viernes, 6 de abril de 2012

Agnus Dei.

Jesús, el cordero de Dios, ha sido condenado a muerte.  Vapuleado, coronado de espinas en son de burla, maltratado por los soldados romanos, es obligado a cargar su cruz en un estado muy maltrecho.  Junto a él van a ser crucificados dos ladrones comunes, Getas y Dimas, los tres marchan al suplicio en lo que se llama Via Crucis (camino de la cruz en latín), hasta llegar al monte Calvario (Gólgota en griego, de una palabra en arameo que significa calavera).


Durante el trayecto algunos seguidores lo apoyan, como Santa Verónica, de quien se dice que obtuvo una impresión del Santo Rostro al enjugar la cara ensangrentada de Cristo con un paño.  Otros van a burlarse y maltratarlo, de ahí surge la leyenda del judío errante.  Otros sólo ven con morbo la ejecución de Jesús.  Jesús cae, y no puede más por tanta tortura y el calor de Jerusalén, por lo que los oficiales romanos designan a Simón Cireneo para que ayude a Jesús a cargar la Cruz.  Llegados a la cima del Calvario Jesús es clavado a la cruz, tradicionalmente se cree que se usaron tres clavos, en parte para significar la Santísima Trinidad.  Su cruz es izada aproximadamente a la hora sexta (12 del mediodía) y es dejado ahí para morir.  Muchos de sus seguidores se esconden por miedo, son pocos los que van a verlo, entre ellos su Madre, María, y Juan, su Discípulo Preferido; entre los espectadores hay muchos enemigos de él y se mofan de Jesús.  Si vieron la película “La Pasión de Cristo” de Mel Gibson, tendrán una idea muy aproximada del suplicio del Salvador, aunque Mel Gibson exagera un poco en la violencia y sanguinario del evento.

Aún estando en la Cruz, después de haber sido cruelmente torturado y con gente burlándose de él, con los dolores de la Pasión sigue su doctrina del perdón y del amor y exclama:

“Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”.  Los ejecutores no saben que están matando y han torturado al hijo de Dios, cualquier otra persona hubiera clamado venganza, así mismo en la mitología grecorromano el dios o el padre del dios habría se habría vengado, pero Jesús le pide a su Padre Celestial que los perdone, porque no saben que están cometiendo Deicidio.  ¡Si en México la gente siguiera el ejemplo Divino, no habría el actual baño de sangre!

Jesús está crucificado entre dos ladrones.  Gestas, en su desesperación por escapar, le dice:  “si en verdad eres el Hijo de Dios, sálvate, y sálvanos!”, a lo que Dimas contesta:  “¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?  Y nosotros, con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho”.  Y dijo:  “Jesús, acuérdate de mí cuando vayas a tu Reino”.

Jesús responde:  “En verdad, en verdad os digo que hoy mismo conmigo estarás en el Paraíso”.  Jesús predica el arrepentimiento y el perdón, Dimas, en el momento de su muerte, reconoce que Jesús es Dios y se arrepiente de sus pecados, y también le suplica misericordia, a lo que Jesús le promete la Salvación.

Jesús dijo después:  “Tengo sed”.  Jesús fue capturado la noche anterior, antes no había derechos humanos, por lo que es muy improbable que le hayan dado de comer y de beber, a esa hora ha de haber tenido mucha sed.  Esto pone de relieve su gran fortaleza y determinación, así como lo cruel del castigo, Jesús en casi un día no come ni bebe, lo último es muy peligroso para la salud, ya que el cuerpo se deshidrata y pierde electrolitos.

Jesús voltea a ver a su afligida Madre, quien está con San Juan Evangelista al pie de la Cruz, y exclama:  “Madre, he ahí a tu hijo, hijo, he ahí a tu Madre”.  Jesús, como buen Hijo, se preocupa de su Madre, y le encarga a San Juan que cuide de ella.  Asimismo, los intérpretes bíblicos ven éste pasaje como un simbolismo de que María es Madre de todos los cristianos.

Tras horas de estar en la Cruz, con el dolor, el suplicio y las burlas, Jesús empieza a sentirse solo y abandonado, y exclama:  “Eli, eli, lama sabachtini”, que se traduce como: “Dios mío, Dios mío, ¿por qúe me has abandonado?”.  Los presentes se asustaron creyendo que hablaba al profeta Elías, pero es porque Jesús se siente solo, Jesús se encarnó y se hizo hombre, y también sufre y siente dolor, pero aún así acepta voluntariamente con su Pasión y termina el Acto de la Redención.  Con éste pasaje se reflejan en Jesús las profecías de Isaías sobre el Mesías.

Mientras Jesús está en la Cruz los soldados se juegan a las suertes la túnica de Jesús, túnica sin costuras, con lo que se cumplió la profecía:  “Se han repartido mis vestidos, han echado a las suertes a ver a quién le toca”.

Al acercarse la hora novena (las tres de la tarde), Jesús sufre los estragos de la tortura, la falta de alimentos y agua y de la crucifixión, y exclama:  “Consummatum est!”, “¡Todo está consumado!”.  Está consumada la tortura, Jesús no puede más y está a punto de fallecer, pero también está consumado el Supremo Sacrificio, con su muerte los pecados están lavados y el hombre nuevamente puede acercarse a Dios.  Cada vez que el sacerdote consagra la Hostia se rememora el Supremo Sacrificio, como decía un sacerdote de la escuela jesuita donde hice la secundaria:  Cada vez que se consagra la Hostia Jesús se planta frente al Padre y dice, mírame Padre, aquí estoy haciendo nuevamente el Acto de Redención.  También, ya no se necesitan más sacrificios, más que la Consagración del pan y del vino, Jesús suprime para siempre los sacrificios de animales, ya no son necesarios ni pueden compararse a la Consagración.

Finalmente, a la tres de la tarde Jesús exclama:  “Padre, ¡en tus manos encomiendo mi espíritu!”, da un grito y muere.  Jesús no puede más con la crucifixión y fallece, por lo que le encomienda su espíritu a su Padre Celestial, queda consumado el Acto de la Redención del hombre.

El Evangelio luego nos cuenta que debido a la proximidad de la Pascua los ejecutados fueron descolgados, pero antes los soldados romanos se aseguraron de que estuvieron muertos, puesto que la consigna era ejecutarlos y cumplir la orden, de no hacerlo habrían estado en problemas.  A los ladrones les rompen las piernas con un mazo, al ver a Jesús se dicen entre ellos que ya está muerto, y seguro que sí, puesto que eran especialistas en ejecuciones y tenían mucha experiencia, pero se cercioran clavándole una lanza en el costado.  Con esto se cumple la orden Divina de no quebrar los huesos del Cordero Pascual.  Seguro la Virgen María sintió una gran pesadumbre al ver a su Hijo querido muerto.




Hace muchos años había una teoría de que Jesús no murió y sólo quedó inconsciente, y que despertó la mañana del Domingo de Pascua.  Es imposible, Jesús no recibió comida ni bebida en muchas horas, fue duramente azotado por los romanos por órdenes de Pilato en un intento de apaciguar a los sacerdotes y quedó muy maltrecho, fue coronado de espinas por los soldados romanos, quienes se burlaron de Él y le pusieron un manto color púrpura.  Fue obligado a cargar por varios metros una cruz hasta que ya no pudo más y tuvieron que ayudarle a cargarla.  Jesús fue clavado a la Cruz durante tres horas, y le clavaron una lanza en el costado, leyendo el Evangelio se concluye que la lanza atravesó el pulmón (“…de su costado brotaron agua y sangre…”), con el golpe de lanza y la herida habría sido suficiente para matarlo.

La crucifixión era un método común de ejecución en tiempos de los romanos.  No se sabe a ciencia cierta quienes empezaron a ejecutar por crucifixión, pero los persas de Ciro el Grande ya lo usaban como por el siglo VI antes de Cristo.  Los cartagineses lo debieron aprender de los persas y seguro los romanos lo aprendieron de los cartagineses.  La crucifixión era un método muy cruel y vergonzoso de ejecutar a un reo, por lo que el Derecho romano prohibía que los ciudadanos romanos fueran crucificados, por lo que los extranjeros (principalmente los reos de sedición), los prisioneros de guerra y los esclavos eran crucificados.  Cuando los romanos derrotaron la rebelión de los esclavos de Espartaco ejecutaron a todos los prisioneros crucificándolos junto a la Vía Ápia, se dice que más  de 6,000 esclavos fueron ejecutados.  Las formas de crucificar eran atando al reo con sogas o clavándolo en la Cruz, la última de éstas formas debió de haber sido más dolorosa y más rápida forma de ejecutar a alguien.  La víctima de crucifixión no tenía apoyo para el cuerpo, por lo que respirar era difícil y eventualmente moría por asfixia, aunque la muerte no era rápida, podía tomar días, se sabe por la tradición que el apóstol San Andrés fue crucificado en una cruz con forma de X (cruz de San Andrés) y duró dos días predicando desde la cruz antes de morir.  Los romanos nombraban equipos especiales para crucificar, eso lo sabemos por referencias antiguas, como los ejecutores debían quedarse hasta que la víctima muriera, aceleraban la crucifixión rompiendo las piernas del reo, como hicieron con Gestas y Dimas.  Para mayor humillación, los romanos dejaban a las víctimas tras la muerte en la cruz, para que se pudrieran y sus restos fueran devorados por los depredadores y las aves de rapiña, esto era un escarmiento contra quien pensara atentar contra el estado romano, en el caso de Jesús por acercarse la Pascua los sacerdotes no permitieron que sus restos quedaran al aire libre.  Eventualmente, el emperador Constantino el Grande suprimió la crucifixión en el año 337 por respeto a Jesús.

Y cabe la duda, ¿existió Jesús?  Es algo difícil de responder, lo más seguro sería ver las Actas romanas de la Crucifixión, los romanos era un pueblo muy apegado a Derecho y elaboraban actas oficiales, aún hoy se conservan las Actas del Martirio de San Policarpo (totalmente genuinas, a diferencia de otras actas de martirio, en ellas San Policarpo es tratado de impío y el juez romano de excelentísimo), pero Jerusalén está en una zona muy disputada que ha cambiado de manos durante varios siglos, por lo que es casi seguro de que las actas fueron destruídas.  Flavio Josefo habla de Jesús en “Antigüedades de los Judíos” libro XVIII, capítulo 3 habla de Jesús, pero es probable que se trate de un párrafo añadido en la Edad Media.   Plinio el Joven habla de Cristo y los cristianos en el año 112 (Plinio el Joven escribe sobre Cristo, partes 96 y 97 del texto), no se habla de forma tan favorable por lo que es probable que el pasaje sea cierto.  Tácito en el año 116 (Tácito escribe sobre Cristo) habla de Cristo, de su crucifixión por Poncio Pilato y de que fue durante el reino de Tiberio, tampoco habla muy favorablemente de Cristo y los cristianos, por lo que puede que el pasaje sea verdadero.  Entonces, tenemos referencias muy tempranas sobre Cristo, por lo que es probable que haya existido, es también seguro que Poncio Pilato sí existió.

Datación de la crucifixión.

El Evangelio da algunos datos sobre la crucifixión, muy escuetos, pero sirven para datar la fecha exacta.  Sabemos que fue en Viernes, sabemos que fue durante la Pascua judía y conocemos bien las costumbres judías.  La Pascua se celebra el 14 de Nisán, el calendario judío es lunar y cada 19 años se le añade un mes extra para cubrir la diferencia con el calendario solar.  El 14 de Nisán corresponde a luna llena, no es claro, sin embargo, si el viernes santo cayó en 14 de Nisán o en 15 de Nisán.  Teniendo estos datos, y estimando el año, se puede saber la fecha exacta de la crucifixión en calendario juliano (el programa Stellarium permite simular cómo se veía el cielo en una fecha dada).  El gran Sir Isaac Newton calculó la fecha como el día Viernes 23 de Abril del año 34 después de Cristo (DC).  En 1990 el astrónomo Bradley Schaefer calculó la fecha el Viernes 3 de Abril del 33 DC.  John Fotheringham hizo un excelente trabajo calculando la fecha.  Concluyó que la crucifixión debó de haber sido entre los años 27 y 34 DC, según los nombres de los personajes históricos manejados en el Nuevo Testamento.  Si la crucifixión fue el 15 de Nissan, entonces la única fecha que coincide fue el Viernes 11 de Abril de 27 DC.  En cambio, si la crucifixión fue el 14 de Nissan, como la mayoría de la gente lo toma, entonces los años en que el 14 de Nissan cayó en viernes, según sus cálculos, fueron el 30 DC y el 33 DC, por lo que las fechas alternativas serían el Viernes 27 de Marzo del 30 DC y el Viernes 3 de Abril de 33 DC.  Por último, el Evangelio menciona durante la crucifixión una gran oscuridad, no pudo haber sido un eclipse solar, porque la Pascua judía se celebra en 14 de Nisán, como el calendario era lunar ése día corresponde a luna llena, por lo que es imposible un eclipse solar, ya que éstos solo ocurren en luna nueva (en luna llena la tierra está entre el sol y la luna, por eso nos llega la luz reflejada por la luna, en luna nueva la luna está entre la tierra y el sol, por eso no vemos la luna, porque el sol ilumina el lado oculto).  La única explicación posible es que se haya nublado el día sobre Jerusalén con una gruesa capa de nubes o que haya caída una gran tormenta sobre Jerusalén.

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