jueves, 22 de diciembre de 2011

La Tregua de Navidad.

La Navidad es una época de paz y armonía en la que todos los cristianos conmemoran el nacimiento de su Salvador.  En lo personal, es mi época favorita del año por el clima de paz y amistad y por la agradable temperatura que se siente en donde nací, casi siempre hace calor excepto en ésta época.  Históricamente durante la Navidad se producen treguas en las guerras, una de las más famosas fue la Tregua de Navidad de 1914, durante la Primera Guerra Mundial.  La tregua sucedió en realidad, y fue notable por haberse dado espontáneamente sin negociaciones en un conflicto muy sangriento, a pesar de las órdenes de los mandos superiores ordenando el fin de la tregua y el reinicio de las hostilidades, órdenes que siempre fueron desobedecidas.  La tregua de Navidad ha inspirado libros, canciones, documentales y hasta películas, una de ellas es Joyeux Noël (2005), con la bella Diane Kruger.



La primera guerra mundial había comenzado oficialmente el 28 de agosto de 1914 entre las potencias coloniales europeas.  Al principio del conflicto los beligerantes trataron de ganar una guerra rápida, y los alemanes estuvieron a punto de hacerlo, pero no pudieron capturar París, por lo que se produjo un estancamiento en el que los soldados se atrincheraron para no retroceder y contener los avances enemigos.   Durante 4 meses habían estado disparándose entre sí por lo que era de esperarse que se produjera rencor entre la tropa de ambos bandos; sin embargo, la Navidad hizo que para fines de diciembre de 1914 reinara el espíritu navideño entre ambos bandos.  El Papa Benedicto XV había estado haciendo llamados para una tregua por la Navidad, pero ningún gobierno en guerra aceptó la tregua.

La tregua comenzó entre los rangos más bajos de los soldados.  Por el tiempo pasado en los combates, las trincheras eran vistas como si fueran sus casas, por lo que previo a la Navidad los soldados alemanes en las inmediaciones de Ypres, Bélgica, habían estado decorando sus trincheras con motivos navideños.  El día de Nochebuena los germanos empezaron a poner velas y candelas en las trincheras y en improvisados árboles de Navidad (los bosques belgas tenían muchos árboles que podían ser usados), después los teutones empezaron a cantar villancicos desde sus trincheras, a lo que los británicos respondieron cantando villancicos desde la trincheras aliadas, pronto alemanes y británicos empezaron a gritarse mutuamente saludos navideños:  “Merry Christmas!”, en inglés, “Fröhliche Weihnachten!” en alemán.  Un ex soldado inglés contó que en un sector cercano a Ypres los británicos estaban en sus trincheras en la Nochebuena, él estaba de guardia en la noche y por lo tanto era obligatoria estar alerta a pesar de estar a 4 grados bajo cero, con hielo y nieve y con bruma.  En medio de la noche un grupo de soldados salió a poner más alambre de púas (generalmente había mucha actividad en la noche en la Primera Guerra Mundial, para actuar al cobijo de la oscuridad), cuando de pronto una bengala iluminó el cielo, los soldados se apresuraron a cubrirse y preparar sus armas, temiendo un ataque alemán, cuando de pronto vieron varios soldados germanos acercarse con candelas en la tierra de nadie, cantando “Stille Nacht, Heilige Nacht” (Noche de Paz), tras de eso todos se relajaron.  Al día siguiente los británicos mostraban letreros de Feliz Navidad a los alemanes y aventaban regalos de Navidad a las trincheras germanas.

En otros lados la tregua comenzó cuando los soldados de un bando gritaban saludos o felicitaciones de Navidad al bando contrario, generalmente los alemanes comenzaban el intercambio de palabras.  Después de eso acordaban caminar la mitad del camino y esperar a que el contario recorriera la otra mitad para encontrase, el trato era hecho por miedo a ser capturado o disparado.

Soldados británicos y alemanes en la tierra de nadie durante la tregua de Navidad.

El capitán Sir Edward Hulse, barón de Hulse, cuenta que a las 8:30 AM del día de Navidad se acercaron a las trincheras cuatro alemanes, les ordenó regresar y detenerse a la mitad del camino, pero los teutones siguieron hasta el comienzo del alambrado de púas.  El capitán Hulse confía en su instinto en lugar de su entrenamiento y se acerca con algunos compañeros a los alemanes desarmado, ya que ellos también iban sin armas.  Comienzan a hablar de varios temas, y uno de ellos le dice que había vivido en Suffolk, Inglaterra, y que dejó una novia y una bicimoto de 3.5 caballos de fuerza, el alemán le da una carta para su novia.  Deciden no dispararse mutuamente y verse en la mitad de la tierra de nadie, donde trazan una línea.  A las 10 de la mañana el capitán Hulse regresa a las trincheras y las vé desiertas, encuentra alrededor de 150 hombres fuera de ellas y unos 1000 más en otro lugar, al ver a su grupo se une a ellos, se arma un silencio y pide ver un oficial alemán, hablan por medio de un intérprete (el cap. Hulse hablaba también francés, pero no los alemanes), ambos llegan a un acuerdo de tregua:  ninguno dispararía hasta que el oponente lo hiciera; con lo que se crea un armisticio sin intención.  Entonces ambos bandos empezaron a cantar diversas canciones, hasta que arriba el superior del capitán Hulse, el mayor George Paynter, se arma un silencio y se suceden los saludos marciales, el mayor Hulse desea a todos una feliz Navidad y saca de su bolsillo una gran botella de ron, lo que instiga el clima festivo.  El cap. Hulse cuenta una anécdota, un soldado escocés le ofrece un cigarro a un soldado alemán, el germano pregunta:  “¿de Virginia?”, le responden:  “¿así es, corte directo?”, y responde el alemán:  “no gracias, yo sólo fumo cigarros de Turquía”, eso hace reír a todos los presentes.  Horas después, los alemanes regalan unos guantes al mayor Paynter.

El día de Navidad (un día muy frío con el suelo congelado), fue cuando se dio el más fuerte intercambio de regalos y cuando la fraternización fue mayor.  Los soldados de ambos bandos salieron a saludarse, darse la mano e intercambiar regalos.  En un sector los alemanes obsequian un gran barril de cerveza a un oficial inglés y en correspondencia le da un pudín navideño al alemán; los intercambios eran frecuentes:  jamón, vino, pan negro alemán, cerveza, ron, etc.  Los que fueron barberos y peluqueros antes de la guerra cortan el pelo gratis a quien lo desee.  Los soldados cantan canciones y villancicos juntos, entre ellos “Stille Nacht” (Noche de Paz) y “It’s a Long Way to Tipperary”, etc.  El villancico Noche de Paz es el más conocido y es cantado en francés, inglés y alemán.  En los Vosges donde combaten alemanes y franceses se da también la tregua.

Uno de los motivos por los que se hace la tregua es para enterrar a los muertos, que yacen en la tierra de nadie insepultos.  Ambos bandos acuerdan dejar acercarse al contario hasta las trincheras para remover a sus compañeros muertos y son enterrados a la mitad, después de retirarles identificaciones y enseres personales.  En memoria de los muertos celebran ritos religiosos y ambos bandos descubren algo que también tienen en común:  la religión cristiana.  En los servicios se escucha el salmo 23 en alemán y en inglés:

El Señor es mi pastor, nada me falta.
En prados de hierba fresca me hace reposar,
me conduce junto a fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el camino justo,
haciendo honor a su Nombre.
Aunque pase por un valle tenebroso,
ningún mal temeré,
porque Tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Me preparas un banquete
en frente de mis enemigos,
perfumas con ungüento mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu amor y tu bondad me acompañan
todos los días de mi vida;
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

Pasados los funerales en muchos sectores se organizan juegos de fútbol, ¡aún en la guerra llevan pelotas de fútbol o improvisan pelotas de fútbol!  Se organizan cascaritas de todos contra todos, o en bandos organizados.  En uno de los sectores los alemanes juegan contra los fusileros reales galeses (Royal Welch Fusiliers), el resultado es 3 a 2 a favor de los alemanes.



En algunos lugares no hubo tregua y siguieron los combates, pero en casi el todo frente occidental la tregua espontánea es observada y el clima de camaradería reina en donde antes había combates.  En muchos lugares donde se observa la tregua se acuerda formalmente un fin a la tregua

Los mandos superiores no están de acuerdo con la tregua y ordenan el regreso de las tropas al combate, pero son desobedecidos por los soldados, o son obedecidos, pero los soldados apuntan para errar sus tiros.  Cuando la artillería dispara, sólo dispara a unos momentos precisos o y a lugares muy equivocados.  En un sector uno de los beligerantes avisa que un oficial superior va a visitarlos, por lo que les piden se cubran porque deben disparar forzosamente.  

Al final la tregua se va diluyendo y los soldados poco a poco comienzan a combatir como antes, aunque en algunos lugares los combates son muy ligeros y en otros la tregua dura hasta marzo de 1915.  En el frente oriental se produce una tregua espontánea como la de Navidad en la Pascua de 1915 entre rusos y alemanes.
Para evitar incidentes similares los generales de ambos bandos amenazan a sus tropas con castigos, rotan a las tropas para evitar que fraternicen con los que tienen rango similar y ordenan incursiones para despertar antipatías.  En la Navidad de 1915 se producen leves treguas, pero en 1916 y 1917 los alemanes intentan repetir la tregua de Navidad y son ignorados por las tropas aliadas, que son severamente amenazadas por sus oficiales.

La tregua de Navidad ha sido vista como un episodio muy noble, de paz y camaradería en medio de una guerra sangrienta, incluso ha sido mitificada por algunos.  Ha inspirado poemas, libros, películas, etc.  Yo les recomiendo el capítulo “La Tregua de Navidad” de la serie “Días que Conmovieron al Mundo” de la BBC, refleja hechos reales que pueden ser comprobados buscando las fuentes.  La tregua de Navidad ha sido vista como una de las últimas muestras de caballerosidad en las guerras, por combatientes con costumbres bélicas del siglo XIX, de antes de que la guerra fuera un asunto industrial, pero más que nada habla de que las tropas no querían la guerra, y es una de las razones por la cual en las ceremonias de la Primera Guerra Mundial se honra a los soldados que pelearon en ella y no a los generales y almirantes que los enviaron a combatir sin ningún miramiento.

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