tratamiento que recibían los patricios por los oficiales protestantes era abusivo) y discriminados por los oficiales americanos, por lo que el mando mexicano les ofreció promesa de buen trato y tierras al terminar la guerra, otras promesas incluían la ciudadanía mexicana y una paga mayor.  Su función principal era la de ser artillería, función que desempeñaron muy bien:  en la batalla de Monterrey se calcula que la mitad de las bajas fueron causadas por los patricios, aparte de que ellos solos rechazaron dos o tres asaltos al corazón de la ciudad, en la batalla de la Angostura les causaron muchas bajas a la artillería americana e incluso les tomaron dos cañones a punta de bayoneta.  El batallón de San Patricio era la contraparte mexicana de la artillería voladora americana, frecuentemente se enganchó en duelos de artillería con sus contrapartes americanas (la regular y la artillería voladora), duelos en los que los patricios salían avantes.  Su lema era “Erin Go Bragh” (“Irlanda por siempre”).  Tuvieron varias banderas, todas de color verde, en diversos tonos, y el escudo era a veces el de Irlanda (el arpa de Erin con tréboles), a veces tenía la imagen de San Patricio, o una cruz plateada, a veces tenía también el escudo de México.  El mando del batallón era exclusivamente mexicano, aunque el mando de facto era el capitán Jon O’Riley.  En algún momento Santa Anna cometió el gran error de cambiarlos del rol de artilleros que tan bien hacían, al de infantería, aún así, pelearon con gran valor.  En la batalla de Churubusco ofrecieron una fiera resistencia rechazando a los americanos en varias ocasiones, incluso aún cuando se había terminado el parque, causándoles muchas bajas.  Un intento de izar la bandera blanca fue frustrado cuando el capitán Patrick Dalton de los patricios arrancó la bandera, según los testimonios americanos hubo dos intentos más de rendición izando la bandera blanca que fueron frustrados porque los patricios le disparaban a quien intentara rendirse.  Finalmente, no hubo más remedio que aceptar la rendición ofrecida por un oficial americano.  Los patricios, al ser desertores, sabían que iban a ser torturados y ejecutados sumariamente por los americanos, por eso su resistencia tenaz y por eso impedían la rendición.  Tras la batalla de Churubusco algunos fueron ejecutados, los que desertaron antes de la guerra fueron marcados en la mejilla con un hierro candente con la letra D.  fueron juzgados en un juicio ilegal sin defensa en el que no se guardaron las formas, y la mayoría fueron ejecutados, la sentencia fue realizada por un oficial de ascendencia irlandesa, excepto por dos patricios que fueron fusilados, la mayoría fueron ahorcados en un sitio que miraba al castillo de Chapultepec, para que su última escena fuera ver la bandera mexicana arriada, los patricios fueron llevados al patíbulo y el cadalso fue abierto en el momento que la bandera americana fue izada en el castillo de Chapultepec, el gobierno y el ejército mexicano protestaron severamente por las ejecuciones e hicieron todo lo posible por salvar las vidas de los patricios.  Algunos sobrevivieron, pero desgraciadamente no se les cumplieron las promesas hechas durante la guerra.  El capitán O’Reily murió en Veracruz.  Los mexicanos no olvidarían el sacrificio tan grande hecho por los patricios.  Cada 13 de septiembre, aniversario de su martirio, y cada 17 de marzo, día de San Patricio, se les recuerda con eventos conmemorativos, en los cuales los descendientes de ellos vestidos como irlandeses tocan melodías con gaitas irlandesas; cada primer domingo de mes en el ex–convento de Churubusco se realiza un desfile de gaitas en honor del batallón.  Muchas calles, escuelas, incluso iglesias  en el país toman el nombre del batallón de San Patricio.  En el Senado de la República hay una placa conmemorativa en letras de oro con el nombre del batallón.  En el 150 aniversario de su martirio el presidente Zedillo presidió un evento en honor de ellos en la plaza San Jacinto, donde fueron ejecutados algunos, actualmente hay un monumento en su honor con el nombre de los mártires, México e Irlanda imprimieron timbres postales y el gobierno mexicano regaló una estatua al gobierno irlandés.  En Clifden, poblado natal de Riley, la bandera mexicana ondea cada 12 de septiembre.  ¡Erin Go Bragh!

Bandera del Batallón de San Patricio.
Martin Tritschler.
Don Martin Tritschler era un alemán nacido en Baden, hijo de agricultores, que por las leyes del mayorazgo en Alemania emigró a México al no poder heredar tierras.  En México se estableció en la ciudad de Puebla y se dedicó al oficio de la relojería, que había aprendido en Alemania, y le fue muy bien en su oficio, introdujo muchas técnicas al país, debido a su éxito se codeó con la alta sociedad poblana.  Durante la guerra contra Estados Unidos fue nombrado capitán de la Guardia Nacional poblana y fue herido en la batalla de Cerro Gordo; las tropas americanas de origen alemán atestiguaron que por las noches un hombre rubio, alto, bien vestido, los abordaba en las cantinas y les hablaba en un estupendo alemán con acento germano.  Ésta persona era Don Martin Tritschler, quien había adoptado a México como su patria y trataba de convencer a los que también eran alemanes de pasarse al bando mexicano, sus esfuerzos incluían el repartir panfletos, muchos hicieron caso y engrosaron las filas del batallón de San Patricio.  Para mala fortuna del germano, fue denunciado por espías y capturado por el ejército americano.  Su juicio reunió multitudes, ya que se trataba de un hombre de sociedad muy conocido, que había participado en la batalla de Cerro Gordo.  Debido al tumulto varios soldados americanos cuidaron el lugar del juicio, que fue sumario (el Sr. Tritschler en una muestra de orgullo y valor llamó hereje al jurado) y condenado a muerte.  La gente al enterarse del veredicto estalló en furia, hubo algunos que lloraron apesadumbrados y los soldados americanos hubieron de dispersar a punta de bayoneta la multitud.  La sociedad poblana intervino a favor de Don Martin, así los representantes del gobierno mexicano, también el obispo de Puebla intervino a favor del alemán.  El día que se había programado la ejecución el sentenciado se había confesado, pero llegó el perdón del general Scott, comandante en jefe de los americanos:  lo había indultado producto de la intervención del obispo y la sociedad poblana, y temeroso de un levantamiento contra los americanos en la ciudad, también temía que los prelados poblanos le quitaran el apoyo.  El Sr. Tritschler desempeñó un papel importante en la sociedad poblana (entre ellas su heroico y caritativo papel en un incendio), se casó con un mexicana y tuvo 8 hijos, de los cuales 1 hija sería monja, y dos hijos serían primero obispos y luego arzobispos, de Mérida y de Monterrey.  Su hijo Martin, primer arzobispo de Mérida, fue propuesto en 2010 para canonizado, y su otro hijo, Guillermo, séptimo arzobispo de Monterrey, fue nombrado Siervo de Dios y actualmente está en proceso de canonización.

Tras perder el norte el ejército americano se dirigió a México.  La primer batalla fue en Monterrey, que sufrió un sitio de 3 días, del 21 al 24 de septiembre de 1846.  Durante el sitio los patricios diezmaron abruptamente a los americanos, deteniendo varias cargas al centro de la ciudad.  Taylor envió a su mejor división contra el este de la ciudad, donde fueron rechazados por tan solo 20 soldados mexicanos.  Los texanos y el general Worth atacaron a la caballería mexicana se cuenta que:  “"El Teniente Coronel Mariano Moret, que pudo llegar al frente de 50 lanceros de Guanajuato hasta la terrible línea de hierro y fuego de los estadounidenses, hace atroz carnicería entre la infantería invasora, lanza en ristre, hasta quedar aislado en la refriega, muertos sus bravos soldados y él solo, herido, llega intrépido hasta los mismos cañones enemigos donde, rota su lanza, tira de la espada y acuchilla, heroico y sublime, a los artilleros estadounidenses, desconcertados en aquel punto por tan valiente carga. Después vuelve bridas y regresa a galope, cubierto de sudor, polvo y sangre, yendo a reunirse con el resto de la caballería que no pudo cargar...¡Había recibido en su cuerpo, caballo y montura quince balas!..."  En una ocasión los defensores cargaron a bayoneta calada y rechazaron a los atacantes.  Finalmente, se hizo un armisticio y se le permitió al ejército mexicano retirarse con banderas desplegadas y a tambor batiente.
La siguiente batalla fue la batalla de la Angostura, el 22 y 23 de febrero de 1847, la batalla más sangrienta de la guerra y donde hubo más combatientes.  Santa Anna planeaba detener a los gringos cerca de Saltillo.  Zacchary Taylor esperaba eso y se atrincheró en un paso a un lado de un cerro. El ejército mexicano marchó a paso forzado desde San Luis, donde Santa Anna reclutó un ejército con tan dar un discurso de algunos minutos en San Luis Potosí, y según algunos financió el ejército con su propio dinero, casi llegando se dispuso a combatir para sorpresa de los gringos, aunque antes Santa Anna astutamente ganó tiempo mandando un oficial para dialogar sin el propósito de obtener algo, Santa Anna marchó hasta La Angostura y en tan sólo 3 semanas llegó a Saltillo, llegando antes de lo esperado por los americanos.  
La tarde del 21 de febrero al llegar a la Angostura algunas compañías del ejército mexicano trataron de escalar un cerro para tener ventaja, los americanos también hicieron lo mismo para no quedar en desventaja y se inició una rápida carrera para llegar a la cima del cerro, donde se dispararon algunas voleas.
Temprano el día 22 los soldados mexicanos fueron bendecidos por los obispos locales, suntuosamente ataviados, hecho atestiguado por los norteamericanos.  Los oficiales americanos relatan que previo a la batalla era un espectáculo hermoso ver al ejército mexicano hacer sus evoluciones en sus uniformes nuevos y vistosos “mientras los clérigos con sus lujosas y muy ornamentas vestimentas religiosas bendecían al ejército mexicano entero, el elevarse de las columnas de incienso hasta disiparse en la atmósfera”.  Taylor revisó a sus tropas montado en un caballo blanco mientras las bandas militares tocaban “Yankee Doodle” y “Hail Columbia”.  Del lado mexicano, Santa Anna pasó revista a sus tropas y supervisó personalmente el emplazamiento de la artillería, hasta las filas americanas llegaron los vítores de los soldados mexicanos:  “¡Viva México!”, “¡Viva Santa Anna!”, “¡Libertad o Muerte!”.  Los primeros disparos fueron de ambos bandos, cañones de 8 libras intercambiaron disparos.

Al iniciar la batalla los veteranos gringos cuentan que fueron atacados por 4,000-5,000 dragones mexicanos (soldados de caballería), que atacaron un flanco y desorganizaron las filas, los soldados americanos huyeron gritando "run for your lives" ("corran por sus vidas"), ¡a punto se estuvo de ganar la batalla! Taylor al ver eso ordenó una carga de caballería contra los mexicanos y que la artillería americana atacara a nuestra caballería, la caballería nacional debió replegarse. A la carga de la caballería mexicana se le conoce como "La Carga Dragona".  El segundo de Indiana americano fue vigorosamente atacado por el general Lombardini, el empuje mexicano fue tal que hicieron retroceder a la infantería en total desorden y la artillería aunque trató de diezmar a los mexicanos tuvo que retroceder.  El flanco izquierdo americano fue atacado por el general Ampudia, el ataque mexicano hizo retroceder a los americanos a la cima del cerro y los puso en serios aprietos.

Se cuenta que peleando por un cerro los mexicanos se quedaron sin municiones, y al ver eso no cundió el pánico: los soldados mexicanos cargaron a balloneta calada cerro arriba para sorpresa de los gringos, quienes pelearon por poco tiempo y se replegaron, a diferencia de lo sucedido en Churubusco, donde al verse en esa situación se rindió el ejército y se celebra aún la frase de Pedro María Anaya.

En la Angostura ya peleaban del lado mexicano los irlandeses que se pasaron al lado mexicano, el batallón de San Patricio. Pelearon como unidad de artillería, y lo hicieron bien, bombardearon las filas americanas y tuvieron duelos con la artillería gringa, duelos en la que los patricios ganaron.  Un grupo de patricios atacó a bayoneta calada una batería de cañones americanos después de bombardearlos, lograron acabar con las dotaciones de artilleros y poner en fuga al resto, los patricios se apoderaron de dos cañones.  Taylor mandó a dragones a rescatar los cañones, pero los patricios rechazaron a la caballería americana. 

Mil quinientos lanceros atacaron a los rifleros de Mississippi, a 80 metros se detuvieron para empezar una guerra de nervios con los americanos, pensando que tenían mosquetes, sin embargo, estaban equipados con rifles, por lo que abrieron fuego y toda la primera línea mexicana cayó, lo que obligó a los lanceros a retirarse.
A las 5 de la tarde Santa Anna mandó a las reservas, que hicieron retroceder las líneas americanas, en respuesta Taylor ordenó un bombardeo con metralla, que diezmó a nuestras tropas.

Los mexicanos desplegaron mucho heroísmo en ésa batalla, se veían descargas de fusilería hasta bien entrada la noche. Sin embargo, un aguacero obligó a suspender hostilidades, aunque se daban intermitentes cañonazos de parte de ambos bandos. 

Los americanos, a pesar de estar atrincherados, descansados y con mejor armamento, no pudieron detener el empuje del ejército mexicano y perdieron varias posiciones y 4 ó 5 banderas (a la fecha, hay quienes dicen que tenemos ése único honor en el mundo), el ímpetu de los soldados del ejércit mexicano los obligó a abandonar sus posiciones y retroceder, pero nuestros soldados no pudieron romper decisivamente sus líneas. Pero aquí empieza la controversia, el ejército mexicano tenía la ventaja y los generales urgían a Santa Anna a dar el golpe final, pero Santa Anna declaró que la batalla estaba ganada y ordenó retirarse a Saltillo. Casi 150 años han pasado, y la controversia sigue, se dan las versiones de que se había acabado el rancho (los suministros), que el ejército mexicano ya no tenía agua potable, que si fué por la rebelión de los polkos, que el ejército mexicano estaba exhausto tras la marcha y la batalla y la moral estaba baja, que si Santa Anna estaba vendido, etc., pero no se sabe a ciencia cierta qué fué lo que motivó la retirada y nunca se sabrá. Los americanos al principio creyeron que era una trampa, pero luego festejaron fuertemente la retirada del ejército mexicano, hasta Taylor estaba sorprendido, ya que esperaban el ataque de nuestro ejército y la victoria mexicana.  Hay gente que hoy en día defiende a Santa Anna, algo que me sorprendió cuando lo ví, ya que se requiere de mucho valor para hacerlo, ellos afirman que no era traidor Santa Anna, pero quien sí lo fue era Valentín Gómez Farías, un héroe para los liberales, de él dicen los santaannistas que era un vendepatrias.  Durante la guerra contra Estados Unidos asumió la presidencia por ser el vicepresidente, y rápidamente dictó leyes contra el clero, lo que provocó pugnas en la Ciudad de México y la rebelión de los polkos, si Gómez Farías no era traidor, yo no lo bajaría de inepto, por promulgar leyes que provocaban división en el momento en que el país necesitaba estar completamente unido, no era conveniente pelear con la Iglesia Católica, ya que en esos tiempos tenía mucha influencia y mucho poder económico.  La retirada a Saltillo fue penosa, el ejército estaba exhausto y malnutrido, la moral estaba baja tras la retirada después de estar a punto de obtener la victoria, y el marchar en terreno agreste provocó más bajas.

Batalla de la Angostura (llamada de Buena Vista entre los americanos).
El siguiente hecho de armas con algo de victoria para México fue en Huamantla, los mexicanos enfrentaron a los americanos, entre ellos Rangers texanos, la decisión y tenacidad del ejército mexicano metió en serios aprietos a los americanos, los Rangers lucharon desesperadamente tratando de mantener la posición, Santa Anna ordenó un contraataque que detuvo a los Rangers en seco, los americanos tuvieron la suerte de la llegada de refuerzos, y la infantería mexicana hubo de retirarse.
Una de las pocas batallas por México en el centro del país fue Santa Teresa, cerca de Alvarado, Veracruz.  Los norteamericanos habían conquistado el norte, pero habían determinado que avanzar de Saltillo a San Luis era un camino largo y peligroso, en medio del desierto, por lo que resolvieron desembarcar en Veracruz y seguir la ruta que Cortés había tomado 300 años antes, la llamada Ruta de Cortés.  Sobre la batalla de Santa Teresa hay muy poca información en la red, salvo algunas menciones y un video de cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar desfilando en conmemoración de la batalla.  La madrugada del 15 de octubre de 1846 los norteamericanos intentaron desembarcar en las playas cerca de Alvarado, Veracruz, la guarnición mexicana en el fuerte de Santa Teresa los rechazó, la guarnición constaba de 33 defensores.
Rechazados los americanos, resolvieron sitiar el puerto de Veracruz desde el mar e intentar un desembarco, pero se toparon con el gravísimo problema que representaba el fuerte de San Juan de Ulúa, construido en la época colonial bajo la filosofía de la traza italiana, capaz de resistir artillería, para colmo de males de los americanos el fuerte de San Juan de Ulúa (en 1568 resistió un asalto inglés encabezado por Francis Drake) era de los mejor fortificados en el mundo, casi inexpugnable; destacados en el fuerte había 1,033 hombres con 135 cañones, integrados por los batallones de artillería, de Puebla y el activo de Jamiltepec, así como las compañías de Tuxpan, Tampico, y el batallón activo de Alvarado, a la sazón, los americanos concluyeron que podían reducir y tomar el puerto de Veracruz, pero no el fuerte de San Juan de Ulúa.  Amenazados por la cercanía de una tormenta, los americanos decidieron desembarcar al sur del puerto, en Playa Collado, en lo que fue el primer desembarco exitoso en la historia de Estados Unidos, los estadounidenses marcharon al norte, rumbo a la ciudad, pero una tormenta impidió que desembarcaran su artillería.  En eso llegó el comodoro Matthew Perry y le ofreció a Scott seis cañones navales, mientras que en la costa el joven capitán Robert E. Lee supervisó la construcción de una batería de cañones; años después el comodoro Perry sería enviado a Japón a abrir los puertos nipones a punta de cañón (los japoneses devolverían la cortesía en 1941 al atacar Pearl Harbor), mientras que Robert E. Lee llegaría a ser general y durante la guerra civil americana fue el comandante en jefe de las tropas confederadas, en ese conflicto se le consideró el mejor general de ambos bandos.  Scott demandó a la guarnición rendirse, pero el comandante mexicano Juan Esteban Morales se negó, por lo que comenzó un nutrido bombardeo en el puerto, la artillería mexicana respondía con una gran exactitud, causando grandes daños a los americanos, hasta que los americanos usaron cohetes que causaron un incendio, lo que obligó a los artilleros a retirarse.  Llegaron noticias de que Santa Anna marchaba en auxilio de los defensores, Scott envió 100 dragones a explorar y se enteró que 2,000 soldados mexicanos y una batería de cañones se aproximaba, por lo que los americanos se apresuraron en asaltar la plaza de Veracruz, por lo que se inició un nutrido bombardeo, al día siguiente el comandante militar de Veracruz ofreció una tregua para permitir a los niños y ancianos abandonar la ciudad, pero Scott se negó creyendo que era una táctica dilatoria y para hacerlos gastar comida.  Días después el segundo al mando del puerto negoció un armisticio de tres días, tras lo cual se rindió la guarnición, con éste hecho el comandante del puerto de Veracruz guardaba su honor, el día 29 de marzo de 1847.  Pronto la fiebre amarilla causaría estragos en los americanos, por lo que Scott dejó una pequeña guarnición en Veracruz y marchó a Jalapa.

Batalla de Veracruz, bombardeo al fuerte de San Juan de Ulúa.

Tras la caída de Veracruz Santa Anna presentó batalla en Cerro Gordo.  Los norteamericanos estaban en ventaja numérica y lograron tomar la fortificación levantada con movimientos de flanqueo.  Según algunas fuentes el entonces gobernador de Oaxaca Benito Juárez le negó el paso a Santa Anna y al ejército mexicano por el territorio que él gobernaba, por lo que nuestro ejército hubo de recorrer más camino.  En la batalla los patricios opusieron una dura resistencia contra los americanos.  Al terminar la batalla Santa Anna debió huir apresuradamente y perdió su pierna prostática, que fue capturada por los americanos.  El gobierno americano ha ofrecido reiteradamente el cambiar la pierna de Santa Anna a cambio de las banderas que perdieron en la batalla de la Angostura, pero el gobierno mexicano siempre ha respondido: no, gracias. 
Los americanos desembarcaron también en Tampico y ocuparon la ciudad y el puerto.  Durante su estancia se apoderaron de los ingresos de la aduana del puerto.  Navegaron aguas arriba siguiendo el curso del río Pánuco y llegaron a Tuxpam, donde entablaron batalla con la guarnición del general Perfecto de Cos.  Cuatrocientos soldados mexicanos hicieron frente a 1519 soldados americanos más varios buques de guerra comandados por el comodoro Perry, el mismo día que se libró la batalla de Cerro Gordo, el 18 de abril de 1847.  Ampliamente superados, el general Cos tuvo que retirar sus tropas hacia las 3 de la tarde, con esto los norteamericanos se apoderaron de la Huasteca y navegaron hacia el sur, a Campeche y a Tabasco.  Sin embargo, en junio del mismo año soldados y milicia mexicanos atacaron a los americanos en Tuxpam, siendo rechazados, el 30 de junio de 1847 otro ataque mexicano sería rechazado en Tuxpam.
El comodoro Perry se dirigió a Tabasco y demandó su rendición, a lo que el gobernador del estado, Juan Bautista Traconis, se negó diciendo a los emisarios americanos que:  “diga usted al Comodoro Perry que primero moriré con mi guarnición antes de entregar la plaza”.  Perry ordenó bombardear la ciudad, contaba con 700 soldados y 7 buques, contra tan solo 253 defensores.  Hacia las 2 de la tarde del 25 de octubre de 1846 comenzó el bombardeo, una bala de cañón derribó el asta donde ondeaba la bandera mexicana, creyendo que la plaza se rendía, Perry mandó investigar, a lo que Traconis replicó que no se rendían, que un cañonazo había derribado el asta y que la bandera sería izada en una Iglesia.  Cinco asaltos intentaron los americanos, que fueron rechazados valientemente por los defensores, por lo que a las 6 de la tarde se retiraron, al día siguiente bombardearon nuevamente Tabasco, los cónsules de España, Inglaterra y Alemania conminaron al gobernador tabasqueño a rendirse para evitar más daño a la ciudad a lo que el funcionario mexicano replicó que “la única forma de evitar eso, era que los invasores se retiraran”.  Viendo Perry que la plaza no se rendía, y habiendo sufrido bajas de 252 muertos y 180 heridos graves hubo de retirarse al puerto de Frontera, los defensores sólo sufrieron 50 bajas.  Es así como Tabasco se cubrió de gloria al negarse a rendir, rechazar a los americanos y derrotarlos en batalla, una de las pocas victorias mexicanas en la guerra.  En junio de 1847 los americanos otra vez atacaron Tabasco.  Perry movió sus buques por el río Grijalva, siendo hostigado por francotiradores mexicanos, tomó un fuerte y se tuvo que detener por unos obstáculos dejados en el río por los defensores.  Parte de los norteamericanos desembarcaron y continuaron por tierra, hasta llegar al fuerte de Acachapan, que fue bombardeado; mientras tanto, los buques lograron quitar los obstáculos y seguir su navegación, brevemente confundieron a los americanos y los atacaron, pero se dieron cuenta que eran aliados; al ver el comandante mexicano, general Echagaray el desembarco y el bombardeo, se retiró a Tabasco, que fue bombardeada, esta vez la plaza hubo de rendirse.

Segunda Batalla de Tabasco.

En un momento dado, Santa Anna renunció a la presidencia del país para enfocarse exclusivamente en combatir al ejército americano, en una de las raras acciones desinteresadas del caudillo mexicano.  En base a las experiencias en enfrentamientos anteriores y tomando en cuenta que los americanos tenían un armamento superior (los famosos revólveres Colt hicieron su debut en esa guerra), se llegó a la conclusión de que no era conveniente enfrentarlos a campo abierto en una batalla clásica, por lo que se ideó un plan decisivo, que consistía en fortificar una serie de puntos alrededor de la ciudad de México, cada uno de estos puntos estaría defendido por alguna brigada o par de batallones, que se irían moviendo conforme amagaran el ataque los Estadounidenses, y tan bien planificado fue esto que durante varios días los ingenieros y exploradores Estadounidenses buscaron y buscaron un punto débil, el cual no encontraron, el plan era que una vez que los estadounidenses entablaran combate en alguno de los puntos fortificados estos fueran desgastados, y entraba la segunda parte del plan, que era la División del Norte, que fungía como una unidad "libre" que seguía como fantasma los movimientos Estadounidenses, en donde estaban todos los veteranos, que venían de pelear la Angostura, Monterrey y desde Palo Alto, este grupo de soldados ya curtidos eran los que si iban a combatir a campo abierto, una vez que el ejército Estadounidense entrara en combate en alguno de los puntos de defensa, llegaba la división de Norte a atacarlos en un segundo frente por la espalda, y como movimiento final, y entiéndase posible victoria total, la división de caballería con 4000 jinetes, debía llegar a cerrar la pinza.

Ese era el plan acordado, ahora bien este se desbarató totalmente por la indisciplina y casi insurrección del General Valencia, comandante de la división del Norte, quien el entre el 17 y 19 de Agosto dejó de obedecer los movimientos que le mandaron, sin mandar contestación, y entablo combate por su cuenta y solo, en lo que fue la batalla de Padierna que fue un desastre para el Ejército Mexicano.

Grabriel Valencia pensó que podía derrotar a los americanos en Padierna, en las cercanías de San Ángel, Contreras y Tlalpan.  Creyendo que podría derrotar a los americanos en una “excelente posición”, dispuso a sus tropas en la cima de un cerro, con un barranco a las espaldas y pidió refuerzos a Santa Anna, quien no accedió por considerar riesgosa la acción y el sitio donde escogió batalla, aparte de que estaba enfurecido por la indisciplina de Valencia, peor aún, el terreno impedía mover la artillería; las órdenes de Santa Anna eran no dar batalla y retirarse, para colmo de males, la noche anterior llovió y la artillería de Valencia no pudo ser usada, aún así Valencia siguió obstinado en trabar batalla.  En la batalla es digna de mencionarse una carga a bayoneta calada del ejército que permitió retomar el rancho San Jerónimo (moderno San Jerónimo Lídice), pero las bajas mexicanas fueron muy altas.  Santa Anna se limitó a mirar la batalla desde San Ángel sin enviar refuerzos, ya que para él era mejor salvar lo que se podía del ejército en vez de enviarlo a una derrota total. En la mente de Valencia se trató de una traición, y para colmo de males, el sitio que escogió para la batalla era pésimo, los soldados americanos lograron acercarse a su posición y no tuvo escapatoria, porque a sus espaldas había un barranco que cortaba la retirada.  Gracias al protagonismo y pésima estrategia de Valencia se puso en riesgo a todos los defensores de la capital.

El número de defensores de la ciudad de México era de 20,000 hombres, de estos 4,000 de la división del Norte más otros 4000 de la división de caballería que no formaban parte de la defensa como tal, si no que eran libres, dejaba a poco de más de 12,000 hombres para distribuirse en los diferentes puntos de defensa, los cuales quedaban entre 1,500 y 2,000 hombres por punto, en si eran insuficientes, pero se cubrió ese carencia en irlos moviendo conforme se moviera el ejército Estadounidense, la desaparición de la división del norte, ponía en peligro a todos los puntos fortificados, por que sin haber quien los apoyara abriendo el segundo frente, estos estaban condenados a ir cayendo uno por uno, el mover fuerzas al auxilio, era abrir huecos por todos lados, por eso ante la derrota en Padierna y la perdida de la División del Norte, la orden inmediata fue repliegue general hacía lo que vendría a ser la segunda línea de defensa, cuyas obras de fortificación aún eran parciales, y ahí estaba Churubusco, en donde ni se pensaba se podría entablar combate, y las obras estaban inconclusas.

L guarnición de Churubusco al momento era incluso más pequeña, Rincón y Anaya solo tenían a sus ordenes a los Batallones Bravos e Independencia, sin cañones y con las obras inconclusas.

Santa Anna en orden directa a Rincón, resistir a toda costa, se podría pensar que los estaba condenando y sacrificarlos para salvar al resto del ejército cuya retirada ya entablaba escaramuzas y tuvo que abandonar muchos pertrechos, pero...

Lo cierto es que Santa Anna, antes de retirarse a verificar la llegada del resto a la Ciudadela, dejo una batería de 5 cañones y también dejo como refuerzos en Churubusco, a la defensa del puente en especifico a las compañías del San patricio y al Batallón Tlapa así como algunas pequeñas unidades más.

Y una vez verificada la llegada del resto del ejército a la Ciudadela, Santa Anna en persona tomó al Batallón 1° Ligero y parte del 11° de Línea y marchó hacia la Hacienda Los Portales, en donde parte del ejército Estadounidense hacía un movimiento para envolver totalmente a Churubusco, además de otras fuerzas, como la de los Generales Pérez y Bravo, tomaban acción en las inmediaciones también.

Pero estas fuerzas al igual que las de Churubusco sufrieron el mismo problema, la falta de municiones, porque en la retirada se abandonaron varias carretas llenas de municiones, ante el pedido de municiones por parte de los defensores, Santa Anna ordenó mandar municiones.

Caído el plan mexicano de defensa por la torpeza de Valencia, el ejército americano pudo destruir una a una las defensas mexicanas.  La primera batalla fue Churubusco.  El antiguo monasterio sirvió de fuerte, los americanos atacaron con ventaja numérica de más de 2 a uno, aún así los defensores rechazaron el ataque americano, cuando parecía que el puente sobre el río Churubusco iba a caer llegaron refuerzos de milicia mandados con Santa Anna con más municiones y la batalla se prolongó por 3 ó 4 horas más, pero al batallón Independencia se le acabaron las municiones:  parte del parque enviado no era del calibre adecuado (afectó también al batallón de San Patricio), debido a la premura con que los defensores habían abandonado la primera línea de defensa tomaron lo que pudieron de las municiones, un cañonazo americano incendió parte de la pólvora mexicana.  Para dificultades de las mexicanas dos cañones se habían fundido y uno más se había caído de su cureña.  El batallón Independencia hizo una carga a bayoneta calada y fue rechazado, el comandante Pedro María Anaya ordenó izar la bandera blanca, pero los patricios arrancaron la bandera y entonces Anaya ordenó combatir con lo que hubiera, si era necesario, ¡a mano limpia y con los puros puños!.  En ésta batalla los patricios opusieron una fiera resistencia al invasor, y les causaron un número enorme de bajas, parte de la motivación de los patricios es que si eran capturados serían ejecutados como traidores, dos veces más intentaron rendirse los defensores, pero ambas veces los patricios disparaban al que llevara la bandera blanca, según testimonios de un oficial americano.  Mientras, los invasores lograron cruzar el río y atacaron a los mexicanos de ambos flancos.  Un oficial americano avanzó con bandera blanca y ofreció la oferta de rendición a los mexicanos, a lo que accedió el general Pedro María Anaya.  Al ser cuestionado sobre si había parque respondió:  “si hubiera parque usted no estaría aquí”.
Fallado un intento de armisticio se traba batalla en el Molino del Rey el 8 de septiembre de 1847.  Santa Anna había estado fundiendo campanas para hacer cañones.  Los americanos cañonearon el Molino del Rey y un avance de ellos logró capturar la batería central mexicana, pero el cuarto regimiento de Línea mexicano carga a paso veloz y logra rechazarlos, los americanos cargaron a bayoneta, pero fueron obligados a retirarse, las baterías fueron retomadas.  Scott releva al general que dirigía el ataque y manda mover su ejército, que pone en serios aprietos a los mexicanos, el combate se torna más intenso y sangriento, pero los mexicanos rechazaron a los atacantes, en la Casa Mata cercana los mexicanos atacan, saltan los parapetos y a bayoneta calada rechazan a los americanos, tomándoles varios prisioneros.  En ése momento se esperaba que la batalla se decidiera con una carga de la división de Santa Anna y de la caballería mexicana al mando del general Juan N. Álvarez, Santa Anna mandó cargar a su división, pero por las diferencias del alto mando Álvarez no cargó y la división de Santa Anna se detuvo a mitad del camino, puesto que no quería trabar combate en inferioridad de circunstancias, probablemente Juan N. Álvarez lo hizo a propósito para dejar a Santa Anna a su suerte, ya que era un opositor a él, irónicamente, al ser liberal, Álvarez es considerado un héroe hoy en día (posteriormente Juan N. Álvarez fue muy cercano a Benito Juárez).  El Molino del Rey fue perdido, los mexicanos, para evitar que los cañones cayeran en manos enemigas, clavaron sus piezas.  En ésta batalla falleció el general Antonio de León, uno de los comandantes mexicanos. 
Los americanos siguieron avanzando y llegaron al bosque de Chapultepec, donde se erige el castillo de Chapultepec, antigua residencia de los virreyes y en ése entonces convertido en Colegio Militar.  En ése entonces el castillo no estaba tan refinado, fue Maximiliano el que lo embelleció.  Por ser el Colegio Militar y por su posición en la cima de un cerro naturalmente fue escogido como lugar de defensa, por lo que los americanos lo atacaron.  Previo a la batalla el director del Colegio dejó ir a todos los cadetes, pero algunos escogieron quedarse a la batalla.  El Castillo fue reforzado con el arribo del Batallón de San Blas, mandado por el teniente coronel Felipe Xicoténcatl, mientras que el comandante mexicano era el general Nicolás Bravo.  El día 12 de septiembre de 1847 los americanos lanzaron un nutrido bombardeo sobre el castillo.  Al amanecer del día 13 la infantería de marina americana asaltó el castillo, lograron llegar al muro, pero se tuvieron que detener por no tener escaleras de asalto, los centinelas mexicanos pronunciaron el formal:  “¡alto!, ‘¿quién vive?”, para verificar si eran aliados o enemigos.  Al llegar la escalera de asalto el primero en escalarla fue el capitán Georg Pickett, quien en la guerra civil americana se haría famoso al comandar una masiva carga de infantería confederada en la batalla de Gettysburg.  Los americanos lograrían escalar los muros y entrar al castillo, donde se trabó un cruento combate cuerpo a cuerpo que provocaría muchas bajas entre ambos bandos, la defensa del castillo fue férrea.  En la batalla Felipe Xicoténcatl al ver a su abanderado caer por las balas enemigas corre a tomar la bandera de su batallón, fue herido, pero hace todo su esfuerzo por levantarse, sin embargo, cae herido nuevamente, esta vez envuelto en la bandera, poco después fallece por sus heridas el valiente teniente coronel Xicoténcatl, ascendido póstumamente a coronel.  Finalmente, los americanos lograron tomar el castillo, no sin sufrir grandes bajas:  130 muertos, 29 desaparecidos y 703 heridos.  Según Santa Anna él vio con su catalejo desertar a Nicolás Bravo apenas empezada la batalla (“lo reconocí por su cabello cano”), según los americanos lo apresaron al final de la batalla.  Debido a las graves bajas sufridas los americanos festejarían mucho el haber tomado el castillo de Chapultepec, incluso, el himno de los marines tiene una estrofa en alusión al hecho:  “from the shores of Tripoli to the Halls of Montezuma…”.  Después los americanos procedieron a tomar las Garitas de Belén y de San Cosme, tras perseguir al ejército mexicano que se retiraba.  En la acción las tropas del general Andrés Terrés se retiraron, lo que hizo enojar a Santa Anna, quien incluso le dio un zape a Terrés y posteriormente diría que Ciudad de México cayó por culpa de Terrés.  Un hecho que fue lamentabla para la historia de México fue que los norteamericanos destruyeron unas efigies de los emperadores aztecas en Chapultepec:  en tiempos aztecas, se tallaba en la roca el rostro de los emperadores en el cerro de Chapultepec, los americanos usaron las efigies como tiro al blanco de su artillería, y se perdieron para siempre los rostros tallados en roca de los tlatoanis.

Bandera del Batallón Activo de San Blas.

Batalla de Chapultepec.

Los Niños Héroes.
“Como renuevos cuyos aliños
un viento helado marchita en flor,
así cayeron los héroes niños
ante las balas del invasor…”
Amado Nervo
La historia oficial habla de los niños héroes, sobre ellos se ha tejido toda una mitología, con exageraciones de ambos bandos, los norteamericanos erróneamente creen que todos saltaron del castillo para suicidarse.  Como se mencionó ut supra, el Castillo de Chapultepec era el asiento del Colegio Militar, algunos cadetes escogieron quedarse a la pelea.  Los Niños Héroes son los 6 cadetes que murieron en la defensa del Castillo de Chapultepec, aunque en realidad no eran niños:  el más joven tenía trece años y el más grande veinte, para estándares modernos eran adolescentes, para los de ésa época eran adolescentes y los más grandes hombres jóvenes, puesto que era normal que a los 15 años abandonaran el hogar y formaran una familia.  Algunos afirman que su sacrificio no tiene valor, pero hay que recordar que se les dio la opción de abandonar el Castillo y ellos escogieron pelear.  Los Niños Héroes fueron:  Juan de la Barrera, Juan Escutia, Francisco Márquez, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca y Vicente Suárez.  El tema de los Niños Héroes fue embellecido durante el porfiriato, para mitigar el dolor y la humillación de la derrota, y para ponerlos como ejemplo a la juventud de ese entonces, inculcándoles los valores de patriotismo y sacrificio en honor de la Patria; los Niños Héroes casi no aparecen mencionados en los relatos inmediatamente posteriores a la guerra, centrados en las acciones de los oficiales mexicanos, se dan detalles y pormenores de las hazañas de los oficiales, hoy casi desconocidos.  Es de resaltarse que ellos murieron heroicamente en la defensa de la patria, dispararon sus mosquetes contra el invasor y cuando estaban los americanos muy cerca o no tenían balas, los enfrentaban a bayoneta, muchos de ellos murieron de esa forma, enfrentando a soldados mayores que ellos y de más corpulencia:  Vicente Suárez murió en su puesto de centinela en la escalera de honor peleando a bayoneta con los americanos.  El tema central del mito de los Niños Héroes es la muerte de Juan Escutia:  según una versión al verse herido se envolvió en la bandera y se lanzó hacia el acantilado, muriendo al estrellarse con la roca en el lado poniente del cerro, su objetivo era evitar que la enseña nacional cayera en manos americanas (en ésa época se peleaba con tácticas de línea, el honor era parte importante de los ejércitos y la estrategia, si la bandera era capturada o caía el abanderado, se consideraba un deshonor y el ejército perdía la moral, de manera contraria, el capturar la bandera contraria se consideraba un hecho digno de todos los honores y de los valientes, las banderas capturadas eran consideradas trofeos), años después el gobierno mexicano colocaría una placa en esa roca, si ustedes visitan el Castillo de Chapultepec y tienen la suficiente curiosidad como para asomarse y ver la roca al pie del Castillo en el lado poniente verán una roca grande pintada de rojo con la pintura dispuesta como si fuera sangre derramada y en blanco pintada la fecha 1847, yo recuerdo haberla visto hace años que visité Chapultepec.  En realidad, Juan Escutia estaba destacado como tirador en el torreón donde estaba izada la bandera nacional, un disparo norteamericano lo hirió gravemente haciendo que perdiera el equilibrio y cayera hacia el acantilado.  Según José Manuel Villalpando Juan Escutia era un soldado regular del batallón de San Blas.  No fue verdad que Juan Escutia se haya arrojado envuelto en la bandera, según Armando Ayala Anguiano eso realmente sucedió en Churubusco, donde un soldado mexicano fue encontrado envuelto en la bandera nacional, pero nadie menciona el hecho.  En realidad, la bandera mexicana fue capturada por los americanos y en su lugar se izó la bandera de Estados Unidos, como se mencionó en el tema de los héroes del Batallón de San Patricio, cuyo relato documentado echa por tierra éste episodio, en 1982 la bandera fue devuelta a México.

Lámina de los Niños Héroes.

El séptimo Niño Héroe.
Miguel era un joven militar miembro del Colegio Militar, durante la Batalla de Chapultepec sólo tenía 15 años, en dos semanas cumpliría los 16.  Miguel fue de los cadetes que escogieron quedarse a pelear, al rayar el alba del día 13 desayunaría junto con los cadetes que se quedaron a pelear, en total 50, según Miguel “el desayuno me supo muy amargo pues me preocupaba, como a mis demás compañeros, que de un momento a otro pudiéramos ser destrozados por alguno de los proyectiles que caían sin interrupción”.  A las 8 de la mañana el director del plantel, Mariano Monterde, dio un discurso en el que ordenaba a los cadetes bajar del Colegio, según Miguel “Muy mal cayeron aquellas palabras porque consideramos aquel descenso como un acto de fuga”, pero Miguel desoyó al director y se quedó a pelear dentro del Castillo, mientras que otros que hicieron como se dijo optaron a medio camino por unirse a los defensores de las faldas del cerro.  Cuando los americanos llegaron al Castillo se desató un feroz combate en cada cuarto y en cada aula, llegándose a pelear cuerpo a cuerpo.  Miguel enfrentaba a varios soldados americanos con su bayoneta, cuando un disparo le dio en la cara en lo más reñido del combate, cegándolo temporalmente y haciéndolo caer.  Su rival americano, de mucha mayor estatura, corpulencia y edad, se disponía a atravesarlo con la bayoneta y rematarlo, pero la intervención oportuna de un oficial norteamericano impidió que aquel soldado acertara el golpe mortal: el oficial norteamericano “admirado por el valor, la serenidad y la firmeza del alumno” lo perdonó y lo tomó prisionero, escoltándolo hasta el hospital.  Miguel sería liberado el 29 de febrero de 1848 junto con otros 48 prisioneros, y el gobierno lo condecoraría posteriormente con la medalla en honor de los defensores del Castillo de Chapultepec.  El nombre completo del joven héroe era Miguel Miramón, un oficial mexicano muy talentoso, el episodio sería narrado posteriormente por su joven y bella esposa Conchita Lombardo, quien siempre estuvo muy enamorada de Miramón.  En los años siguientes el heroísmo de Miramón en Chapultepec sería olvidado porque abrazó el bando conservador y en la guerra de Reforma sería el paladín de los conservadores, derrotando en múltiples ocasiones a los liberales gracias a su extraordinario talento como estratega.  Miramón llegaría a ser presidente de la Nación en 1859, a los 28 años, aún sostiene el récord de haber sido el Presidente de México más joven.  Cuando Maximiliano llegó a México cometió el error de enviar a Miramón a Europa como embajador, quedándose así sin el mejor general mexicano de la época.  En 1866 volvió a México, cuando la causa conservadora estaba perdida, pues en Estados Unidos había terminado la Guerra Civil y el gobierno americano apoyaba abiertamente con tropas, dinero y armas a los liberales para imponer a su títere Benito Juárez como presidente de México.  Tras la derrota del Segundo Imperio Mexicano y la captura de Nuestro Emperador Maximiliano en Querétaro, Miguel de Miramón sería fusilado junto a Su Majestad Imperial en el Cerro de las Campanas a las 7 y cinco de la mañana del día 19 de junio de 1867, sus últimas palabras fueron:  “¡Viva el Emperador!, ¡Viva México!”.  Su delito:  haber sido conservador y haber sido mejor que todos los generales liberales, pecados que aún hoy en día no se le perdonan.  Si Miramón hubiera sido muerto por el soldado americano que le iba a clavar la bayoneta, hoy en día la historia oficial lo veneraría como a un inmaculado héroe, y sería del grupo de los Niños Héroes de Chapultepec.  El director del plantel, el general Mariano Monterde, comandó durante la batalla la Primer Compañía de Cadetes del Colegio Militar, peleó con valor y fue tomado prisionero por los americanos, fue liberado con Miramón el mismo día que el joven cadete, y también fue condecorado por el gobierno con la medalla en honor de los defensores del Castillo de Chapultepec, pero también fue “olvidado” por la historia oficial y su nombre casi ni se menciona por haber sido del bando conservador.  Extrañamente hoy en día hay calles en honor de traidores como Juan N. Álvarez y Valentín Gómez Farías, pero ninguna en honor de Mariano Monterde o de Miguel Miramón.



Antes de entrar a Ciudad de México hubo algunos intentos de resistencia por lo que quedaba del ejército mexicano, una carga de Gabriel Valencia a bayoneta fue dispersada por la artillería americana.  Algunos guerrilleros mexicanos dificultaron el avance de los americanos.
El 14 de septiembre de 1847 el ejército americano entró a lo que entonces era Ciudad de México.  Según Armando Ayala los milicianos americanos marchaban sin disciplina, comiendo plátanos y tirando las cáscaras, cosa que sorprendió a la población civil:  los americanos vestían uniformes desgastados y manchados de sangre, el general Quitman montaba en su caballo y al oficial americano le faltaba un zapato.  Ese mismo día la bandera nacional fue arriada del Zócalo y de Palacio Nacional y en su lugar se izó la bandera de Estados Unidos.  Es falsa la historia de que el soldado (un sargento de marines, Benjamin S. Robert) que izó la bandera de la barra y las estrellas murió de un disparo, fue un invento de Guillermo Prieta en afán nacionalista y romántico, como historiador Guillermo Prieto no es fiable para nada, y como ministro de Hacienda dejó fama de ser inepto.  Lo que sí es cierto es que algunos patriotas mexicanos dispararon a los americanos, y un disparo hirió gravemente al general John Garland,  Santa Anna ordenó liberar a los prisioneros, en total 30,000, que se sumaron al caos del tiroteo que se desarrollaba.  Finalmente, la ciudadela se rindió, el oficial que la comandaba pidió un recibo por la rendición, formalidad a la que accedieron los americanos.  El general Quitman fue nombrado gobernador militar de México.

El Ejército americano en el Zócalo.
Dentro del país había sectores mexicanos pro americanos que eran partidarios de una guerra de anexión total, su objetivo era seguir peleando para provocar a los norteamericanos para que anexaran la totalidad del territorio nacional, éste sector era el partido liberal, entre los miembros se encontraba Benito Juárez.  Los americanos sólo ambicionaban los territorios del norte, no tenían ningún interés en el centro del país, en ése entonces había mucho racismo en Estados Unidos, y no querían ni indígenas, ni mestizos, ni gente de raza hispana o que hablara español, ni tampoco católicos, ése fue el gran motivo por el que no se anexaron el resto del territorio.  
El presidente Valentín Gómez Farías rindió la ciudad de México.   El tratado fue negociado cerca a Ciudad de México, y fue firmado en la antigua Basílica de Guadalupe en la Villa de Hidalgo el día 2 de febrero de 1848.  El congreso nombró a Don Manuel de la Peña y Peña como presidente interino, a él le tocó la amarga tarea de firmar el tratado de paz, y ceder los territorios del norte, el 55% del entonces territorio nacional.  Por los americanos negoció el tratado Nicholas Trist, por los mexicanos lo negociaron Luis Cuevas, Bernardo Couto y Miguel Aristáin.  El rol de los representantes mexicanos fue muy bueno:  lograron evitar que el tratado dijera que se trataba de una cesión, no se mencionó para nada el asunto de Texas, lograron evitar que los texanos se anexaran la mitad de Nuevo León y Tamaulipas como pedían, evitaron que la península de Baja California pasara a manos americanas e hicieron que se incluyera una cláusula en la que se respetaban los derechos y posesiones de los ciudadanos mexicanos que vivían en los territorios perdidos, así como algunos privilegios para ellos.  Una de las cláusulas estipulaba que los americanos serían responsables de evitar incursiones de las tribus indígenas (comanches, apaches, etc.) en México, se sospechaba que los americanos los incitaban, finalmente, los americanos poco respetaron esta cláusula, pero fue una de las causas de las Guerras Indias de Estados Unidos, famosas por la muerte del general Custer.  El tratado decía que los mexicanos serían protegidos, tendrían derecho a escoger nacionalidad, y si se quedaban por un año en territorio americano automáticamente serían ciudadanos americanos, sin embargo, meses después el Congreso americano determinó que serían sujetos a proceso de naturalización cuando el mismo congreso lo considerara pertinente.  Según una historia contada por Mauricio de la Garza, los mexicanos vivieron en Laredo en un acto de patriotismo cruzaron el río Bravo con todo y los muertos de su familia para residir en el lado mexicano y de esta manera fundaron Nuevo Laredo.  Desgraciadamente para los mexicanos viviendo en los territorios anexados, no se respetaron los términos del tratado, sus derechos y propiedades, fueron discriminados en la tierra que le pertenecía a ellos y sus ancestros, no se les dio la nacionalidad como se estipulaba y en algunos casos fueron ciudadanos de segunda, probablemente de aquí viene el hecho que se ve hasta hoy de hispanos viviendo en Estados Unidos que reniegan de sus orígenes o se niegan a hablar español.  Para mala suerte de México tan solo unas semanas después de la firma del tratado se descubrió oro en California, dando inicio a la fiebre del oro en ése estado.

México antes y después de perder su territorio contra Estados Unidos.


En verdad que ésta fue el peor momento en la historia de México:  mutilado, derrotado y humillado.  Apenas cuatro años después una epidemia de cólera cobraría la vida de 200,000 mexicanos.  La península de Yucatán, temiendo ser atacados y bloqueados sus puertos, se separó de México y se erigió en su propia república, la República de Yucatán, los yucatecos le ofrecieron su república a Estados Unidos y el Imperio Británico, pero ambas potencias no accedieron.  Poco después estallaría en Yucatán la Guerra de las Castas, uno de los enfrentamientos de la historia de México más sangrientos, producto de las tensiones raciales en la península y que por poco acaba con la población blanca y mestiza en la península, al ver el severo peligro para ellos, el gobierno de la República de Yucatán le ofrece al mexicano la soberanía de la península a cambio de ayuda militar y recursos económicos, el gobierno mexicano accedió y de esa manera Yucatán se reincorporó a México en julio de 1848; la guerra de las castas terminó cuando en 1901 durante la presidencia de D. Porfirio Díaz (quien combatió contra los americanos en la guerra de 1846 – 1848) cuando el general Ignacio Bravo tomó la capital de los rebeldes.

El rol de la Iglesia Católica en la Guerra.
Por lo general se tiene la idea de que la Iglesia Católica apoyó la invasión, ésta creencia está muy difundida entra la gente de izquierda.  El hecho en el que se basan es que la Iglesia Católica de Puebla recibió a los americanos.  En realidad, se trató de un hecho aislado.  Los mismos combatientes americanos refieren que previo a la Batalla de la Angostura los sacerdotes católicos bendijeron al ejército mexicano, refieren que era ver un espectáculo ver al clero con sus ricas y llamativas vestimentas sacerdotales en blanco, rojo y oro, y que podían ver las columnas de incienso elevarse hasta disiparse en la atmósfera.  Tras la caída de los puntos defensivos de la capital, el Arzobispo Metropolitano, Luis de Fernández Rivera, junto con otros sacerdotes, alentó a algunos feligreses que formaron los llamados batallones cívicos y les pusieron diversos nombres "Hidalgo", "Morelos", "Galeana" integrados por abogados, artesanos, empresarios y jóvenes para combatir al invasor cuando entrara a la capital; incluso hay testimonios de que los sacerdotes de la capital participaron activamente en la defensa de la ciudad, hecho hoy casi olvidado.  Uno de los hechos en que se basan para criticar a la Iglesia Católica en esa guerra es la rebelión de los polkos, conservadores que se sublevaron en la guerra.  Hay que poner de relieve, sin embargo, que fue producto de las torpes acciones del presidente interino Valentín Gómez Farías, quien intentó expropiar los bienes de la Iglesia tan pronto asumió la presidencia, luego envió a los posteriormente llamados polkos a Veracruz, sin embargo, los polkos lo vieron como una vil maniobra para deshacerse de ellos, ya que no envió a las milicias afines a él, las torpes e imprudentes acciones de Gómez Farías contribuyeron en la decisión de Santa Anna de retirarse de la Angostura cuando tenía a los americanos a su merced.  El hecho principal que argumentan los detractores de la Iglesia es que en Puebla el clero les abrió las puertas, sin embargo, se trató de una decisión para evitar una batalla en Puebla y para preservar los bienes de la Iglesia, a cambio de la paz, los bienes y ciudadanos poblanos serían respetados.  Meses después habría una insurrección popular contra el invasor que sería derrotada.


Razones de la derrota de México.
México fue derrotado por las pésimas decisiones de los generales (en especial Santa Anna), por las divisiones entre los generales y otros factores.  En ése entonces los generales peleaban entre ellos por el poder, y frecuentemente preferían ver a los americanos vencer al rival político antes que prestarles ayuda (ejemplos:  Gabriel Valencia desobedeciendo a Santa Anna antes de la batalla de Padierna; Juan N. Álvarez se reúsa a enviar su caballería en la Batalla del Molino del Rey para perjudicar a Santa Anna, a pesar de que se pudo ganar la batalla, etc.).  Los americanos tenían mejor material, mejor armamento y pólvora de mayor calidad, lo que hacía que sus municiones tuvieran más alcance, o rango; en la guerra contra México hizo su debut el armamento Colt, que era de muy buena calidad, el ahora famoso revólver Colt fue usado por primera en vez en combate en ésta guerra.  Otro factor es que México apenas tenía 25 años como país independiente, mientras que Estados Unidos tenía como 65 años, por lo que en México no había nociones de patriotismo, la gente le tenía más lealtad a su tierra y familia que al país.  Durante los 25 años previos México fue un caos, con la anarquía por doquier producto de múltiples levantamientos y alzadas, lo que impidió el desarrollo del país.  En ése entonces cada estado tenía sus propias milicias, que usaban para la defensa de sus estados, desgraciadamente, algunos estados se negaron a prestar sus milicias para la defensa del país argumentando que las necesitaban para defender sus propios estados, algunos sí prestaron sus milicias al gobierno federal, Tamaulipas fue de los estados que prestaron sus milicias al gobierno federal; en el caso de Oaxaca, Benito Juárez se negó a colaborar con el gobierno federal durante la guerra, según algunos se negó a dejar pasar al ejército federal que se dirigía a combatir al ejército americano previo a la batalla de Cerro Gordo, y posteriormente, al renunciar Santa Anna, se negó a que entrara a su estado.  Por el poco tiempo de vida de México el patriotismo era muy incipiente, por lo que muchos soldados desertaban, la tasa de deserción del lado mexicano era muy alta y los batallones se quedaban con muy pocos soldados previo a las batallas, un ejemplo es que previo a la batalla de Chapultepec fue enviado el batallón de Toluca a reforzar el castillo, de los 450 hombres que marcharon a la defensa del castillo, solo quedaron para el combate 27, puesto que muchos desertaron y al final, los leales a la nación, comenzaron a dispararle a todo el que desertara, frenando así las deserciones, eso sí, el batallón Xicoténcatl peleó con mucho heroísmo y honor, algunos lucharon valientemente hasta morir.  Fruto de la escasa nación de patriotismo es que algunos ciudadanos e incluso soldados revelaban al ejército americano los movimientos del ejército mexicano a cambio de unos dólares, dinero autorizado por el gobierno americano bajo el nombre de “partida secreta”.  Uno de los hechos más avergonzantes para el país es la “Mexican Spy Company”, “La Compañía Mexicana de Espía”, un grupo de espías mexicanos que ayudaron a Estados Unidos.  Originalmente eran salteadores de caminos que asaltaban a todo aquel que viajar en los caminos cercanos a Puebla, al ocupar los americanos la Angelópolis el clero y la sociedad pidió a los americanos encargarse de ellos.  El general Scott los capturó y los puso a su servicio pagados con dinero americano, sirvieron de guías, exploradores y espías, tanto contra militares como contra civiles, según algunos ellos delataron a Martin Tritschler.  Según algunas fuentes pelearon del bando americano en la batalla de Churubusco; su líder era un salteador de caminos llamado Manuel Domínguez, quien recibió el grado de coronel de milicias; contribuyeron a desarmar las milicias que atosigaban a los invasores.  Después de la guerra fueron dados de baja y regresaron a sus oficios antiguos, excepto por Domínguez, quien huyó a Nueva Orléans temiendo por su vida, y murió pobre en ésa ciudad.

El rol de Santa Anna en la guerra.
Como todo en la vida de Santa Anna, su actuación es polémica.  Originalmente estaba desterrado en Cuba.  Según fuentes fidedignas pactó secretamente con los Estados Unidos su regreso a México para convencer a los políticos mexicanos que vendieran los territorios en disputa.  La Armada americana tenía un fuerte bloqueo en todos los puertos mexicanos, incluido Veracruz, pero al barco que llevaba a Santa Anna se le permitió atracar en Veracruz.  Ya en México sus simpatizantes los quisieron hacer presidente, pero Santa Anna se reusó, y también desconoció su pacto con Estados Unidos.  Asumió el mando del ejército prometiendo tomar Nueva York y marchó rumbo a la Angostura, donde estuvo a punto de derrotar a los americanos, y polémicamente ordenó la retirada, según las versiones santaannistas fue porque se acabó el rancho o el agua, las provisiones son siempre responsabilidad del comandante, por lo que fue falla de Santa Anna, según otros fue por traición para favorecer a Estados Unidos, y según otras fuentes Santa Anna se retiró por el cansancio del ejército y al enterarse de la rebelión de los polkos.  Posteriormente, perdió todas las batallas.  Armando Ayala Anguiano cuenta una anécdota que ilustra a Santa Anna:  previo a una batalla cerca de Ciudad de México Santa Anna con una arenga patriótica reunió un ejército cerca de 25,000 hombres de todos los estratos de la sociedad, incluso de la alta; en el campamento había un ambiente de jolgorio con profusión de bebidas, frutas y comida.  Parvadas de bellas muchachas de la sociedad iban en carruajes lujosos para ovacionar a los defensores y darles ánimo; el ejército estaba apostado en el Peñón, cerca de donde hoy se ubica el aeropuerto de Ciudad de México.  Posteriormente vendrían las derrotas de Padierna y Churubusco.  Tras la derrota mexicana Santa Anna se retiraría a Tehuacán, donde estuvo escondido y tuvo que huir y moverse entre pequeños pueblos, ya que recibió noticias de que soldados texanos lo buscaban para vengar las masacres del Álamo y Goliad.  Finalmente huyó a Colombia, pero echó la culpa a los soldados mexicanos:  ¿Vender yo la mitad de México? ¡Por Dios! Cuándo aprenderán los mexicanos que si este barco se hundió no fue sólo por los errores del timonel sino por la desidia y la torpeza de los remeros”.  Es mentira que Santa Anna haya vendido más de la mitad del territorio, es un rumor infundado que inventó Benito Juárez, rival de Santa Anna y quien siempre temió que le quitara poder durante su presidencia, ya que Santa Anna aún tenía partidarios.  En realidad México fue derrotado y obligado a vender por la fuerza y por la mala el territorio “cedido”, el tratado tuvo que firmarlo el gobierno de Don Manuel de la Peña y Peña, pues no había otra opción, los americanos ocupaban Ciudad de México y estaban dentro de Palacio Nacional.  Se sabe que a Don Manuel de la Peña y Peña casi se le tuvo que mandar aceptar la presidencia, puesto que nadie quería tomarla ya que había que firmar la rendición.

General Antonio López de Santa Anna y Pérez de Lebrón

Consecuencias.
México se vería obligado a vender a punta de pistola más de la mitad de su territorio.  A cambio de los entonces territorios de la Alta California y Santa Fé de Nuevo México (ahora los estados americanos de California, Nevada, Utah, la mayor parte de Arizona, la mitad de Nuevo México, y partes de Colorado y Wyoming), a cambio el gobierno americano se comprometía a pagar 15 millones de dólares como compensación (el equivalente a 403.5 millones de dólares actuales), de los cuales 3.25 millones de dólares (el equivalente a 87.425 millones de dólares actuales) serían retenidos para pagar deudas debidas a ciudadanos americanos. 

La guerra costó al gobierno americano en total 100 millones de dólares de ésa época (el equivalente a 2,690 millones de dólares actuales), una cifra astronómica para ése entonces, más tomando en cuenta que México era militarmente más débil que Estados Unidos.

Es mentira que los americanos maltrataran a los prisioneros mexicanos.  Impresionados por valor, ordeneban a los médicos norteamericanos atender por igual a estadounidenses y mexicanos, a pesar del racismo imperante en ésa época en Estados Unidos.  Hay daguerrotipos (el antecesor directo de la fotografía) de médicos estadounidenses atendiendo a soldados mexicanos tras las batallas e incluso algunos muestran a soldados mexicanos auxiliando a los médicos americanos, claro que se trataba de soldados mexicanos tomados como prisioneros tras las batallas.


Los Estados Unidos tuvieron una tasa de deserción del 8.3%, varios cientos de extranjeros en el ejército americano desertaron para unirse al bando americano.  La guerra se extendió más del tiempo planeado, 2 años en total, los americanos mismo lo atribuyen al valor individual de los soldados mexicanos que se quedaban a pelear a las batallas, valor que hizo que les costara mucho vencer a nuestro país, a pesar de las torpezas y divisiones de los generales.

La Fuerzas Americanas sufriría 1,733 muertos en combate, un porcentaje de apenas el 5.4%, pero si se toman en cuenta las bajas por enfermedades como el cólera, dengue, tifo, fiebre amarilla, fiebre tifoidea, etc., el total de muertes es de 13,283, una tasa del 41.5%, la mayor tasa de muertos en toda la historia militar de Estados Unidos, más que ambas guerras mundiales o la Guerra Civil Americana.  Si se cuentan los mutilados y lesionados de gravedad (4,152) la tasa total de bajas es del 54.5%, la mayor de toda su historia.  Pelear contra México le saldría muy caro en términos humanos a Estados Unidos.

Durante la campaña de California los americanos temían un enfrentamiento con el Reino Unido, como había sucedido apenas 35 años en la Guerra de 1812, guerra en que los ingleses tomaron Washington e encendieron la Casa Blanca y el Capitolio, y guerra en la cual un ejército de 4,000 americanos intentarían invadir el Québec y serían derrotados por tan sólo 1,530 soldados británicos en la batalla de Chateauguay.  En 1846 México tenía una fuerte deuda con el Reino Unido, los americanos temían que los ingleses se apoderaran de los puertos mexicanos en California o de toda California para saldar la deuda.  El gran temor americano es que la armada inglesa en el Pacífico era superior en términos de buques, armamento, hombres, experiencia y entrenamiento a la armada americana que bloqueaba los puertos mexicanos.  Afortunadamente para los americanos, Gran Bretaña no intervinió.

Antes del incido de la guerra políticos americanos importantes como John Quincy Adams y Abraham Lincoln se opusieron a ella, tanto por motivos humanitarios como por motivos políticos, Lincoln incluso cuestionaría la versión de los hechos del casus belli presentada por James Knox Polk.  Años después el entonces teniente Ulysses Grant diría de la guerra que:  “Siempre estuve duramente opuesto a la anexión de Texas, e incluso hoy veo la guerra, que resultó de ese asunto, como uno de los conflictos más injustos jamás peleado entre una nación fuerte y una débil; fue un ejemplo de una república siguiendo el mal ejemplo de las monarquías europeas, con un deseo no de justicia sino de adquirir territorio adicional”, (nota:  en ese entonces Estados Unidos se veía como el paladín de los ideales republicanos contra el sistema monárquico) años después Grant llegaría a ser general, sería un héroe en la Guerra Civil americana y llegaría a ser presidente de Estados Unidos.  Sin embargo, el éxito de la guerra supondría un aumento en la popularidad del presidente americano John Knox Polk, se dice que su esposa anexó a un collar la pluma de oro con la que Knox Polk firmó la declaración de guerra; Knox Polk moriría de cólera en 1849 tan sólo 103 días después de abandonar la presidencia de Estados Unidos.  La guerra elevó los bonos políticos del general Zachary Taylor, comandante del Ejército americano de ocupación del Norte.  Taylor sería electo presidente de Estados Unidos después de Polk, y moriría durante su mandato en su segundo año presidencial, no se sabe a ciencia cierta si murió de diarrea, cólera o gastroenteritis.

Aunque en un principio se vió como la victoria una hazaña en Estados Unidos (debido a la férrea resistencia ofrecida por los soldados mexicanos), y como un cumplimiento de la Doctrina Monroe que les permitía adquirir más territorio y extenderse de costa a costa, la guerra contra México les traería algunos problemas.  Antes de la guerra había tensiones entre esclavistas y abolicionistas, Knox Polk era un declarado esclavista, los abolicionistas se negaban a aumentar el número de estados esclavistas y los esclavistas buscaban más escaños en el Congreso.  La solución para los esclavistas fue adquirir más territorios al sur de la línea del compromiso de Missouri; a excpeción de California, los nuevos estados y territorios serían esclavistas.  El territorio añadido en realidad aumentó la tensión entre esclavistas y abolicionistas, aumentando los votos de esclavistas en el Congreso Americano.  Finalmente, éste sería uno de los factores que llevarían a la Guerra Civil americana, la guerra que en números absolutos ha costado más vidas de soldados estadounidenses (en la guerra ambos bandos eran estadounidenses), Texas peleó del bando confederado (esclavista).  Los Estados Unidos aprenderían la lección y jamás volverían a hacer un intento serio de comprar o anexar por la fuerza territorio de México.

No hay comentarios:

Publicar un comentario