domingo, 8 de abril de 2012

Cristo, Vencedor de la Muerte.

Jesús ha muerto, cruelmente azotado, horriblemente castigado es crucificado y expira.  Lo bajaron de la Cruz y lo sepultaron en una tumba prestada por el San José de Arimetea, un hombre rico miembro del Sanhedrín, quien le pidió a Pilato autorización para sepultar a Jesús, Pilato consulta a un centurión y se asegura de que Jesús esté muerto.  La Madre de Jesús está desolada; sus seguidores están desperdigados y escondidos por miedo, al parecer, es el fin de su movimiento.

Por petición de los sacerdotes Pilato manda poner una guardia de soldados romanos y un sello en la tumba, para evitar que los seguidores de Jesús roben el cuerpo y digan que revivió. 

En un acto de piedad las mujeres, seguidoras de Jesús y consistentemente presentadas por San Marcos con más fé y valor que los seguidores de Jesús, van a uncir con aceites su Cuerpo, antes de llegar a la tumba se preguntan cómo van a mover la gran roca que sella la entrada, pero al llegar ven que la roca está movida, el Cuerpo ausente, el Sudario doblado y a la entrada un Hombre (el Evangelio da a entender que es un Ángel) vestido con una larga túnica blanca y que le dice a las mujeres:  “¿Por qué buscáis entre los muertos al que Vive?  Él no está aquí, ha resucitado”.  Éstas últimas palabras constituyen la base de la fé, la piedra angular, de toda la religión cristiana en sus múltiples denominaciones.  Según una antigua tradición cristiana Jesús estuvo 40 horas en el Sepulcro, por lo que resucitó a las 7 de la mañana del Domingo después de la Crucifixión.



La ciencia nunca podrá comprobar o desmentir la Resurrección de Jesús, es algo que sólo compete a la fé, y como decía el Papa Juan Pablo II, ciencia y religión son dos alas diferentes.  El aceptar la Resurrección de Jesús es algo personal, que depende de las creencias de cada quien, y debe de respetarse tanto como los que creen en otra cosa o no creen en nada.  La Resurrección de Jesús es el fundamento del cristianismo, como escribió San Pablo:  “si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana es nuestra fé”.  ¿Quién adoraría como Dios a un ejecutado con el método más infamante de la época y que se sabe está muerto?  Nadie.  Con su Resurrección Jesús vence al pecado, a la muerte y nos da la esperanza de resucitar nosotros también.  En las creencias grecorromanas la muerte es algo aborrecible, temida como el fin, tras la muerte las almas bajaban al Hades y pocas iban a los Campos Elíseos, los judíos tenían una visión muy negativa de la muerte también; en la religón grecorromana la muerte es irreversible e invencible, ningún héroe la vence, Orfeo no pudo revivir a su amada Eurídice, Hércules entra y sale del Hades por Cerbero y al final muere, hasta los dioses se someten a la muerte, ya que Asclepio y Pan mueren y no reviven, Homero en la Ilíada y la Odisea describe la muerte de los héroes diciendo: "negra muerte se abatió sobre los miembros de...", pero Jesús la vence con su Resurrección y nos da la esperanza a todos de poder hacerlo en el Día Final.

En sus Apóstoles podemos ver las emociones humanas, todos temen y se esconden, cuando antes habían sido fervorosos siguientes.  Pedro jura que nunca lo va a abandonar, pero tras ser acusado Jesús lo niega y llora al acordarse de las palabras de su Maestro, pero se arrepiente y Jesús lo perdona, según los Evangelios es Pedro el primer hombre en ver la tumba vacía, y al verlo de nuevo en el mar de Galilea se arroja de la barca y nada hasta donde está Jesús; Juan, joven y noble de espíritu, se compadece y permanece junto a la Madre de Jesús, después describe un Evangelio con excelentes frases; Judas Iscariote se decepciona al ver que Jesús no pretende un movimiento armado, y como está más preocupado de las cosas materiales y de las finanzas, lo vende por 30 míseras monedas de plata; Tomás, incrédulo, como mucha gente, al enterarse de la Resurrección de Jesús no cree a los Apóstoles y les dice que no lo creerá hasta no verlo y hasta no introducir el dedo en las llagas de las manos y la mano en la herida del costado, Jesús se aparece y le dice que introduzca sus dedo en las llagas de la mano y que introduzca su mano en el costado, se hinca y exclama:  “Señor mío y Dios mío” y Jesús dice:  “tú crees porque has visto, bienaventurados los que creen sin haber visto”.

Al enterarse de la noticia los sacerdotes sobornan a los guardias romanos para que digan que los seguidores de Jesús robaron el cuerpo mientras ellos dormían: “mientras dormíamos los discípulos vinieron y vimos cómo robaban el Cuerpo” o “sus discípulos vinieron de noche y lo robaron mientras dormíamos”.  Cuando se escribió el Evangelio esa versión aún la contaban.  Pero no pudo haber sido cierta, para empezar hubieran sido severamente castigados por Pilato.  También sabemos por fuentes clásicas que los vigías romanos tomaban turnos de guardia en las noches, cada vigía despertaba al siguiente al terminar su turno y el quedarse dormido en la guardia era castigado con la muerte, ya que ponía en peligro a todos sus compañeros, es de esperarse que fuera ejecutado a golpes por sus mismos compañeros, se sabe que durante la insurrección de Espartaco el general Craso mandó diezmar a sus tropas en represalia por haber sido derrotados, cada décimo soldado era muerto a golpes por sus 9 compañeros, en el siglo V antes de Cristo (AC) Livio documenta la práctica.  Los romanos tienen malas experiencias con guardias dormidos.  En el año 390 AC los galos invaden Roma, derrotan a los ejércitos romanos que pelean con tácticas de hoplitas y obligan a los defensores de la ciudad a atrincherarse en el monte Capitolino.  Una oscura noche, mientras los guardias dormían los galos asaltan los muros y los escalan, cuando los galos se acercaban los gansos sagrados de Juno empezaron a hacer un gran escándalo, que despertó al joven ex cónsul Marco Manlio Capitolino, quien se acercó corriendo a los muros al escuchar los gansos sagrados y al asomarse se topó cara a cara con un galo, ambos se quedaron sorprendidos y M. Manlio Capitolino lo agarró de los brazos y lo precipitó al vacío, mientras combatía el ruido despertó a los demás guardias y los galos fueron rechazados.  El episodio terminó con una delegación romana que se logró escapar en busca del desterrado general Marco Furio Camilo, quien llega cuando los galos y los romanos negocían para levantar el sitio, el jefe galo Brennio exige una gran cantidad de oro, en ese momento irrumpe M. Furio Camilo y exclama:  “«Non aurum, sed ferro, recuperanda est patriae» (No con oro, sino con hierro se recupera la patria) y arroja su espada a la balanza, las negociaciones se rompieron y en el combate que le siguió los galos fueron decisivamente derrotados en un feroz combate callejero y Roma fue liberada.

Ya lo he escrito antes, Jesús es el único personaje histórico que me gustaría conocer, si hubiera una máquina del tiempo la usaría para conocerlo personalmente.  Jesús cambió la historia, es el único personaje que la divide, los años se cuentan antes de Él y después de Él.  Entre los historiadores clásicos se maneja la tesis de que la adopción del cristianismo cimbró al Imperio Romano en sus cimientos.  Es tal la significación de Jesús que la escena más recordada de la excelente película “Ben Hur”, con Charlton Heston, no es la épica y excelente escena de la carrera de aurigas en el circo, ni la muy bien hecha escena de la batalla naval, la escena más recordada de la película es una en la que no hay acción, sino todo lo contrario, cuando un exhausto y sediento Ben Hur clama por agua, que le es negada por el centurión romano que conduce a los esclavos, entonces se acerca un Hombre que da de beber a Judá Ben Hur, del pocillo surge más agua de la que puede contener, jamás se ve de frente quien le da el agua, pero se entiende que es Jesús, cuando el centurión se acerca furioso a reprender al que desobedeció la orden se queda paralizado el ver a Jesús, entre sorprendido, admirado y estupefacto; años después cuando Ben Hur intenta dar de beber a Jesús durante la crucifixión los soldados romanos patean el vaso de Ben Hur, puesto que él es mortal puede ser castigado por los romanos en la película.



Jesús destaca por su Doctrina, radicalmente diferente a las de antes:  “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y más importante. Pero hay otro semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley se fundamenta en estos dos Mandamiento”, responde cuando los fariseos pretenden entramparlo preguntándole cuál es el mandamiento más grande; en otra ocasión cuando una multitud pretende lapidar a una mujer adúltera le preguntan su opinión a Jesús y responde:  “El que esté sin pecado que arroje la primera piedra”, lo que salva a la mujer de una muerte segura.  También hace un cambio radical frente a los dogmas antiguos, ya que no sólo se debe amar al prójimo:  “Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo (Lv 19,18) y odia a tu enemigo. Pero yo les digo: amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Así serán dignos hijos de su Padre del cielo, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos”.  ¡Si el día de hoy algunos en México escucharan estas palabras de Jesús no habría violencia!

Entre los romanos y en la época de Jesús la cruz era signo de infamia, era odiada y repudiada.  Pero tras el Sacrificio de Cristo se convirtió en el símbolo de la Fé cristiana  y pasó a ser algo venerado.  Hoy todas las denominaciones cristianas tienen a la Cruz como símbolo.

Jesús vino a éste mundo y convivió con la gente más sencilla y humilde, e incluso con los rechazados en la época, reflejo de eso es la frase:  “Los últimos serán los primeros”.  Él mismo era de oficio carpintero, sus Apóstoles son carpinteros, pescadores, recolectores de impuestos (uno de los oficios más impopulares en la época), etc.  Sus parábolas son dirigidas a la gente sencilla.  Jesús cura a toda la gente, incluídos los que son repudiados en la época, como los leprosos, y da mucho valor a las contribuciones de la gente sencilla, como en la historia del diezmo de la viuda pobre.

Jesús viene y predica el amor, el perdón y la paz, el mejor reflejo es la famosa frase del Evangelio de Juan, 3:16:  “Porque tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito para que todo aquel que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.  Es sin duda el Evangelio la mejor parte de toda la Biblia, y el Evangelio de San Juan es el que tiene la forma más sublima y elegante.  Incluso los no cristianos comentan el valor del Evangelio, Mahatma Gandhi (un gran personaje del siglo XX) refiere que cuando estudió Derecho en Inglaterra leyó la Biblia, y el Antiguo Testamento le pareció aburrido, pero el Evangelio le gustó mucho, hay que recordar que Gandhi era hindú.  Jesús es sin duda el mejor poeta y el mayor filósofo de todos los tiempos, el Sermón de la Montaña es de los mejores pasajes jamás escritos, junto a lo que le sigue de “vosotros sois la sal...”, comparaciones cargadas de dramatismo:

Bienaventurados los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los afligidos, porque serán consolados.
Bienaventurados los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Bienaventurados los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Bienaventurados ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

Jesús con su Sacrifico demuestra que es el Amigo Fiel, el Pastor preocupado por su rebaño, y abole para siempre los sacrificios de animales, es por eso que no andan tan errados los que clasifican a Jesús como el primer activista de los derechos de los animales.

Y para terminar, pongo el epitafio de San Dámaso, santo conmemorado el día 11 de diciembre, cuyo epitafio pone de relieve la Esperanza en la Resurrección:

QVI GRADIENS PELAGI FLVCTVS COMPRESSIT AM ARCS,
VIVERE QVI PRAESTAT MORIENTIA SEMINA TERRAE,
SOLVERE QVI POTVIT LAZARO SVA VINCVLA MORTIS,
POST TENEBRAS FRATREM, POST TERTIA LVMINA SOLIS
AD SVPEROS ITERVM MARTHAE DON ARE SORORI,
POST CINERKS DAMASVM FACIET QVIA SVRGERE CREDO.

Él, que caminando sobre las olas pudo apaciguar la tormenta y calmar el mar embravecido, Él, que da vida a las semillas moribundas de la tierra, Él, que pudo romper las mortales cadenas de la muerte, y que después de tres días de oscuridad pudo traer de nuevo al mundo al hermano de su hermana Martha, Lázaro, Él, creo, hará que Dámaso se levante de nuevo del polvo.

¡Felices Pascuas!

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